REGINA
La misma rutina de siempre; por la mañana me levanto de la cama, me aseo debidamente, tomo el desayuno, salgo de casa, me monto en el auto y me dirijo al trabajo; esto último en conjunto con mi hermosa hija son los motivos más importantes para continuar con esta vida tan monótona.
Después de un día productivo decido salir un par de horas antes de mi horario habitual; tuve que cancelar las últimas dos sesiones con mis pacientes, pero es que yo ya no rendía para más. Lo único que deseaba en ese momento era poder ir a recoger de la escuela a mi princesa, llegar a casa y pasar una excelente tarde de películas con ella, o lo que sea que hiciéramos pero juntas.
Decido manejar dirección a mi casa, aun no es la hora de ir por Sylvia, así que no es mala idea ir a cambiar mi atuendo por uno más cómodo. Estaciono el coche, entro en mi hogar y me dirijo a la cocina por un poco de agua; de repente se escucha un ruido, como si de golpear la pared se tratase. De primera instancia temí que alguien pudiera haber entrado a robar, pero la curiosidad pudo más y me dispuse a subir las escaleras que conducen hacia las habitaciones. Lamentable decisión. Camine por el pasillo que hay entre estas y mientras más me acercaba a mi habitación el sonido se intensificaba, logrando así distinguirlo mejor.
Abro la puerta lentamente haciendo el menor ruido posible, encontrándome con la escena más desagradable, una que tal vez ya esperaba ver hace tiempo. Mi marido teniendo sexo con otra mujer.
No se habían percatado de mi presencia, claro, como hacerlo si esta última montaba a Michael como actriz porno, completamente desnuda, gimiendo como loca; se balanceaba de adelante hacia atrás mientras la cabecera de la cama golpeaba fuertemente la pared. Me inunde de rabia e impotencia; quería gritarles, quería tomar del cabello a la perra que se estaba follando a mi esposo y sacarla de mi casa en las condiciones que se encontraba, quería agarrar a golpes a cualquiera de los dos.
Pero claro que no iba a iniciar con ninguno de esos escenarios, no haría un espectáculo demostrando que me importaba el hecho de haberme sido infiel. No cuando las constantes peleas, discusiones, borracheras por su parte, me fueron agotando a tal punto de matar los pocos sentimientos que tenía hacia "mi esposo"; pero no creí que llegaría tan lejos. De antemano sé que no es la primera vez que me engaña, pero si la primera vez que lo descubro tan...... explícitamente. En ocasiones anteriores, llegaban a su celular mensajes y llamadas de números desconocidos obviamente solo para mí; salidas a altas horas de la noche de las cuales regresaba visiblemente alcoholizado, con chupetones en el cuello y un inconfundible olor a mujerzuela y perfume barato.
XXX
Yacía un zapato que se encontraba tirado en el suelo y con brusquedad lo envié de un puntapié que impacto contra un mueble cercano haciendo el ruido suficiente para que los dos voltearan a verme; la mujer se quitó inmediatamente de la posición en la que se encontraba, cubriendo su cuerpo desnudo con mis sabanas favoritas. Sus ojos se abrieron al máximo y su mirada se alternaba entre Michael y yo; me imagino que cuestionándose internamente quien era la persona que los había descubierto.
¿Enserio Michael? En mi casa? En mi maldita cama? –le recrimine entre dientes, con una mirada de asco.
¿Quién es ella? –pregunto la mujer.
¡ERA! su esposa –me adelante a responder. Esta miro a Michael sorprendida, pero comenzaba a enfurecer. El no miraba a nadie, simplemente se dispuso a encender un cigarro, cínicamente.
Pero claro! No te dijo que tenía esposa, ni muchos menos una hija –la mirada de la mujer se volvió a posar en mí.
Creíste que eras la única? Que te amaba? JA por favor querida, sabes a cuantas se ha follado simplemente el ultimo...... mes? –le dije, con una sonrisa burlona, mirada de superioridad y petulancia.
Vamos! No puedes ser tan tonta –suspire claramente irritada, sosteniendo el puente de mi nariz –ay sabes que, fuera de mi casa –corrí a la mujer, apuntando hacia la puerta. Se levantó de la cama y se vistió.
Imbécil –le dijo a Michael mientras caminaba a la puerta, y este asintió poniendo los ojos en blanco –lo lamento, no tenía ni idea, de verdad. –me dijo; no la mire, solo asentí levemente. Agacho la cabeza y salió del lugar.
XXX
Esto no es un burdel! No puedo creer que hayas traído a una de tus golfas a la casa. –le grite, una vez la mujer ya no estaba presente. Lágrimas pugnaban por asomarme de mis ojos y contradecían la fortaleza de mi voz, pero eran más de coraje que de tristeza.
Me excitas mucho cuando estas furiosa, ya te lo había dicho? –me dijo mientras se ponía de pie y se vestía. Era enserio lo que me estaba diciendo?!
Tu sí que no tienes vergüenza, verdad? No puedo creer tu cinismo. Ni siquiera te importo que fuera el hogar de nuestra hija. ME DAS ASCO! –le grite. –iré por MI HIJA, cuando regrese no quiero verte. Recoges todas tus porquerías y te largas de aquí. –Salí de la casa azotando la puerta a mis espaldas, subí a mi auto y arranque haciendo rechinar las llantas en el pavimento.
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Dime Que Me Amas
RomanceDespués de llevar una vida relativamente buena, esta se ve destruida por la terrible infidelidad de su marido. A consecuencia de este acto; Regina junto con su pequeña hija se ven en la necesidad de abandonar el que por bastantes años ha sido su hog...