Dime Que Me Amas

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ELIZABETH

No dejo de pensarla. Nació en mí la necesidad de saber de ella a cada momento; quiero hacer las cosas bien con ella, pero temo arruinar todo si acelero las cosas. Con ella quiero disfrutar el viaje, quiero que todo fluya, la quiero para mí y por eso me estoy tomando el tiempo para que, por si sola se fije en mí; en que puedo ofrecerle todo lo que desea, que puede tomar todo de mí.

No sé exactamente en qué momento me comencé a enamorar; pudo haber sido en eso encuentros casuales donde los pequeños saludos se convirtieron en conversaciones, o tal vez cuando me tomo el tiempo de apreciar su fotografía en su contacto de su red social, también cuando luego de estar en el mismo lugar juntas sentí que no podía estar lejos de ella aun cuando hubiera más personas a  nuestro alrededor. Es tormentoso pasar tanto tiempo sin verla o hablar con ella. Me di cuenta cuan enamorada estoy al ser consciente de que mi corazón no latía con la misma intensidad como cuando estoy con ella.

XXX

Continuamos hablando por mensajes o llamadas, más seguido de lo normal; me ilusionaba pensando que ninguna de las dos se cansaba de hablar en cualquier momento del día. Poco a poco pasaban los días y hablamos más y más, contándonos anécdotas, platicándole a la otra sobre el día a día.  Todo iba perfecto, parecía que nada saldría mal y que algo tuve que hacer bien en la vida para que resultaran las cosas  a mi favor. En ocasiones tonteaba con ella diciéndole lo hermosa que es, insinuando la larga fila de pretendientes que pudiera tener, nada subido de todo para no asustarla y que al final terminara alejándose de mí. Mi temor más grande es que mis avances topen con pared y que con todo esto lo único que pueda lograr con ella es que me vea única y exclusivamente como amiga.

REGINA

Me gusta su manera de tratarme, su forma de pensar tan madura y racional, de cómo su visión de la vida es tan relajada y hace que todo fluya, de cómo logra comprenderme, de su sentido del humor. Me sorprendo de como soy más real, sincera, feliz, coqueta cuando estoy con ella.

Jamás me había planteado salir con una mujer,  sentimentalmente. En mi adolescencia no tuve esa etapa experimental donde se diera la oportunidad de besar a alguien de mí mismo sexo. Creo que no había llegado la persona con la que deseara hacerlo. Me sorprendo a mí misma imaginando la suavidad de su piel, el sabor de sus labios, de cómo se sentirá el contacto de su lengua con la mía, sí se lograrán acoplar perfectamente como tanto deseo. Esos pensamientos vienen con mayor frecuencia y hacen que mi libido este por los cielos.

No me considero una persona muy sexual, pero últimamente me pierdo pensando en eso la mayor parte del tiempo. Quiero sentir la suavidad de su piel en contacto con la mía, sentirnos desnudas, disfrutar su calor y su humedad. Quiero agotarme de hacerlo, quiero que me instruya en lo que me resulta tan desconocido. Deseo que sacie estas ganas que contengo, primero de una manera romántica, pero también de una forma burda y obscena, sin pena de demostrar los deseos más primitivos que guardamos.

Quiero ser suya y hacerla mía de vuelta. Deseo ser poseída por ella; que explore cada rincón de mi cuerpo y descubra como hacerme disfrutar.

XXX

Decidí no enfrascarme tanto en el trabajo y pasar más tiempo con Sylvia, inmiscuirme en sus actividades escolares y es por eso que frecuentaba a más padres de familia para realizar diferentes actividades que se realizaban en su escuela. Me tomé el tiempo de socializar, conversar con más personas y todo aquello resultaba gratificante.

Me encontraba en un festival en la escuela de mi hija; ella junto con sus compañeros realizarían un bailable. Estaba sentada, revisando mis redes sociales en mi celular mientras esperaba el turno de Sylvia para salir al escenario.