REGINA
Al finalizar la semana, ya tenía todo preparado para la fiesta de mi pequeña Sylvia. Amistades invitadas, adornos puestos, regalos comprados y escondidos, el pastel mañana lo traerían temprano. Todo estaba perfectamente organizado, pues quería que todo saliera acorde a lo planeado para que mi hija disfrutara de su día.
En el transcurso de los días, Sylvia me recordaba constantemente mandarle la dirección a su profesora, ya que estaba muy emocionada con la idea de su presencia. La admiraba e idolatraba.
Sentada en mi cama, con la espalda recargada en la cabecera de esta; sostenía mi celular con la intensión de escribirle a Elizabeth e indicarle el lugar y hora del evento.
{En línea/Regina Miller}
-Ubicación enviada.
-Buenas noches, profesora Elizabeth. Disculpe la molestia, solo es para dejarle la ubicación de la casa. –a los pocos segundos me respondió.
{En línea/Elizabeth Williams}
-Regina, buenas noches. Que sorpresa! Imagine que había retirado su invitación o se había cancelado la fiesta. Y con el "Elizabeth" es suficiente, no se preocupe.
{En línea/Regina Miller}
-No como cree, en lo absoluto. Simplemente que creí prudente enviársela hasta ahora para que así no se olvidara. Disculpe por dejar que creyera eso.
{En línea/Elizabeth Williams}
-No importa, es un alivio saber la razón. –así transcurrieron unos cuantos segundos sin saber que más escribir, aunque las dos seguíamos en línea.
{En línea/Regina Miller}
-Bueno, Elizabeth. Me despido. Que tenga una maravillosa velada y mañana la esperamos a eso de las 4 pm, por aquí.
{En línea/Elizabeth Williams}
-Estaré ahí sin falta. De nuevo, muchas gracias. Que tenga una excelente noche, igualmente. Saludos a Sylvia.
{En línea/Regina Miller}
-Gracias, que descanse. –bloquee el celular y lo deje encima del buro. Mañana será un gran día.
XXX
Sábado, y ya tenía todo listo para cantarle la canción de cumpleaños y soplar las velas del pastel. Sylvia estaba hiperactiva con la idea de recibir muchos regalos. Corría de aquí para allá jugando con sus amigos; mientras que los padres de estos conversaban animadamente con otros y disfrutaban de la tarde.
Observaba a mí alrededor para cerciorarme que a ningún invitado le hiciera falta algo; después de todo debía ser una buena anfitriona. La tímida llegada de Elizabeth acaparo mi atención, pues se notaba indecisa y cohibida con los pasos que daba. Me acerque a ella para saludarla eh invitarla al interior de la casa.
-Regina, como esta? –Me saludo con un beso en la mejilla –ha decorado todo muy bien; Sylvia se ve muy contenta.
-De verdad lo cree? Debo confesarle que estoy algo alterada por desear tener todo listo para hoy y que mi pequeña tenga el mejor día.
-Tómese un respiro, todo está perfecto. –me decía mientras acariciaba levemente mi brazo.
-Tiene razón; venga, acompáñeme a tomar algo. Llega justo a tiempo, en un momento partiremos el pastel. –asintió y me siguió.
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Dime Que Me Amas
RomanceDespués de llevar una vida relativamente buena, esta se ve destruida por la terrible infidelidad de su marido. A consecuencia de este acto; Regina junto con su pequeña hija se ven en la necesidad de abandonar el que por bastantes años ha sido su hog...