Capítulo 8

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- ¿¡¿¡¿¡Quéeeeee!?!?!?

- Y-yo digo para... e-eh digo para conocernos mejor y eso. - dijo nervioso al ver mi reacción. - ¿No es lo que querías? Me ibas a preguntar eso, ¿no?

- Ah sí, sí, es verdad. Lo siento por reaccionar así, es que nunca me han pedido una cita, por eso he reaccionado de esa manera... - dije mirando hacia el suelo.

- Oh, ¿enserio? Pero si eres una chica super agradable.

- Bueno, es que no me ha llegado a interesar el conocer a una persona. Supongo que por eso nunca me han dicho nada y si alguno me decía algo siempre lo ignoraba.

- ¿Y cómo es que eso ahora a cambiado? - preguntó enarcando una ceja.

- Bu-bueno e-eso es porque... - dije mientras mis mejillas se tornaban a un color carmesí.

En ese instante Tae se empezó a reír y me estrechó entre sus brazos mientras me acariciaba la cabeza.

- Enserio Mi Soo, nunca me cansaré de tus reacciones. - dijo aún entre risas.

- ¡Oye, no te rías de mí! - dije con un puchero.

Nos quedamos mirándonos y sentí la famosa sensación en el estómago de las dichosas mariposas. Antes podía pensar que eso era un tontería y que solo ocurría en las películas o series, pero ahora ese pensamiento se esfumó. Se sentía tan bien que no me lo creía ni yo. Seguro que parecía una tonta enamorada, pero no me importó porque realmente estaba feliz.

- Hmm, ¿qué tal si quedamos el sábado cerca del centro comercial?

- El sábado está bien. ¿Qué te parece en la cafetería que hay en la esquina?

- Perfecto, ¿a las 5 te viene bien?

- Sí, pero... ¡Voy a tener que esperar cuatro días! ¡Se me van a hacer eternos!

- No seas tan dramática, nos vemos todos los días por la noche y si vas al convini también me verás.

- Ya, bueno pero no sé, lo del sábado es diferente, es especial. - dije con un tierno puchero.

- Oh, entonces el tiempo que pasamos charlando en este banco no es importante para tí. Que decepción... - dijo posando su mano sobre su pecho y con una mueca de dolor.

- ¡No! Yo no he dicho eso, pero tengo muchas ganas que llegue ese día.

- Yo también Mi Soo.

Y nos quedamos mirándonos como un par de tontos enamorados.

- - - - - - - - - - - - - - - - -

Pasaron los cuatro días que se me hicieron eternos, todas las noches nos encontrábamos en nuestro banco y hablábamos sobre cosas triviales. Nos volvimos más cercanos y resultó ser que teníamos bastantes gustos en común. Nunca me había sentido así de a gusto con una persona, ni incluso con mis amigas.

Aunque fuera sábado y tenía una cita por la tarde, tuve que ir a la floristería de mi madre para ayudarla. Le debía un favor así que no tuve más remedio que ir.

Llegué a la tienda y busqué a mi madre para saludarla.

- ¡Omma, ya he llegado!

- ¡Hija! Menos mal que ya estás aquí, corre, ayúdame con estas flores, que hay un camión fuera con más.

- Claro omma, ya voy.

Las horas estaban pasando más rápido de lo que me imaginé, creo que al estar ocupada, mi mente no pensaba tanto en lo de la tarde, así que agradecí al camión que vino por la mañana. Solo quedaba media hora y podría irme a casa, pero mi madre me llamó.

- Mi Soo, ¿te puedo preguntar una cosa?

- Claro omma, ¿qué ocurre?

- Hoy te he visto muy feliz, ¿a qué se debe este humor que traes hoy? - preguntó curiosa.

- Bueno, igual es porque esta tarde tengo una cita... - dije algo tímida.

- ¿¡Qué, enserio!? Oh, hija que feliz estoy por tí. - dijo mientras me dejaba sin oxígeno por el fuerte abrazo.

- ¡Ya, omma! ¡Para! - dije quejándome.

- Lo siento Soonie, pero estoy emocionada por esto. Pensé que nunca iba a tener un yerno.

- ¿Omma, no crees que te estás adelantando? - dije avergonzada por las palabras de mi madre.

Ella no sabía que ese mismo chico ya lo había estado viendo por más de una semana y que éramos bastante cercanos. No me molestó su comentario, pero creía que era demasiado pronto como para estar pensando en esas cosas. Ni siquiera estábamos saliendo y no quería formarme una idea en la cabeza porque podría ser un fracaso, aunque mi corazón no sentía eso.

- Bueno omma, yo me voy ya, que tengo que comer y prepararme para la tarde. Cuídate. - dije mientras le daba un beso en la mejilla.

- Gracias hija, lo mismo digo. Que te vaya bien en tu cita~~ - dijo canturreando.

Sabía que mi madre había estado preocupada, porque nunca había mostrado ninguna intención de buscar pareja y mi madre comenzó a temer de que pasara el resto de mi vida sola. Creo que exageraba un poco, pero ella siempre me repetía que una persona como yo, se merecía una vida mejor, llena de felicidad y mejor si todo eso lo compartía con alguien a quien quisiera.

Tal vez tenía razón, pero hasta hace poco no había sentido esa necesidad. Todo cambió rápidamente cuando conocí a Tae. Tenía miedo de que, al suceder todo tan rápido acabara en fracaso, pero mi sexto sentido me decía que estara tranquila y que dejara actuar a mi corazón.

Singing under the moon // TAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora