Capítulo 9

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Eran poco más de las cuatro y media de la tarde, estaba preparada mirándome en el espejo. Me había puesto una falda negra con una camisa de líneas blancas y negras. Me gustaba demasiado el color negro. Para darle un toque de color al conjunto, me pinté los labios de un color rojo. Pensé que igual sería muy cantoso, así que lo difuminé para darle un toque más sutil. Opté por llevar unos pendientes brillantes y un pequeño collar de plata con una piedrita que relucía. Cogí un pequeño bolso con lo necesario y antes de abrir la puerta me dije que todo iba a salir bien. Agarré la manilla de la puerta y la abrí para dirigirme a la cafetería. Tardaría unos veinte minutos en llegar, así que iba con el tiempo suficiente.

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Llegué a la cafetería cuando faltaban cinco minutos. Me asomé por el cristal del lugar y divisé, que en una mesa situada en una esquina se encontraba Tae esperándome. Llevaba un pantalones negros ajustados con una camisa blanca que tenía unos pequeños adornos en las mangas. Dios, se veía asombroso, genial, fantástico, fabuloso... noté que ya me había ruborizado y con un suspiro entré al establecimiento.

Me acerqué lentamente hacia él y le llamé, ya que no se había enterado de mi presencia al estar jugando con sus manos mientras las miraba.

- Hola Tae. - dije con una sonrisa.

- ¡Mi Soo! Ya has llegado, ho-hola. - dijo mientras se intentaba levantar algo nervioso.

- ¿Has esperado mucho? - pregunté preocupada.

- No, tranquila. He llegado hace un par de minutos. - respondió algo más tranquilo.

- Oh, menos mal. Esto... ¿te apetece tomar algo? - pregunté con una sonrisa.

- Claro. - respondió devolviendome la sonrisa.

Mientras esperábamos lo que habíamos pedido, notaba que Tae estaba algo nervioso. Me extrañó ya que él no solía ponerse así. Parecía que los papeles habían cambiado porque yo me encontraba bastante tranquila.

- ¿Tae, estás bien? - pregunté preocupada.

- E-eh, sí, sí. Bueno... es que... yo te quería decir que... estás muy guapa. - dijo algo sonrojado.

En ese momento, me podía haber dado un ataque de ternura, se veía tan adorable que pensaba que todo esto era un sueño.

- Gracias Tae, tú también estás muy guapo. Me gusta el pendiente que llevas, es muy bonito. - dije mientras le miraba.

- Gra-gracias... esto... ¡Oh mira han traído nuestras bebidas! - dijo para cambiar de tema seguramente, se le seguía notando el rubor de sus mejillas y no pude evitar soltar una pequeña risa.

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Pasámos poco más de una hora en la cafetería, a medida que avanzaba el tiempo, notaba que el ambiente se relajaba y Tae ya no estaba tan nervioso. Volvía a ser el de siempre.

Como el principal objetivo de esta cita era saber más del otro, no parábamos de hacernos preguntas. Unas eran tontas, otras sobre gustos y algunas un poco más personales.

Después de la cafetería, fuimos a pasear por el paseo que había al lado del río Han. Pude conocer más sobre el pasado de Tae, al igual que él sobre el mío. Habíamos congeniado perfectamente, parecía que estabamos hechos el uno para el otro.

En algún momento del paseo, acabamos entrelazando nuestras manos, mientras veíamos el atardecer en el río Han. Nos miramos a los ojos y esbozamos una gran sonrisa tierna a la vez. Era demasiado perfecto para ser verdad. Sentía como nuestros cuerpos se acercaban lentamente y el ladeaba la cabeza mientras se acercaba más a mis labios y cuando pensaba que nos íbamos a besar... ¡Pum! El sonido de los fuegos artificiales hicieron que saltase del susto y nuestros cuerpos se separaran.

Mierda... pensé. Noté que Tae se había vuelto a poner algo nervioso y se rascaba la cabeza mientras miraba al cielo.

- Vaya... me he asustado. No me esperaba que lanzaran fuegos artificiales. - dije intentando sonar lo más calmada después de lo que había ocurrido.

- Ya.. esto.. ¿y si nos sentamos en el césped y los vemos?

- Buena idea.

Nos sentamos para contemplar el espectáculo, pero yo seguía pensando en lo ocurrido minutos atrás. ¿Era verdad que Tae me iba a besar? Instantáneamente me ruboricé y maldije en mis adentros por pasarme siempre lo mismo.

Acabamos otra vez con nuestras manos juntas, esta vez apoyadas una sobre otra en el verde césped.

Cuando acabó la exhibición, Tae me dijo que iría a una tienda cercana a comprar unos aperitivos, así que le esperé.

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Habían pasado diez minutos y Tae no había vuelto. Empecé a preocuparme y a crear historias en mi cabeza como que me había dejado plantada o algo parecido. Decidí acercarme a la barandilla que había para ver el río. Las pequeñas estrellas que había en el cielo, se reflejaban en el agua y parecían pequeños destellos, realmente se veía muy bonito. Me quedé absorta mirando el cielo y de repente empecé a oír una conocida voz.

Me giré y vi que Tae se acercaba hacia mí mientras cantaba. Me estaba cantando una canción y me sentía tan especial que inconscientemente empecé a llorar, eran lágrimas de alegría.

Un día

Escribí una larga, larga carta a la luna

No sería más brillante que tú

Pero encendí una pequeña vela

En un parque oscuro

Un pájaro sin nombre que canta

Dónde estás

Oh, tú.

¿Por qué estás llorando?

Tú y yo somos los únicos aquí.

Tú y yo.

Oh, tú.

Terminó la hermosa canción y yo sin pensármelo le abracé lo más fuerte que pude. Él correspondió mi abrazo y después de unos minutos se separó.

- Mi Soo, te quiero. - dijo con una sonrisa sincera.

Todo parecía un sueño, era demasiado bonito. Intenté procesar las palabras que me había dicho y al comprenderlas y sentir lo mismo, no dudé en responderle.

- Tae, yo también te quiero. - dije entre lágrimas de felicidad.

- No llores Mi Soo, que entonces empezaré a llorar yo también. - dijo mientras me separaba de él y me limpiaba las lágrimas con sus pulgares.

- Tengo algo que preguntarte. - dijo aclarándose la garganta - Mi Soo, eres una persona a la que aprecio mucho y se ha vuelto muy importante en mi vida, y por esa misma razón me gustaría que fueses mi novia. - dijo decidido.

- Ta-Tae... yo... ¡sí quiero!, claro que quiero ser tu novia, te quiero mucho y también te has vuelto una persona muy valiosa para mí en tan poco tiempo. Al principio tenía miedo de que mis sentimientos fueran tan rápidos, pero veo que los tuyos son iguales. Así que estoy tranquila por eso y creo en mi corazón. Por eso digo que sí.

Los dos sentíamos lo mismo, no podía ser más feliz en ese momento. Mientras miraba a Tae, él me apegó a su cuerpo y me regaló una sonrisa llena de amor. Rodeé su cuello entre mis brazos y acto seguido nuestros labios fueron acercándose hasta acabar en un tierno beso lleno de cariño.

Ese fue nuestro primer beso y jamás lo olvidaría. Este era el comienzo de una nueva etapa en mi vida y ya no iba a preocuparme por pasar el resto del verano sola, ni los siguientes...

Singing under the moon // TAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora