Narra Aria
No debí hacerle caso a Aaron, definitivamente. Sabía que acabaría perdiéndose por ahí en busca de alguna chica y me dejaría aquí sola, en mitad de una estúpida fiesta. Estoy parada junto a la barra de aquel sitio que parecía una discoteca, sólo que estaba al aire libre, en realidad era bonito el sitio, la compañía no mucho.
No paro de darle vueltas a mi bebida sin cero alcohol, y sí, tampoco bebo, ¿vale? Soy algo así como una monja en pleno club de alterne, cualquiera se lo pasaría bien pero yo estoy más agobiada que Doraemon en una aduana. Apartó un momento la mirada de mi bebida y observó como justo a mi lado ha parado un chico, supongo que para pedir algo, logic. Las apenas luces del local hace que sólo se le vea parte de la cara, pero se podría decir que es un tío muy sexy... basta, Aria, tu bebida, justo ahí tienes que mirar.
Suelto un pequeño suspiro mientras dejo mi bebida a un lado e intento subir en aquel taburete tan poco estable sólo para buscar a ese idiota que tengo como mejor amigo, es que en serio, lo mataré. Vale, he subido, mi torpedad ha decidido no aparecer hoy, gracias mundo. De repente, siento como una de las patas del taburete empieza a crujir de una forma muy extraña y... oops, aquí estás mi vieja amiga, te había echado de menos.
Sabía que el taburete se había roto y suponía que debía haber caído en el duro suelo, en cambio abro los ojos lentamente y lo veo a él. Bien, uno, o he llegado al cielo y acabo de encontrar a mi ángel de la guarda o, dos, ¿el chico de antes me acaba de salvar de la caída de mi vida? Una sonrisa juguetona aparece en sus labios y se los relame antes de acercarse un poco más a mí, hasta que su nariz está justamente pegada a la mía. Mi cuerpo se queda totalmente paralizado sobre sus brazos y por un momento pienso que de verdad me estoy muriendo, porque siento como se me corta la respiración.
- Creo que... -empieza con una voz bastante ronca al hablar sin borrar esa sonrisa que me está poniendo de los nervios- ...deberías tener más cuidado de a donde te subes, no se si estaré para salvarte de nuevo - vale, me estoy sonrojando y eso él no lo puede ver.
Logró volver a respirar con normalidad y carraspeo nerviosa mientras me bajo de sus brazos, no aparta su mirada de mi en ningún momento, es más parece que sólo quiere buscarme la mirada de nuevo.
- Emm... lo siento y gracias por la ayuda... -digo algo bajo mientras miro mis pies, sólo quería salir de aquí y cuanto antes mejor- Creo que definitivamente este no es mi sitio...
Tomo mi bolso con rapidez y no dudo ni un segundo en dirigirme a la salida del club. Mi alegría es bastante notable cuando he logrado salir de aquel sitio y puedo empezar a respirar algo de aire fresco, lo sucedido dentro me había puesto de los nervios, necesitaba volver a mi habitación, junto a mis amados libros, una buena taza de té y...
- ¿Cómo te llamas, preciosa? -un pequeño grito sale de mis labios al escuchar esa voz a mi espalda tan cerca de mí, seguido ahora de una risa suave por parte de él.
- Eh, ¿perdón? -pregunto nerviosa al darme cuenta de que este chico había salido del club tras de mí, no entiendo por qué lo había hecho.
- Te he preguntado que cómo te llamas, preciosa -dice metiendo sus manos en los bolsillos y rodando los ojos divertidos, definitivamente a la luz de la Luna era aún más guapo.
- S-soy Aria... -murmuró avergonzada mientras intento mensajearle a Aaron, ¿dónde estaba ese idiota cuando se le necesitaba?
El chico no para de mirarme bastante interesado y, cuando tomó mi teléfono, se agacha bastante sólo para intentar hacer que lo miré. Imagino que he puesto una cara bastante extraña al verlo ahí de nuevo porque él ha empezado a reír está vez bastante fuerte.
- Te noto muy avergonzada ahora mismo, preciosa, así que haremos una cosa... -toma mi teléfono con toda la confianza del mundo y me da la espalda divertido.
Pero, ¿este tío de que va? No puede quitarme mi móvil así, aunque lo ha hecho pero... no puede hacerlo y punto. Golpeó su espalda varias veces ahora algo enfadada hasta que consigo que el chico rarito se vuelva a girar con mi móvil en su mano. Se lo quito con rapidez y bufo molesta.
- ¡Eres un idiota! ¿Por qué me quitas el teléfono? Vas con todas las confianzas como si te conociera de algo, te he agradecido que me salvases de comerme el suelo pero... -antes de seguir hablando siento como unos suaves labios se estampan contra mi mejilla con una calidez que me desconcentra completamente.
- Yo soy Lucas, Lucas Rivera, pero tú puedes llamarme... y está noche estoy en tu cama, preciosidad - me guiña un ojo divertido después de su pequeña frase tan idiota como él.
No puedo evitar rodar los ojos con bastante mala cara y siento como alguien me toma del brazo, arrastrándome hacia otro lugar. Miro hacia delante para ver como Valerie sonríe con gracia mientras se despide de Lucas con la mano. Giro la cabeza para ver por última vez al chico y este me sonríe, tirandome después un beso. Es un tío bastante gilipollas... pero de los primeros que me ha echado un poco de cuenta a lo largo de mi vida.
- Aria Isabella Green, ¿estabas ligando con un chico bastante sexy en mitad de una playa? -pregunta juguetona una vez que nos hemos alejado de Lucas y yo no puedo evitar fruncir el ceño al escucharla- ...no puedo creerlo, es que sacas a una Aria doméstica de su entorno y se convierte en toda una leona en caza.
- Primero, no digas mi segundo nombre o tendré que decirle a todo el Instituto el tuyo, y eso sí que será gracioso - la risa que Valerie mantenía hasta hace un momento se corta de repente y sonrió orgullosa- Y segundo, no estaba ligando con nadie, ese idiota ha evitado que yo, cariñosamente, me comiera el suelo y me ha seguido hasta la salida, es sólo eso. -digo con evidencia ante la mirada de "no estoy para nada de acuerdo con lo que me dices" de mi hermana menor.
- Ajá ajá, haré como que te creo, chica -sin darnos apenas cuenta habíamos llegado a mi habitación, sacó la tarjeta de mi bolso y abro la puerta, escuchó el gemido lastimero de Val justo detrás de mi.
- ¿Podría quedarme con voso...? -decido cortarla antes de acabar la frase señalando la dirección hacia su habitación con una sonrisa bastante cínica hasta para mí.
Un gruñido enfadado sale de sus labios está vez antes de dirigirse de nuevo hacia su caótica habitación. Sentiría algo de pena por ella, pero ahora mismo sólo podía pensar en que mataría a Aaron en cuanto lo viese y en que me gustaría volver a ver a Lucas... sólo por curiosidad, jamás nadie se habría acercado a mí si no fuera para pedirme los apuntes o para ponerse en grupo conmigo y que yo acabará haciendo el trabajo. Por primera vez, alguien no sabía que yo era una empollona, tal vez era un idiota pero no pasará nada por probar, ¿no?
Aunque mejor me olvidó de lo que sea que ha pasado hoy, seguramente sólo se reiria de mí... aunque espero que no.
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Rumbo hacia ninguna parte.
Novela JuvenilSeguro que no es fácil para una madre que sus hijas tomen caminos diferentes en la vida, sobre todo si esos caminos están separados a miles de kilómetros. Pero, ¿qué pasaría si les organizas un gran viaje sorpresa como despedida? Aria, Valerie, Emil...