-¡Se me acaba de olvidar todo el temario!
-¿¡Dónde están mis botas, Emily!?
-¡Esta vez no fui yo, se cayeron a la piscina sin querer!
-¡Aaah, se me ha roto una uña!
A veces, tener una hija adolescente es una auténtica pesadilla, pero tener cuatro hijas adolescentes y con personalidades tan diferentes es el mismísimo infierno. Catherine Green, esposa del mayor empresario conocido en California, madre de cuatro escandalosas chicas y, a la vez, abogada de prestigio. Para ella era más fácil defender un caso de asesinato que controlar a aquellas chicas que tenía como hijas, así que solo se limito a esperar a que bajaran las escaleras como una manada de elefantes salvajes y empezaran a quejarse como cada mañana. En 5...4...3...
Tiempo record. Dos melenas rubias aparecieron por la puerta de la impecable cocina corriendo, seguido por dos furiosas chicas con ganas de pelear. Y ya estaban de nuevo.
-¡Mamá, Taylor acaba de manchar todos mis apuntes con el pintauñas! -una de las rubias abrió la boca tan exageradamente que casi se le cae.
-¡Ha sido un accidente, tú me has roto una uña! -Catherine suspiró y dejó su taza de café a un lado para ponerse de pie con los brazos cruzados.
-¡Y Emily ha tirado mis botas de fútbol favoritas a la piscina! ¿Cómo ganaré el partido de hoy sin mis botas? -preguntó con horror la última chica, haciendo que la otra rubia rodara los ojos.
-Oh vamos, Valerie, seamos sinceras. Todas sabemos lo mala que eres con esas botas o sin ellas.
-¡Yo la mato!
Catherine le dedicó una mirada asesina a su hija mediana, todos los días lo mismo. Aria, con 19 años, demasiado centrada en sus estudios como para que alguien se lo arruine. Valerie, de 17 años, con su gran afición por los deportes y el que todo salga bien. Emily y Taylor, las mellizas de 15 años que apenas se parecían en el físico, la bromista y la perfección en persona. ¿Acaso ninguna maduraría lo suficiente?
-Aria, no quiero dramas por tus apuntes, los arreglaremos. Taylor mañana te toca manicura, no te va a pasar nada si un día no tienes tus uñas perfectas. Valerie, eres buena con cualquier par de botas que te pongas, pero el hijo de la mucama te las llevará antes del partido. Y Emily, para con las bromas o no irás a la fiesta mañana.
Después de aquella sentencia por parte de su madre, todas tenían algo que decir. Pero antes de escuchar alguna queja, Catherine volvió a intervenir.
-Y como escuche la más mínima queja estáis todas castigadas, ahora coger vuestra mochila y tirando para clases. ¡Que es el último día!
No tuvo que decir ni una palabra más para ver como las cuatro chicas salían corriendo escaleras arriba en busca de sus cosas, sabían que no les convenían discutir con su testaruda madre. Mientras, ella soltó un largo suspiro cansado para volver tomar su taza de café y sentarse nuevamente.
Esto no podía seguir así, tenía que arreglar las cosas entre sus hijas, y cuanto antes mejor.
~0~
-Hey, hola.
Emily miraba tan absorta su teléfono que ni siquiera se fijo en el apuesto chico que estaba sentado a su lado. Desde luego un meme de Instagram era mucho mejor que aguantar idiotas. Aunque ese idiota fuese su mejor amigo.
-Ni mi mejor amiga me escucha, ¿por qué me odias tanto mundo cruel? -ni siquiera el dramatismo exagerado la hacía apartar la vista del teléfono, así que Jack solo se limito a quitarle el móvil y chasquear los dedos frente a ella.
-¡Estúpido, mi meme, idiota!
Casi en un abrir y cerrar de ojos pasó de estar sentada en aquel banco a estar justo tirada en el suelo con aquel chico sentado encima. Era la llamada "Maniobra maniobrosa para dominar a una Emily salvaje".
-¿Cuántas veces te he dicho que es ridículo que hagas tu maniobra maniobrosa o cómo se diga? -Emily suspiró rendida mientras su amigo miraba aquellos memes con una sonrisa burlesca.- Además, ¿qué clase de nombre es ese? ¿Eres tonto o pellizcas cristales?
-¿Acabas de llamarme tonto, idiota? Pues ahora te desinvito de mi fiesta y... -el chico pensó durante unos minutos un duro castigo pero lo único que se le ocurrió fue. -Te hago la ley del hielo, me hablas y te pego.
Emily lo miró bastante sorprendida por su espontánea rima, pero no tardo mucho en empujarlo para que cayera al suelo y se sentara ella encima soltando un gran "¡JA!".
-Naciste poeta porque cantantes ya había muchos, ¿verdad? -le quita de nuevo el teléfono para seguir viendo sus memes mientras Jack bufaba y la miraba con una sonrisa divertida.
-¿Preparada para la fiesta de mañana? He invitado también a Aria, Valerie y...Taylor. -Un grito frustrado escapó de los labios de la rubia al escuchar el nombre de su insoportable melliza.
¿Por qué tenía que invitarla a ella también? ¿Acaso no le bastaba con la hermana rubia enrollada que también tenía que invitar a la hermana rubia fresita? Podía permitir que invitase a la empollona, porque seguramente no iría, y a la macha pecho peludo, porque ni siquiera se acercaría a ella. Pero, ¿por qué a Miss Perfecta?
-¿De verdad, Jack? ¿Quieres arruinar tu fiesta? -este rodó los ojos al saber que se refería a su hermana, que casualmente estaba a poco metros de distancia hablando por teléfono.
-Deja de comportarte como una niña pequeña e ignorala, a veces eres un poco frustrante.
Como casi cagarla en cinco minutos por Jack Clifford. La mirada asesina de su mejor amiga rubia hizo que se le congelara hasta el corazón, eso si que era la ley del hielo, pero esta se limito a suspirar y asintió.
-Vale, lo siento, sé como me pongo con mi hermana. Pero como me quiera obligar a ponerme un vestido, te juro que llegará calva a tu fiesta. -Jack no pudo evitar incorporarse para abrazarla, extrañamente feliz.
Emily odiaba, definitivamente, el contacto físico. Pero él era su mejor amigo, así que no dudo en corresponder el abrazo aunque no muy cómoda. La pena es que a él si le gustaba el contacto físico, y sobre todo con la chica que estaba enamorado. Pero, ¿sabéis ese momento en el que el destino decide joderte la vida y arruinar los buenos momentos? Pues el destino decidió volverse rubia y usar pintalabios color rosa pastel.
-Em...Emily, emergencia 224, ya.
De un momento a otro, el chico se quedó solo sentado en el suelo viendo como las dos rubias casi idénticas corrían hacia un coche negro bastante grande. Después vio a otras dos chicas ya dentro del coche, que supuso que serían Aria y Valerie. Pero...
¿Que se suponía que era emergencia 224?
...........
Holi, hola, amores.
Pasaba por aquí para deciros que hacia tiempo que no escribía nada pero he decidido hacer esto y espero que os guste mucho.
Besitoss ♡
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Rumbo hacia ninguna parte.
Fiksi RemajaSeguro que no es fácil para una madre que sus hijas tomen caminos diferentes en la vida, sobre todo si esos caminos están separados a miles de kilómetros. Pero, ¿qué pasaría si les organizas un gran viaje sorpresa como despedida? Aria, Valerie, Emil...