'Encerrada en algún lugar oscuro'

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Capítulo Sexto:

A Katherine le dolía la cabeza, y no podía ni mover los dedos. Intentó abrir los ojos, pero solo se topó con que estaba vendada ¿En dónde carajo está? ¿Dónde está Louis? Él calor de aquel hombre aún seguía por su cuerpo y temió por su vida cuando escuchó una puerta crujir, para finalmente abrirse.

-¡Quien cojones eres! ¡Desátame o te las verás conmigo maricón! -Comenzó a gritar, pero solo recién se había dado cuenta de que estaba luchando contra unas ataduras. Empezó a maldecir con todo lo que sabía hasta que sintió un calor recorrer su cuerpo; le había abofeteado. -¿Te crees lo suficientemente hombre como para pegarle a una dama? Habla marica. -Escupió a dónde pudo; al parecer había dado en el blanco porque escuchó como ese hombre se limpiaba y la puteaba por lo bajo.

-Maricon las pelotas. Acá la única zorra eres tú. -Gritó para luego poner algo afilado contra su cuello. -Y será mejor que no luches porque sino será todo peor para tu amiguito. -Susurró dulce y macabramente el secuestrador al oído de Kath. Esa voz... de algún sitio la conocía. Intentó zafar las ataduras pero le fue inútil. Este río a carcajadas para luego tomar la cara de Katherine entre sus manos. -No podrás irte tan fácil, porqué me has jodido enormemente las pelotas Gatita. -Ahora depositó un beso que hizo que a Kath le entraran ganas de vomitar. Hizo lo posible para correr la cara, pero solo logró que este le volviera a pegar.

-¿Se puede saber que mierda te eh hecho? -Gritó con una voz quebradisa y ya en el punto de las lágrimas. Él le sacó la venda y los rayos de la poca iluminación que había le penetraron duramente los ojos.

Miró para todos lados; en esa habitación solo había una mesa y una bombilla de luz. Una pequeña -a decir verdad diminuta- ventana y las paredes que estaban pintadas de un negro azabache, cubiertas de mugre y suciedad. A un lado de la mesa, en una silla, estaba mi secuestrador.

Un hombre de unos ventitantos, el mismo con el que me había acostado días atras. Irónico, primera vez que mis relaciones me traen serios problemas. Él la miraba furioso, y ella solo dejó derramar cuantas lágrimas su organismo le permitió. Sentía miedo, mucho miedo.

Rara vez en la vida, su orgullo había desparecido; solo recuerda esa vez cuando con su amiga de la infancia estaban acampando. Ella le había dicho que había osos en el lugar, pero Katherine le advirtió que no le tenía miedo a bolas de pelos. A las horas, Kath estaba llorando en los brazos del guardabosques.

-¿P-porqué haces esto? -Susurró la morocha mientras otra lágrima caía por su mejilla adolorida. Le había pegado dos veces más, y le dijo que si no dejaba de llorar seguiría haciéndolo.

-Porque me jodiste la puta vida. Sabes Katherine, debes tener cuidado con quien te metes, porque eres muy bonita. -Susurró mientras le lamía el cuello. La morocha solo soltaba gemidos de dolor, pero ese señor se los tomó como un halago y los dejó pasar. -Me hiciste enamorarme de tí, debo admitir. -Exclamó mientras le jalaba de los pelos para adelante y le quitaba las ligaduras que estaban detrás de su espalda. Luego la colocó en el piso; estaba hecha un asco. En ese instante, se preguntó si Louis estaría intentando comunicarse con ella.

Tal vez, en este preciso instante, Louis estaba dándose una suave ducha y relajándose. Pues no sabía lo que a ella le estaba por suceder; él no tenía ni la menor idea de que a ella en este instante la estaban violando...

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