CAPÍTULO 3

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Desperté, me dolía todo, el dolor de cabeza me dejaba algo desconcertada por su intensidad.
Me senté en la cama algo mareada, las clases, no iría, no en ese estado. Puedo aprovechar para avanzar con el trabajo.
Saque mi ropa deportiva, un corto negro, una camiseta blanca y encima de esta una sudadera gris acompañado de mis tenis blanco con negro.
No tenía ningún medicamento para el dolor pues casi nunca me sucedía, pensé que si me distraía un poco se pasaría pero ya iba saliendo de casa y el dolor sólo se había intensificado, en el camino a la cancha grande y bien restaurada me encontré una farmacia pequeña, parecía no ser muy conocida y tener poca clientela. Entre al pequeño lugar, una anciana con el típico uniforme de enfermera blanco, bajita, morena y con lentes negros de un modelo muy gracioso, tenía el periódico en manos y estaba sentada en una silla frente al mostrador.
-Buenos días, disculpe será que me puede dar algo para el dolor de cabeza...De efecto rápido si es posible.
La señora se levantó de su lugar sin responder al saludo, cosa que aún me molestaba un montón en las personas y buscó en diferentes lugares hasta dar con un medicamento.
_¿Cuantos quiere?
_Dos, por favor.
Como si sus manos pesarán lo mismo que dos lingotes de plomo saco las tijeras de su bolsillo con una lentitud desesperante y de la misma manera cortó la tira para entregarme las dos pastillas en un sobre de papel perfectamente doblado.
_¿Cuánto le debo? - Sacaba el dinero de mi bolso.
_Son siete tsetos.
Le entregue el dinero y tomando el sobre con el medicamento salí del lugar y al llegar a la cancha en donde ya se encontraban las muchachas que eran parte del equipo saque mi botella de agua y tomé una pastilla.
_¡Mila! - la pelirroja se acercó con una sonrisa. - Eres rápida, haces un buen trabajo.
_Eso ya lo sé pequitas, gracias por no molestarte.
_De todos modos no tendría por que hacerlo sólo fue un beso. Ahora vamos llegas algo tarde.
Asentí siguiendo a la chaparra hasta el centro de la cancha donde ahora estaban todas las muchachas, siendo yo la 10 en ese lugar.
Leien haciéndome una seña con la mano me llevó al frente junto con ella.
_Chicas, ella es una novata que quiere entrar al equipo, hoy la ponemos a prueba, se llama... - se quedo algo pensativa así que yo lo complemente.
_Mila, díganme Mila. Es un gusto ser parte del equipo.
_Si...bueno, solo diré que si ella juega mejor que ustedes no se quejen de que les quite un puesto fijo en los partidos o participe más que alguna de ustedes.
Volteo a verme repentinamente, su tono de voz mandon me estaba irritando.
_No se si la enana manchada te lo dijo pero hoy hacemos físico den 5 vueltas a la cancha y luego empiezan los ejercicios reales.
Empezaron a trotar al rededor de la cancha en grupos de 2 a 3 personas, por delante nuestro estaba Leien a quien di alcance para así poder por lo menos saludarla.
_Buenos días Leien.
_Mila.
Nuevamente esa actitud arrogante, su mirada que transmitía desprecio a todo lo existente.
_No deberías estas tan seria desde temprano, empezar con una sonrisa no te hará mal.
_No tengo una buena razón para hacerlo ahora mismo.
_¿Y si te la doy yo?
_Me causa algo de curiosidad saber que harías pero creo que prefiero mantener distancia.
_Que tal si lo averiguas bajo la promesa de que yo no haga nada "raro", o mejor dicho nada que tu no quieras que haga.
_No me molesta esa idea.
_Entonces, ¿Quieres pasar la tarde conmigo Leien?
_Está bien.
Terminamos las 5 vueltas y ahí empezó el verdadero entrenamiento, un montón de ejercicios, mucha actividad física.
Ya estaba cansada y en el momento de hacer los abdominales sentía que mi abdomen quemaba, mi respiración algo agitada y mis mejillas rojas por el esfuerzo.
¿En que maldito momento olvide que lo único que hago bien es trotar y que soy muy antideportiva? ¿Cómo pude siquiera olvidar que mi resistencia no es la mejor por mi consumo continuo de cigarrillos?
El problema no fue olvidarlo, el problema real fue recordarlo en medio entrenamiento que debía lograr aguantar si quería acabar el trabajo de la mejor manera.
Sentía una tentación muy profunda a echarme en el piso, desobedecer las ordenes y dormirme ahí mismo, mi cabeza y mi cuerpo me jugaban algo chueco, mi mente diciéndome que solo faltaba un poco mas que no podía ser tan inútil como para no acabar el ejercicio y mi organismo pidiendo que le de un descanso, que tome algo de agua y que me vaya a dormir por unos tres días como mínimo.
Después de cumplir dos horas de entrenamiento exhaustivo que para mi pobre cuerpo para nada acostumbrado fue más como una tortura medieval que unos cuentos ejercicios, terminamos y en ese momento fue cuando las ganas de darme una ducha para limpiar mi sudor para después echarme en mi cama y no despertar hasta el viernes se hicieron más intensas.
Calmando las ansias de un descanso largo fui hacia donde se encontraba la chica esbelta de ojos verdes a la que poco parecía haberle afectado las dos horas de actividad física.
_Leien, iré a recogerte a las 4 ponte algo cómodo y asegúrate de verte linda como siempre.
_No digas esas cosas, estaré lista para esa hora.
_Mira eso es un cumplido, no hay nada de malo que yo lo diga siendo chica.
_Dijiste que lo haríamos a mi manera.
_Así será, pero esa es mi forma de hablar así que tal ves me cueste un poco mas de lo que creía.
_Sólo intentalo ¿si? Yo también estoy intentando.
_Está bien pero no prometo nada. Nos vemos.
Dicho eso tome mis cosas y sacando la pequeña toalla limpie mi sudor y luego de un solo trago me tome media botella de agua.
En el camino iba pensando que podría cocinar hoy que no fueran mis típicas y tan acostumbradas sopas instantáneas, unos sándwiches estarían bien. Esa fue mi decisión hasta que recibí un mensaje de Estrella diciendo que me esperaba en un restaurante no muy lejos del lugar en que me encontraba.
¿Quería verla? Aún no lo sabía, no quería verla sonriendo cuando ella bien sabe que tiene ganas de que yo desapareciera.
Llegue a aquel lugar nada llamativo me la encontré sentada mientras escuchaba música y al verme entrar se quitó los audífonos dejando su teléfono sobre la mesa.
Su atuendo siempre tan casual una falda azul oscuro no tan corta, como unos 12 centímetros por encima de su rodilla y un buzo amarillo muy largo Hasta por debajo de su cadera, unas zapatillas de un color mostaza que variaba al amarillo pero le quedaba bien, su cabello morado ahora ondulado recogido en una coleta alta. Creo haber olvidado dar el detalle de que Estrella ama cambiar el color de su cabello.
_Milanesa, Buenos días, que no se te olvide saludar es de mal gusto te quedaste algo colgada.
_Si...Yo lo siento Estrella. Buenos días.
Me miró con algo de curiosidad con una ceja levantada.
_¿Ropa deportiva? Quiero saber la historia detrás de esto.
_Es un trabajo nada más.
_Espero que la chica te haga las cosas fáciles por que se que no te gusta el deporte.
Trajeron la comida, algo de carne asada,una ensalada de remolacha y arroz, Yoyo lo había pedido antes de que llegara, nos dejaron ambos platos y la chica que nos atendió se retiró diciendo que ya traía las bebidas.
_No creo que sea muy difícil, ya avance un poco y no tengo ningún golpe o rasguño en el rostro. Es una chica tierna si puedes lograr que mantenga los ojos y la boca cerrados.
_¿Los ojos? - Me miró algo extrañada.
_Es que con su mirada parece querer fusilar a todo ser viviente.
_Sólo voy a decir...Buena suerte peque.
Empezamos a comer, ambas decidimos ignorar todo lo que sucedió el día anterior, aun no sabía si era saludable ignorar los problemas o deberíamos sacarlos a flote para tratarlos, pero creo que también prefería el trabajo fácil, supongo que por ahora estará bien.
_¿Que deporte es el que estás practicando?
_Basquetbol, su esquema de entrenamiento va a terminar matandome si no me apresuró.
_Siempre te has comportando tan reacia a la idea de hacer algún deporte.

CRUSHED (ChicaXChica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora