Capitulo 3: Helado y discusión materna

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Narra Alison:

- ¡Ali venga vamos a ver ahora la peli de Blancanieves!-gritó Nora despertándome de mi bonito sueño en el que yo estaba con mi querido Peeta.

-Nora, ¿y si mejor vamos al parque?- le conteste mientras intentaba despertar a mi yo interior. Llevábamos tres horas viendo la primera temporada de la serie preferida de mi hermana “Violetta”; bueno yo una hora y media pues el resto del tiempo estuve sobando. Pero es lo que le prometí anoche en medio de su rabieta; sabia que eso la calmaría (aunque fuera una tortura para mi, odio ese tipo de series).

- ¡NO QUIERO VER OTRA PELICULA!-siguió gritándome.

- ¿Y si te compro un helado?-le dije mirándola con una ceja levantada y media sonrisa.

Tras sopesarlo, comprendió que era la mejor opción por lo que salimos corriendo hacia la heladería donde nos compramos un helado de chocolate y nata cada una.

Al llegar, Nora corrió hacia los columpios mientras yo me sentaba en un banco cercano.

La cena de ayer seguro que fue la peor de la historia. Por lo menos para mí, pues no solo no quería estar allí sino que mi nuevo hermanastro, Lucas creo, no paraba de molestarme. ¡¿Quién se creía ese imbécil?! Bueno tal vez me pase de borde, pero no es que hablara mucho con chicos y lo poco que me hablaban era para insultarme o cosas por el estilo. No podía negar que los chicos eran muy guapos. Los gemelos, Max y Derek, con su pelo color miel y sus ojos negros; seguro encandilaban a todas las chicas como estuvieron intentando casi toda la cena con mi hermana. Pero, ¿en serio, será su hermanastra no pueden hacer una excepción aunque sea muy guapa? Lucas, era muy parecido a sus hermanos solo que su pelo negro destacaba junto con sus ojos grisáceos o negros, depende de la luz.

Javier, el peque era muy mono pero su pelo negro no le hacia sombra a sus ojos verdes destellantes. Tanta belleza no seria normal pero viendo a Luis… felicidades mamá te toco la lotería. A su edad su gran altura y su pelo negro con sus ojos grises, lo hacían un perfecto modelo de ropa intima. Creo que a todas las mujeres del lugar se les caía la baba cada vez que miraban a la mesa. Estuve toda la cena queriendo gritar, ¡compraros una vida y dejad la nuestra!

Resumiendo, no me llevéis a una cena que no quiero ir con unos playboys, me digáis que me tengo que marchar de mi querida casa y me molestéis sino queréis que me enfade.

Tras este repaso a la peor cena de la historia, llame a Nora y nos fuimos a casa mientras ella me contaba un capitulo de no se que serie (nótese mi interés).

Llegamos a casa encontrándonos a mi madre y a mi hermana (que todavía seguía enfadada) recogiendo las cosas del salón y cocina. Veréis, ayer mientras yo intentaba quitar el helado del vestido y de Nora, mi hermana y mi madre se enfrentaron por la repentina mudanza y sobre todo, por las dos semanas solos. Y se dio cierta mi teoría de la “discusión materna”; en toda discusión entre madre e hija, la progenitora siempre lleva la razón y gana. Tras esto mi hermana se marcho a su habitación pegando un portazo. Mi hermana llevaba razón no los conocíamos tanto como para tener que convivir con ellos; pero mi madre también tenia derecho a una luna de miel y a disfrutar de su marido. Además, no cambiarían los planes por una simple rabieta así que para que esforzarse.

Tras saludarlas, lleve a Nora a su habitación para que se pusiera su mono pijama de la Minie que le regale para su quinto cumpleaños (hace un mes). Y como buena hermana que adora a la Minie me compre el mismo solo que en mi talla, por lo que me obligo a ponérmelo. Tras una cena ligera y mi adorado vaso de leche; acosté a Nora en su cuarto vacio (pues lo vaciamos esta mañana) y empecé a guardar todas mis cosas en cajas. Tras dos horas y siete cajas después, mis estanterías estaban vacías al igual que mis cajones y las paredes desmanteladas de cuadros, posters y algún que otro dibujo.

Echaría de menos mi casa: las caídas por las escaleras, cuando me rompí un brazo en el árbol del jardín, enseñando a nadar a Nora en la piscina, nuestras bromas con bolas de pintura (reflejadas en manchas por los suelos imposibles de quitar), las fiestas de pijamas…

Era mi hogar, era mi vida; pero mi vida a cambiado y “Esta es mi nueva vida con los chicos”.

This is my new life with the boys- PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora