ABRAHAM MATEO: SUEÑOS CUMPLIDOS. PARTE 1

Abrí los ojos al oír sonar el despertador.

Eran las 6:15 y aún tenia las maletas por hacer.

Era pleno verano y mi familia y yo nos ibamos de vacaciones un mes a Andalucía, específicamente a Cádiz.

La verdad es que no tenía ganas de ir ya que me pasaría un mes sin mis amigas y sin nada, pero por otro lado si que quería porqué al fin y al cabo mi ídolo era de allí y quizá tuviera la oportunidad de conocerle. Se que esto no suena nada creíble, yo no tenía la suerte que tienen las chicas de las novelas de fan-ficción que se iban de vacaciones a la ciudad de su ídolo, los conocen, se hacen novios y tal. Más bien era lo contrario.

En fin, eran las 6:45 cuando terminé mi maleta y bajé a desayunar.

En la mesa se encontraban mis padres y mi hermana África

Me senté con ellos y hablamos del viaje.

Le pregunté a mi madre que qué haríamos en Cádiz, qué veríamos y esas cosas que se planifican cuando vas a viajar. Me dijo que iríamos a distintas playas muy bonitas, visitaríamos el centro de la ciudad y después pasaríamos algún día en dos pueblecitos: Jerez de la Frontera y San Fernando. Al oír San Fernando mis ojos se iluminaron, ya que mi ídolo era de allí

Una vez terminamos de desayunar me levanté y fui a mi habitación a cambiarme.

Me puse mis vans negras, unos vaqueros cortos y una camiseta de tirantes azul celeste por encima del ombligo que dejaba al aire mi pircieng. Quise ponerme guapa por si al llegar a Cádiz, conociera a Abraham, aunque como ya he dicho, no tengo la suerte de esas chicas de las novelas de fan-ficción.

Eran las 7:30 y ya estabamos en el coche rumbo a Cádiz.

Me esperan 6 horas largas de coche, por lo tanto voy a aprovechar para presentarme:

Me llamo Aroa y tengo 15 años soy

una adolescente que vive en Jávea (Alicante) perdidamente enamorada del joven cantante Abraham Mateo.

Las paredes de mi habitación estaban forradas con posters suyos y como no, con todo el móvil lleno de fotos y canciones suyas. Mi sueño es poder conocerle.

Tengo los ojos verdes, y una larga melena castaña clara que me hace un pequeño trabazón al final más claro, algo así como las californianas pero naturales. Una pequeña nariz puntiaguda y un hoyuelito en el moflete izquierdo y mido 1,61.

Eran las 15:30 y ya llegamos a Cádiz. ¡Estaba agotada!

Como no tenía nada que hacer, cogí mis maletas y me fui al hotel.

Cuando estábamos ya instalados, me eché a descansar un rato.

Sin darme cuenta, me dormí y ya no me levanté hasta el dia siguiente ya que como iba a pensar todo lo que quedaba de vacaciones, no tenía na que hacer.

Eran las 7:00 cuado mi hermana pequeña África empezó a saltar encima de mi cama gritando sin parar "¡Despierta Aroa! Hoy vamos a la playa de Cádiz" y así miles de veces hasta que porfín, me levanté

Me levanté y me preparé. Me vestí con unos pantalones negros cortos y una camiseta de tirantes blanca junto con mis vans rosas con flores de colores claros. Me peiné con una trenza de espiga de raiz terminándola de lado y como siempre, me maquillé.

Por la tarde, cansada de tanta playa, decidimos ir al centro comercial.

Entré en una tienda que era únicamente de discos, i como no, me fui directamente a por los discos de Abraham.

Delante de mí había dos chicas que hablaban de él, y yo, como no, iba escuchando por encima lo que decían; hablaban de mi ídolo. Ellas también iban a por sus discos, y mientras yo cogía uno, se me acercó una de ellas y me preguntó si a mí también me gustaba Abraham Mateo. Le dije que no me gustaba, que me encantaba, y me contestó que a ella y a su amiga también. Nos pusimos a hablar de lo mal que nos parecía que hablara la gente mal de él sin conocerlo y cosas así de el , y así fuimos ganando confianza hasta invitarme a la playa con su grupo de amigas la mañana siguiente.

Mi madre me llamó cuando más interesante estaba la conversación y me tuve que ir, pero había quedado con ellas a la mañana siguiente, o sea que no me dolía tanto separarme de ellas y romper la conversación porque sabía que las volvería a ver muy pronto.

Me desperté más pronto que nunca. Me arreglé como siempre, vaqueros cortos rosas y una camiseta de tirantes blanca junto con mis deportivas nike y una trenza de espiga de raíz acabada de lado.

Bajé al restaurante a desayunar y tuve una conversación con mi madre.:

-Mama, me voy que he quedado con unas amigas muy majas que conocí ayer

-De acuerdo, pero a la hora de comer vuelve. ¡Hasta luego!

Me fui corriendo porque mis ganas de seguir hablando de mi ídolo eran inmensas. Llegué a la playa y estaban las dos chicas que había conocido, otra chica y dos chicos.

Al llegar, mis dos amigas, qye por cierto se llaman Belén y Nerea me dijeron que me esperara un momento que iban a la vuelta de la esquina a por un amigo.

Les pregunté si les podía acompañar para no quedarme sola, pero me dijeron que no. Me dolió un poco porque pensaba que me iban a dejar plantada, pero aún así confié en ellas y me esperé.

Diez minutos más tarde llegaron allí, con su amigo, que tenía unas pintas muy extrañas. Me habían dicho que era muy tímido, pero no me lo imaginaba de esa forma. Iba con un pantalón corto blanco, unas vans negras y una sudadera negra con la capucha puesta, con gafas de sol y con la cabeza agachada.

Tanta intriga me mataba por lo cual rompí el hielo preguntándole su nombre, pero no me contestó.

Mi amiga me dijo que tal era su vergüenza que debíamos ir a su casa para que se sintiera agusto.

Fuimos a su casa. Subimos en el ascensor en dos viajes, ya que no cabíamos los siete allí dentro.

Al llegar arriba entramos todos. Le volví a preguntar:

-¿Como te llamas?- repetí la misma pregunta varias veces.

-....

Otra vez , sin respuesta.

Se quitó las gafas. Se quitó la capucha.

-Hola- me dijo.

Era él, mi ídolo, la persona a la que llevaba intentando conocer desde hacía media vida. Me senté en una butaca porque estaba en estado de shock, no me lo creía