No podía creer lo que estaba pasando.
Miré a mi costado y lo vi a él, con los ojos llorosos.
No quería dejarlo porque fue el que me sostuvo cuando estuve a punto de caer y de a poco fue entrando a mi corazón.
Y luego, levanté la vista para encontrarme con esos ojos verdes que me miraban expectantes.
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