Martina
-Entonces, ¿nos quedamos solo un día más?- preguntó Maia con un puchero.
-Y sí, porque el viernes ya tenemos que estar en Córdoba- respondió Gio.
-Ni siquiera es obligatorio ir a la boda del pelotudo ese- reí ante las palabras de la rubia.
-Ni Martina se opone tanto como vos, Maia- le recriminó su novio.
-¿Y que querés, boludo? Claro que me quiero quedar más acá.
-Es Ibiza, no es nada de otro mundo.
-Yo estoy de acuerdo con Mai- intervine y el castaño me miró mal.
-Cerrá el orto, Martina- lo miré sorprendida pero terminé ignorándolo y revisé de vuelta el celular.
No tenía respuesa por parte del francés y ya empezaba a inquietarme. Hoy cumplíamos cuatro meses y no lo vi en todo el día, le mandé mensajes y no los contestó, lo llamé y tampoco me contestó.
-¿Saben algo de Kylian? No lo vi todavía- ambos negaron y sonó el timbre.
Me levanté para abrir y sonreí al ver a nuestros amigos. Antonella, Antoine, Pogba, Manu y Jennifer.
-¿Cómo andan? Pasen- abracé a cada uno y entramos.
Aproveché que fueron a saludar a Maia y Gio para preparar un mate e intentar contactarme con Kylian una vez más.
-Estoy preocupada por vos, Kylian, llamame cuando puedas y... Felices cuatro meses- corté y solté un suspiro.
-¿Pasa algo?- me sobresalté y miré al ex jugador de River.
-Me asustaste. Nada, solo que no vi a Kylian en todo el día y estoy preocupada- asintió.
-No te martillés tanto, seguro tuvo que hacer algo- asentí no muy convencida y fuimos a la sala.
Nos pusimos al día y luego de debatir un rato decidimos ir a la playa. Volví a mirar el celular y nada.
Me cambié, metí las cosas necesarias en una mochila y cuando salí de la pieza choqué con alguien, más bien, Giovani.
-¿Qué te pasa a vos?- se giró a mirarme- Te pregunto en serio. Todo el día con esa cara de culo, no te gusta nada, nos tratás para el carajo- me miró sin decir nada- Vos sabés que me podés contar todo- me giré y bajé junto a los chicos.
Esperamos que llegue Giovani y nos pusimos en marcha a la playa.
-Te veo rara, ¿estás bien?- preguntó Paul mientras pasaba su brazo por mis hombros.
-Sí, sí, estoy bien, ando un poco cansada nada más- asintió.
Algunas personas se acercaron a perdirnos fotos y sin problema alguno, accedimos.
Cuando llegamos a la playa, extendí la toalla, me saqué la remera y me acosté.
Volví a mirar el celular y esta vez los mensajes tenían las tildes azules. Sonreí irónicamente y presté atención a lo que decía Antoine.
-¿Quieren helado?- preguntó Giovani y todos asentimos- ¿Me acompañás, Martina?
-Que te acompañe una mierda, bobo.
Todos rieron y tapé mi vista con mis brazos pero tuve que sacarlos cuando sentí que me alzaban.
-Si serás pesado- fuimos hasta la heladería mientras yo golpeaba a Gio para que me baje.
Una vez que me bajó me dediqué a mirarlo mal. Le dije lo que tenía que pedir y me acomodé en una mesa libre.
-¿Me vas a contar?- asintió con una mueca en la cara.
-Posiblemente me trasladen a España- abrí mis ojos como platos.
-¿Qué? ¿A qué club?
-Al Betis- sonreí.
-Boludo, jodeme, ¿y por eso estás mal? Es una excelente noticia, al menos desde mi punto de vista.
-Pero el París parece que no quiere aceptar la oferta y bueno, me molesta- rodé los ojos.
-Que densos que son, aprendan a soltar- reímos.
-También estás vos allá y...- lo interrumpí.
-¿Qué importo yo, nene? Es una oportunidad tremenda. Si sale, no dudes ni un segundo, estoy segura de que la rompés en España.
-Pero...
-Sin peros. Además, no tenés casi continuidad y capaz la consigas en el Betis. Dale, boludo.
-¿Vos decís?
-Claro. Y si esos dirigentes pelotudos no te quieren dejar ir, voy hacer un escándalo- reímos y me abrazó.
-Perdoname por tratarte mal, sabés que te amo.
-Yo a vos, eh, no te olvides.
Nos avisaron que ya estaba nuestro pedido y pagamos después de casi 10 minutos porque Gio no administró bien la plata.
-Que vergüenza me hiciste pasar- hablé cuando volvíamos.
-¿Qué culpa tengo yo de que me den más de lo estipulado?- reí y miré al lugar donde estaban nuestros amigos.
Paré en seco mientras mis ojos se llenaban de lágrimas.
-¿Lo buscabas? Ahí lo tenés- dijo mi mejor amigo.
Los chicos sostenían carteles, cada una con un párrafo y globos, lo cuáles eran de corazones, al costado estaba Kylian, con un ramo de flores. Se acercó a mí y me lo entregó.
-Te pido perdón si te preocupé, estuve todo el día preparando los carteles y no los podía hacer en el hotel.
Solamente asentí y luego de leer todas las frases, lo miré.
-Una vez más pero nunca la última, te agradezco por aparecer en mi vida. Pueden tomar esto como mucho para un poco tiempo pero por vos, haría todo lo que esté a mi alcance y sin importar lo que digan los demás. Felices cuatro meses, mi amor- me besó.
-Felices cuatro meses, corazón.
Acá me quedaba claro que Kylian era todo lo que alguna vez busqué y que haría todo lo posible por no perderlo.
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