Martina
Llegamos al lugar de la boda y los organizadores nos indicaron que teníamos que pasar por la alfombra roja que había. Acotamos órdenes y después de varias fotos, entramos al salón.
Fui saludando con la mano a medida que pasábamos por las mesas para poder llegar a la nuestra, la cuál compartíamos con mi padrino y el Kun.
-De infarto ese vestido, señorita- reí ante las palabras de Fran.
-Psst, Martu- miré atrás y vi a Gerónimo y Rocío.
-Tengo que ir a hablar con unos amigos, en un rato vuelvo, ¿sí?- le hablé a Kylian, él asintió y me dio un pico.
Me levanté y fui detrás de ellos ya que estaban saliendo. Fuimos al segundo salón donde sería el baile y estaría Pablito Lescano cantando.
Hoy era escabio total, señoras y señores.
-Bueno, a ver- empezó Rocío y vi sus ojos cristalizados.
Rocío y yo siempre fuimos amigas, hasta cuando estuvo con Gero antes que yo, no sé qué pasó, bueno sí, pero callados, jé.
-Perdón, por todo. No quiero estar así, Martu. Siempre fuimos amigas y por este pelotudo nos peleamos- Gero abrió sus ojos sorprendido y reímos- Me dejé llevar por los celos y... ¡Ay! Quiero que volvamos a lo de antes, te extraño.
Sonreí.
-Están perdonados- la castaña soltó un grito y me abrazó junto al arquero.
Y sentía que se me salía un peso de encima. Dicen que perdonar puede ser una caricia al alma, además, algo que yo nunca tuve, fue rencor.
Hablamos un rato más y volvimos al salón principal. Dejé un casto beso en los labios de Kylian cuando me senté. Mi mirada cruzó con la de Driussi y noté la preocupación en la suya, fruncí el ceño e hice un gesto con la cabeza, el negó y luego miró a Agustina, su novia. Decidí ignorar eso y volver mi atención a lo que decían en la mesa.
Una música lenta empezó a sonar y todos nos levantamos para ver entrar a Paulo junto a su mamá. Nuestras miradas cruzaron y me guiñó un ojo. Llegó hasta el altar y minutos después entró Oriana junto a su papá, no miento al decir que me dio ternura ver como le quedaba el vestido con su pancita. La chica llegó hasta Paulo y se agarraron las manos.
El pastor comenzó con el discurso al que todos prestábamos atención, bueno, la mayoría. Llegó el momento de que hable la pareja, Oriana fue la primera. Miré para mi costado y vi a Griezmann a lado de Kylian y a Antonella a lado de su novio, sonreí. Seguramente Kylian le había pedido que se ponga ahí para traducirle lo que decían, no se quería perder de nada.
Aplaudimos cuando la chica habló todo y le dio el micrófono al cordobés.
-Oriana, tuve la oportunidad de conocerte hace tiempo y siempre me demostraste amor y compresión. Sos una mujer increíble, una mujer que tiene todo. Ahora me das la oportunidad más linda de mi vida, tener un hijo, mi mejor gol.
Paulo me miró y soltó una risita. El miedo se apoderó de mí.
-La mujer de mi vida está presente hoy, pero no sos vos- soltó.
La sorpresa fue de todos ante esas palabras.
Miré a Driussi que estaba alarmado, luego a mis amigas que estaban de la misma manera. Se escuchó el "¿Qué?" de Sabatini con incredulidad.
El ojiverde se giró para mirarme.
-Martina, sos el amor de mi vida, la única con la que quiero estar. Mi otra mitad- sus palabras retumbaron en mi cabeza.
Dejó el micrófono y se acercó hasta mi.
-Te amo, Martina y sé que vos lo hacés también.
Miré a mi alrededor y todos tenían sus miradas puestas en nosotros.
No podía creer lo que estaba pasando.
Miré a mi costado y lo vi a él, con los ojos llenos de lágrimas.
No quería dejarlo porque fue el que me sostuvo cuando estuve a punto de caer y de a poco fue entrando a mi corazón.
Y luego, levanté la vista para encontrarme con esos ojos verdes que me miraban expectantes.
Kylian salió del salón sin decir nada al igual que los demás haciendo que mis ojos se cristalizen. Miré a Leo y él asintió para luego irse.
Miré a Paulo, tomé aire para darme vuelta y salir prácticamente corriendo de ahí e ir junto al francés.
-¡Martina!- el cordobés llegó a mí y me agarró del brazó.
Me giré y con un movimiento brusco lo saqué de encima.
-¡Basta, Paulo! ¡Dejame en paz!
-Pero...- lo interrumpí.
-Callate que voy hablar yo.
Miré hacia el auto y vi a Kylian adentro mirando fijamente hacia nosotros.
-No quiero nada contigo, Paulo. Me tuviste y no me supiste valorar, así que ahora aguantate. No seas egoísta, no vengas cuando me ves feliz, no quieras hacerme sentir mal, si al final no vas a estar para mí. Lo que tuvimos se terminó y no volverá a pasar, ahora estoy con Kylian y soy feliz- hablé con la voz quebrada.
No aguanté y dejé que las lágrimas salieran.
-Yo no me merezco todo lo que me hacés. Ni Oriana. Ninguna de las dos. ¿Pensaste en Oriana? No. Pensás sólo en vos. Querés sentirte bien sólo vos, sin que te importen los demás. Y ya no más, me cansé- lo miré y él también estaba llorando.
Miré detrás de él y vi a la modelo mirándonos.
-Me perdiste. No sólo a mí, también a Oriana. Ahora estás solo y vamos a ver si te la bancás.
-Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde- habló y reí irónicamente.
-No, no es así. Vos sabías bien lo que tenías solo que pensaste que nunca lo ibas a perder, y te equivocaste bien grande. Tratá de arreglarte con ella porque es la madre de tu hijo, tratá de preocuparte por él y no sólo en vos.
Me di vuelta dispuesta a irme.
-Te amo- lo volví a mirar.
-Yo también, Paulo. Pero no valés la pena, me lo dejaste en claro, y con eso me enseñaste a terminar de hacerlo.
Y me fui.
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