Capítulo V: El callejón.

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Buscare una taza de café de las grandes y unas galletas dulces para contar esta historia de aquella niña que la cuál perdí mi virginidad y es una de la historia más larga de la trilogía de "el coleccionista de sex nudes". Sin más preámbulo comencemos.

Aún recuerdo aquella noche en ese callejo donde perdí mi virginidad y lo más raro que fue con una amiga, no la veía ni como mi novia, ni como nada, solo como una amiga más que había conocido en mi infancia y para entender esta historia hay que retroceder nuevamente muchos años atrás.

Todo comenzó en una tarde soleada con algunas nubes grises pasajeras, tenía alrededor de 7 a 8 años, ella se encontraba con unos primos bailando y yo desde lejos mirando hasta un instante que me atreví a llegar, me presenté, ellos de igual forma lo hicieron y me puse a bailar con ellos, aunque no sabía nada. Esa niña fue la que se me acerco a bailar conmigo y lo hacía desde una forma sexual y erótica haciendo sentir su trasero en mi pene.

A pasar los días me veía con ella ara enseñare a bailar, pero todo esto ya no era un baile normal si no erótico, pues... al tener 7/8 años y tener todo aquel recorrido sexual desde pequeño ya se le veía las intenciones a la chica. Una noche estando con ella hablando, me dijo que me fuera aun callejo que estaba cerca y ella después iba, yo como buena persona me fui a donde ella me había señalado y la espere y aproximado a los dos minutos llego, me dijo que me bajara el pantalón y le sacara el pene, ella de igual forma se bajó su pantalón, agarro mi pene y se lo introdujo dentro de su pequeña vagina siendo así como la primera vez que tendría sexo con ella o algo parecido. Las cosas no terminarían allí ya que lo seguimos haciendo una y otra vez en aquel oscuro callejo, pero a cambio de dinero; ella se había convertido en mi prostituta personal a cambio de dinero ella me hacía pasar un rato de placer.

Cada fin de semana lo hacíamos, yo le daba algo de dinero y ella hacia lo que mejor sabía hacer, pero ya no era ella sola si no también una prima que era dos años menor que ella que también la acompañaba y de igual forma me hacía pasar un rico momento en el callejón en lo oscuro junto a la pared.

A pasar el tiempo ya no éramos la prima ella y yo, si no también un primo de parte de mi madre que era un par de años menor que yo, el cual ella se enamoró y le hacía pasar esos ricos momentos en el callejón mejores que los que me ponía a pasar a mí. Ella se quedaba con mi primo y yo con su prima, cada uno con su pareja queriendo hacer lo que quisiéramos, además ya para esta fecha yo tendría como once años de edad y aun así seguía con el juego con esa chica.

A veces me gustaba estar más con la prima que con ella, aunque a la prima también le tenía que pagar para que me hiciera pasar aquel momento, pero era un poco más económica y me hacía pasar mejor que la chica.

Bueno... seguimos. Meses después mi primo se fue de la ciudad y nuevamente quede con esas chicas para mí solo, haciéndome lo que ella le gustaba, quitarme dinero.

Recuerdo que cuando tenía como trece años una vez estaba ello y yo en una fiesta en donde ella me quito como veinte mil pesos a cambio de un poco de sexo. Tenía un vestido rojo con su braga color blanca, en donde ella me guio mi mano hacia su vagina y la empecé a masturbar y me dijo que si quería más de eso tenía que esperar un poco más de la noche que no hubiera tantas personas en la fiesta. Yo todo emocionado espere hasta que ella me diera las instrucciones, pero por desgracia para mi pene y para mí nunca llegaron porque yo me le acerque y le dije que cual era el momento que íbamos a utilizar para tener sexo, ella me respondió que en ninguno momento ya que me estaba cobrando aquellos momentos que tuvimos cuando éramos niños. En ese momento yo quede como estafado porque pague por un servicio que nunca me dieron. Aunque a pasar los meses me los pago.

el coleccionista de sex nudes 2: Anécdotas y algo másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora