Los caballeros de la mesa redonda tenían un código secreto cuando hablaban de mujeres.
Había sido idea de Gwaine, después de todo. Cómo casanova y rompe corazones, no se podía esperar algo distinto. Merlín estaba impresionada por lo capaz que era de utilizar un sistema tan complejo como ese.
El código era simple: las doncellas eran flores, las damas de la corte eran joyas. Cada mujer tenía un nombre código.
Guinevere era una rosa, por que era dulce y encantadora y había flechado muchos corazones, además de que era del gusto de todos.
La princesa Elena era un diamante de sol, por su alto estatus y su torpe pero alegre forma de ser.
Audrey, de las cocinas, era malahierba.
Merlín sabía estos datos por trozos de conversaciones al azar y lo que Lancelot le había explicado —obligado, por supuesto—, cuando lo acorraló un mes después.
Ella había querido preguntarle cuál era su nombre clave, porque siempre la llamaban por su nombre de pila cuando estaba presente. Así que, una mañana, se escondió en la armería.
Los caballeros eran tan... poco caballerosos cuando estaban entre ellos, todos golpes y sonrisas torcidas. Sabía que hablaban de mujeres, pero se asombró de la amplia variedad de nombres.
Estaba lavanda, menta, topacio, citrino, rubí, margarita, tulipán, y eso solo en unos cuantos minutos. Que si tenían buenos atributos, bonitos cabellos y vestidos ceñidos.
Lancelot mencionó a una, que dijo que estaba siendo más ella de lo normal. Ante su mención, los caballeros se volvieron como gatitos cariñosos y ronroneantes.
La llamaban girasol.
Era una reacción parecida a la de Gwen, igual de respetuosa pero más relajada. Ellos querían al girasol, como si fuera quien iluminaba sus días.
Gwaine incluso dijo que deseaba pedirle matrimonio. Lancelot dijo que ella nunca lo aceptaría. El caballero más revoltoso lo aceptó con una sonrisa.
Luego comenzaron a hablar de la malahierba y las formas en las que robarían comida.
Pero, fuera quien fuera el girasol, tenía un gran poder sobre los caballeros que no habría creído posible.
Merlín salió con la idea de sabotearles la travesura y fue a contarle a Audrey lo que planeaban, aunque la cocinera se la tomó contra ella también. Cosas de haber participado en las anteriores.
Ella intentó averiguarlo un par de veces, preguntando casualmente quien era girasol o si podían decirle donde encontrarla, porque tenía que darle un mensaje de un admirador.
Gwaine solo sonreía, amplio y tendido, su gran mano revolviéndole los cabellos.
—A veces, Merlín, creo que eres la chica más despistada que hay en Albion.
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The strength to light our way
FanfictionLas profecías hablan de una niña que vendría a liberarnos, en cuyas venas corre la sangre de los viejos reyes y el poder de la magia antigua. Dicha niña reuniría los tesoros antiguos, obsequiados a través de los siglos por la Diosa Blanca y con su p...