La rutina de Hanna en las mañanas siempre es la misma. Se levanta a las 6am (aunque odie con su vida madrugar), toma una ducha, cepilla sus dientes, seca su cabello, lo peina y lo ata en una cola alta. Elige su no tan difícil atuendo azul, su credencial, toma un desayuno rápido y sale rumbo al lugar de su amado trabajo. El Hospital.
En el camino le es inevitable ver a las personas correr por aquí y por allá, niños con sus madres avanzando raudos a sus colegios o hombres y mujeres con traje con su teléfono al oído disculpándose por qué llegarán tarde. Ella es feliz en su trabajo y siempre se pregunta si los demás también lo serán.
Toma el autobús en el paradero, se sienta siempre en el tercer asiento del lado derecho y se coloca sus audífonos mientras escucha su música favorita.
Panic! at the Disco suena cuando ella baja del auto bus dos cuadras antes del hospital, se le haría más fácil aceptar la oferta que su hermano lleva haciéndole, sobre comprar su auto, pero Hanna sabe que no disfrutaría tanto como irse en auto bus.
Cuando llega a su trabajo, saluda a la señora de recepción, también algunos pacientes que ya están esperando y por último luego de entrar, a sus compañeros y compañeras de trabajo.
—¡Hanna, gracias al cielo estás aquí! —Hanna voltea al oír a Isabella su jefa, histérica —. Muchos pacientes que atender y poco personal, Flynn y Henry hoy no están y Caroline aviso que llegaría tarde por qué su hijo tiene presentación hoy en el jardín infantil.
—Isabella, tranquila —Abrió su pequeño casillero y dejo su mochila, puso su teléfono en el bolsillo de su traje y guardo los audífonos en la mochila.— Caroline de seguro estará en una hora más aquí, vamos a revisar las fichas, vamos a priorizar los más graves, y así se agilizará todo.
—Envíe a Jane a ordenar las fichas y a priorizar, vamos, ya tenemos dos que atender.
Hanna asintió sin más, se acercó a su área favorita del hospital, urgencias. Y su primer caso fue una bebé de 5 meses con resfrío. Fue inevitable para ella no acordarse de Summer, y aunque su mente le dijera que no, también de Oliver. Han pasado demasiado años y los sentimientos que alguna vez que estarían extintos, estaban ahí jugándole a la adolescente de nuevo.
—Está pequeña estará en perfecto estado en una semana más —Le dijo a la joven mamá de la bebé, quién no pasaba de los 20 años— Retira los medicamentos que te indique y no te saltes ninguno, eso es importante.
—Muchas gracias enfermera —la chica de ojos claros le sonrió tomando a la bebé y dejándola en su coche.
—Que tengas un buen día —Dijo Hanna mientras lavaba sus manos y las secaba con papel.
Su teléfono sonó en su bolsillo anunciando un mensaje, boto el papel mojado y tomó su teléfono.
Oliver: Buen día Hanna. :)
Y la adolescente de 17 años en su interior literalmente le grito que estaba loca por ese mensaje.
Hanna: ¡Buen día Oli! ¿cómo estás?
—Hanna un paciente en el box 2 de 27 años te espera, con una posible factura en la muñeca. —le dijo Isabella mientras miraba una tabla con varias hojas en ella.
Guardo su teléfono de nuevo—. Estoy en ello.
Camino por el pasillo dirigiéndose al lugar que le había indicado su jefa, al llegar un chico notoriamente aburrido y adolorido estaba en la camilla, con una mano sosteniendo la otra.
—¡Hola joven! —saludo animosa Hanna llamando la atención de su paciente, tomo la tabla que descansaba a los pies de la camilla leyendo la información del chico— Bien, veamos que tenemos aquí.
PACIENTE: Rodnie Taylor. 27 años.
Tipo de sangre: AB positivo.
Alergias: Ninguna.
Tipo de consulta: Contusión a la altura de la muñeca izquierda, muestra hematoma e hinchazón en la zona. Esperando diagnóstico del especialista.
—Cuentame que te paso Rod.
—Iba a mi trabajo luego de dejar a mi pequeño hijo en su jardín cuando un chico en bicicleta me golpeo, cai al suelo y para evitar el golpe, pues puse mis manos, y aqui esta el resultado—dijo el chico levantando su mano para enseñársela a Hanna
—Dejame ver —Hanna se puso sus guantes de latex y tomo la mano del chico, apenas vio el hematoma y la hinchazon, supo el destino del joven.— esto tiene aspecto de una fractura del cubito amigo, pero para estar seguros al 100% te enviare a que te hagan rayos X ¿si?
El chico asintió— Esta bien, muchas gracias.
Hanna dio la orden para que el muchacho fuera llevado a rayos X y una vez se fue, procedió a atender a mas pacientes. La verdad es que el trabajo de Hanna así como le encanta, aveces tambien la agobiaba, ella entendía el mal humor de los pacientes, pero no por eso no le afectaba que le dijeran cosas malas.
Luego de 4 horas de trabajo ligero llegó el reto del día como le decían en emergencias.
–Paciente de 36 años, contusión en la parte frontal de su cabeza, signos vitales bajos y una fractura expuesta en su pierna izquierda –Hanna miro a la para médico que estaba dándole la información, incrédula ante lo que dijo.
—¿Qué ocurrió? —preguntó Hanna.
—Accidente de tránsito.
Mientras llevaban al paciente a la sala urgencias, el celular de Hanna vibro, haciéndole saber de un nuevo mensaje.
"Te estuve esperando pero prefiero no interrumpir en tu hora de trabajo, Summer y yo compramos dulces de regalo para ti, si puedes pasar a la salida a nuestra casa sería genial!, Summer estaría feliz de verte :) , un beso, Oliver"
Ese simple mensaje le mantuvo una sonrisa hasta que llego su hora de salida, tomo sus cosas, y luego de despedirse de sus compañeros de trabajo decidió que si iría ver a Summer y a Oliver, al fin y al cabo le tenian un regalo a ella.
Hannah no puede evitar pensar en sus tiempo de secundaria Oliver se veía totalmente diferente, sigue teniendo la misma altura, y el mismo color de piel, tipo fantasma como ella le decía antes, pero algo en él está totalmente cambiado, quizás su pelo, o el simple hecho de que ahora su vida está cambiada por tener a Summer. También no puede evitar pensar quien será la madre de ella y por que no esta presente.
—Cuidado y chocas —Hannah dio un respingo al escuchar la voz de Oliver, levantó la cabeza, con la cara sonrojada—Veo que aún es fácil hacerte sonrojar.
—No seas tonto, es solo el calor —Secundó Hannah, ocultado la vergüenza— Solo venía pensando en las cosas que debo comprar en la tienda.
—Oh genial, vamos a la tienda juntos entonces, se me han acabado los pañales para Summer —la Pequeña bebé balbuceo ante ser nombrada por su papá.
—Bien, vamos —animo Hannah estirando los brazos a la pequeña bebé quien feliz se lanzó a ellos—Veo que alguien ya se está recuperando de su malestar.
Oliver asintió ajustando su pañalera y comenzó a caminar junto a Hannah obligandola a darle su mochila para que cargará bien a Summer, una vez en la tienda, la misma cajera que temprano lo había mirado con ojos de ilusión, estaba a punto de echarse a llorar, no era lo que Oliver quería expresar, pero le pareció bien por el momento asique omitió todo tipo de palabra cuando la cajera le preguntó "¿vienen juntos?".
Al salir, Hannah no aguantó la risa y de paso haciendo reír a Oliver también. Y por un segundo, solo por un segundo, Oliver pensó que estaban en secundaria de nuevo, total y perdidamente enamorado de Hannah Smith.
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Summer.
Teen FictionDedicada a Bastián, por crear un mundo solo para nosotros, a pesar de todos los obstáculos, sigue siendo el refugio perfecto para mi, te quiero.