3

7 1 0
                                    


Ya para las 8:30 de la noche estaba lloviendo torrencialmente, Summer había despertado una hora y media después de que Oliver terminara de comer, Oliver la baño, le cambio una vez más de ropa pero estaba vez optó por su pijama, aún era muy temprano para que durmiera, no quería despertarse a las 3 o 4 am de nuevo. Decidió jugar un poco con ella, haciendo muecas y cosquillas en los piecitos, estaba entretenido cuando en un momento de silencio escucho la puerta siendo golpeada. Frunció el ceño, miro hacia afuera, preguntándose quien con esta lluvia se atrevería a andar caminando por ahí.

—Ven bebé, te dejaré en la cuna.

Dejando a Summer mirando el pequeño juguete colgante que tenía adherido a la cuna y abrigada bajo rápidamente. En la puerta estaba Hanna, empapada moviendo su mano con una sonrisa. Se apresuró para abrir la puerta, la dejo pasar antes de hablar.

—¿Que haces aquí, mujer? —Preguntó frunciendo el ceño— Afuera llueve a cántaros, estás empapada.

—Suenas como mi padre, Oliver —Sonrío sacándose la mochila y sacudiéndose un poco el agua de su chaqueta color negra —Hoy cuando me pasaste mi teléfono, me di cuenta que no te pague, no podía irme a casa con eso en la mente.

Oliver abrió los ojos de la sorpresa, el también lo había olvidado. —Oh, creo que yo también lo había olvidado, con todo lo de Summer.

—Tranquilo, ya estoy aquí —saco de su mochila su billetera — ¿Cuánto es?

—Uhmm son 35 dólares. —Asintió y le pasó 40, busco su cambio y le sonrió — Muchas gracias de verdad Oli, me haz salvado la vida, si este lo desechaba sería el quinto en estos dos meses.

—Bueno, ahora quedo mejor, y ten cuidado con tus sobrinos y los clips —Ella rio para luego pasar su lengua por sus labios, y Oliver pudo ver ese pequeño pedazo de metal en su lengua. Woah pensó — ¿Aún tienes tu piecing?

Ella se ruborizó, pero saco la lengua para mostrarlo. —Si, aún lo tengo, lo he cambiado varías veces, pero sigue ahí.

—Recuerdo que te quejaste una semana entera por qué te dolía —Rio ligeramente Oliver —Estábamos en el penúltimo año de secundaria.

—¡Woah! Mira nada más esa memoria tuya —lo miró con su rostro lleno de asombro, agitó su cabeza — Yo apenas me acuerdo de lo que comí ayer.

Oliver rio y sintió a Summer llorar desde el segundo piso, oh Dios, ¿por qué lo hiciste tan paranoico?

—Bien, tu pequeña te llama, me iré — Oliver estaba delante del mostrador, así que para ella fue fácil acercase para abrazarlo, lo cual lo tomó por sorpresa —Muchas gracias por todo Oliver, espero poder seguir viéndonos.

—Eso espero, Hanna —Oliver sonrío para ella.

Y entonces ella le beso la mejilla, cerca de sus labios, dejando a Oliver helado y en trance por unos segundos. Hanna se despidió y Oliver cerró la puerta con llave, y corrió escaleras arriba para ver a su bebé, que estaba llorando, miro el móvil que estaba colgando y se dio cuenta que ya no sonaba la melodiosa canción.

—Vale entendí, le daré más cuerda —Giró la pequeña perilla y Summer quedo hipnotizada por la música y como las pequeñas figuras de animales se movían en círculo. Oliver miro la hora en su reloj de mano, las 9pm —Bien jovencita, iré a calentar tu biberón y dormirás conmigo, dudo que los truenos te gusten.

Se levanto, no si antes darle un poco más de cuerda al aparato, mientras hacía lo que debía, pensó en Hanna y en si ya había llegado a su hogar, se preguntaba si vivía sola como se lo había comentado cuando eran amigos de secundaria o si vivía con su hermano mayor en la ciudad. Miro su reloj de nuevo, ya tenía todo listo, tomó su celular que había dejado en la encimera de la cocina, el biberón de su bebé, y otra pequeña mamadera con agua cocida, la fue a buscar no sin antes conseguir frazadas adecuadas para ella y mientras ella comía, revisó sus redes sociales. Abrió Facebook y recibió una notificación bastante inesperada.

Summer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora