cinco; cosas en común

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-Lindo lugar -Dije observando la pizzería. Tenía el tema de Nueva York. Era elegante pero casual a la vez.

-Es mi favorito.

Nos sentamos en una de las mesas y esperamos a que la mesera nos atendiera, fui al baño a lavarme las manos y dejé a Shawn pidiendo por nosotros.

-¿Ya has traído a Ana aquí? -Pregunta equivocada.

-A Ana no le gusta la pizza, ¿recuerdas?

-Cierto, no calorías. Es por eso que yo soy la amiga gorda -Reí.

-Estás loca. No estás gorda.

-Junto a Ana lo estoy...

-Ana esta flaca y tú tienes buen cuerpo.

-¡Tú estás loco! ¿Alguna vez me has visto?

-Lo he hecho -Dijo arruinando mi pregunta sarcástica. No esperaba esa respuesta... Quizá algún "Ew, no" o "Jamás lo haría" por lo que su sinceridad me tomó desprevenida.

-Gra-acias... -Tartamudeé- Creo.

-Deberías verte en un espejo -Murmuró más para sí mismo que para mí.

Silencio incomodo.

-Aquí esta su orden -Dijo una chica dejando una pizza frente a nosotros, mitad italiana mitad Pepperoni- Su bebida, ¿ahora deseas ordenarla?

-¿Qué debo ordenar? -Le pregunté a Shawn que conocía más el lugar.

-¿Limonada? -Sonrió.

-Sorpréndeme -Lo reté.

-Limonada de Raspberry, dale un toque de Coca-Cola y peppermint. Ponle una rodaja de lima.

-Perfecto -Dijo la mesera antes de retirase.

-Suena como una bomba estomacal -Me reí.

-Es más una bomba de sabores -Me guiñó el ojo- Si no te gusta, te cedo mi Coca-Cola.

La chica llegó con mí bebida minutos después. Tenía el fondo negro subía a rosa y terminaba en verde claro con pedacitos de menta en el borde. La rodaja de lima estaba dentro junto con los hielos.

-Se ve bien -Dije tomando el vaso entre mis manos.

-Dale, prueba.

Sabia fuerte pero delicioso y refrescante.

-Puedes conservar tu Coca-Cola -Nos reímos.

Comenzamos a comer. Siendo sincera, no me importaba comer más de dos pedazos de pizza, sí, era una chica, pero tenía hambre.

-Esto es delicioso -Dije mordiendo mi tercer pedazo de pizza.

-No por nada es mi favorita... -Me miró un momento- Wow... Eres tan diferente a Ana.

-¿A qué te refieres?

-A que son todo lo contrario.

-¿Cómo?

-Bueno... Tu, ella es... -Parecía no encontrar las palabras adecuadas para expresarse- Tienes más cosas que... Bueno, Ana y yo... -Veía en sus ojos como se arrepentía de haber hablado.

-Está bien -Dije entendiendo su punto- Déjalo así... -El hambre me abandonó de pronto y dejé mi pedazo de pizza en el plato.

-No, no me malinterpretes... Solo no quiero que suene tan mal como sonará... Tengo más cosas en común contigo que con Ana -Eso me tomó con la guardia baja, me esperaba todo lo contrario.

Decidió cambiar de tema y seguimos hablando de las primeras tonterías que se nos ocurrían. Así pasaron dos horas y ya eran las nueve de la noche.

-Se está haciendo tarde -Dije viendo el reloj de mi celular.

-Será mejor que te lleve.

Condujo hasta mi casa y pronto estuvimos ahí. Me agradaba mucho su carro. Era, varonil. Como él. Tenía ese aspecto rudo que te hacía querer subirte al carro. Por un momento me imaginé a mi misma conduciéndolo. Porque por alguna extraña razón, su auto... Era sexy -algo está mal conmigo, esta noche-.

-Llegamos.

-Gracias por invitarme -dije sonriendo.

-Gracias por aceptar -Se acercó a mí y beso mi mejilla. Debí haberme separado pero no lo hice... Su rostro quedó a centímetros del mío.

-Buenas noches -Susurró casi besándome, con su aliento sabor menta dejándome abrumada.

Corrí hacia la puerta de mi casa. Asustada, más que eso con pánico. Estuve a punto de besarlo.

supe que serías un problema » s.mDonde viven las historias. Descúbrelo ahora