La nota dejada.

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— ¿Disculpe? —dije después de quedar un rato anonadado.
—Hablo del sujeto que estaba discutiendo conmigo hace rato. —dije apenas entendible por lo ida que estaba mi voz.
El anciano frunció el ceño y con un movimiento de cabeza me indicó que no entendía lo que decía.
Debe pensar que estoy loco, y no puedo aclarar si lo estoy o no.
"La emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo, y el mas antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido".
Decía Lovecraft, y en estos momentos no se lo discuto en absoluto.
Me pasaba las manos acariciando mis cienes y por la cabeza desordenando mi pelo, el estrés se hacía presente.
Traté de pensar que fue por la borrachera que aluciné y quise creer que alguien habló conmigo toda la noche, tal vez el sentimiento de estar solo se interpuso en el camino de mi cerebro y creó un espejismo o yo que se.
Saqué mi cartera y pagué como es debido por las molestias, más que todo por babear todo el mesón cuando caí prácticamente desmayado, traté de hablar normalmente y decirle al señor que me iba.
—Muchas gracias por el buen servicio—dije con una sonrisa fingida—hasta luego.
Caminé un poco hasta llegar a la puerta, los ventanales de vidrio reflejaban las luces que alumbraban la calle, recordé que eran ya casi las 2 de la mañana, ¿tenia que tomar un taxi? O ¿qué hago?
Busqué mi celular en mi chaqueta, hurgé en los bolsillos y algo hizo un pequeño ruido entre ellos, detuve mi mano y cojí lo que sea que fuera eso en mi mano y también saque mi teléfono.
Era una nota.
"Es una lástima que la mayor parte de la humanidad tenga una visión mental tan limitada a la hora de sopesar con el alma y la inteligencia aquellos fenómenos aislados, vistos y sentidos solo por unas pocas personas psíquicamente sensibles, que acontecen mas allá de la experiencia comun".
Estaba escrita de forma impecable con una caligrafía perfecta, reconocí ese fragmento de hoja, era de la libreta de Poe.
¡Si, si! Definitivamente no había alucinado.
Pero ¿Qué significado tenía esa nota? ¿Tiene que ver con lo que acaba de pasar?
Me quedé un momento pensante en la entrada, aun de pie. Miré por la ventana como empezaron a crearse truenos en el cielo, pequeñas luces azules que se reflejaban en las nubes grises me quedé fijo mirándolos mientras pensaba.
Comenzaron a caer pequeñas gotas en la acera.
Un viento se hizo presente y las lámparas que había en el techo del local comenzaron a mecerse de un lado a otro. Por otra parte el señor de la barra seguía estático, “loco” Opinó mi cerebro al respecto.
Me decidi a sacar mi teléfono y llamar un taxi, las luces del local parpadeaban tal vez por la fuerza del ambiente, marqué por primera vez a una línea de taxi.
Repicó una vez.

No cayó la llamada.
—Qué extraño... a esta hora hay mucha cobertura —dije a mis adentros
Volví a marcar el número, esta vez salí hasta la acera para hacer más fuerte la señal de mi celular esta vez.
Tampoco cayó la llamada.
Un viento torrencial hizo que mi chaqueta y pelo se movieran de manera fuerte hacia arriba.
Tuve que apoyar mi pierna de forma paralela para no caerme.
—Carajo...
Di media vuelta y decidí entrar de nuevo en el local, esperaré un rato a que baje el viento y la llovizna. Una sonata de piano sonaba aun de fondo, música clásica al fin.
Entré y caminé hasta el baño para lavarme la cara, y asi, tal vez, me quite un poco la ebriedad.
Me dolía la cabeza, me apoyé en el lavamanos y comencé a echarme agua en la cara mientras tosía de vez en cuando.
Me mire frente al espejo, que cara de desgracia tienes, ¿Desde cuando eres así? No veo ni un pequeño fragmento de la hilarante alegría que se encontraba en mí desde hace algún tiempo.
Tal vez sea mi propio pasado, o lo sucedido con Michella que me han enterrado bajo la tierra de la desesperación. Veo como mis ojeras se posan oscuras sobre mis ojos.
Las luces del baño comienzan a parpadear.
Me echo agua en la cara de nuevo.
Salgo de allí aun con las mismas dudas, la gran seguridad de que me haya encontrado con alguien de tan noble y triste semblante se queda aun mas impregnada en mi.
Volví a leer la nota una vez más.

Y ¿ahora qué hago?...

El Día que Conocí a Edgar Allan Poe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora