Capitulo 6 [Jaemin]

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Han pasado casi tres días desde aquella fatídica noche en el "Fantasy". Quisiera no haber ido nunca allá. Me la he llevado encerrado en mi habitación y no he ido a clases, no tengo ganas de estudiar. Mamá está preocupada y Doyoung también. Les he dicho que no me siento bien y me han dejado en casa, pero no están seguros del motivo de mi enfermedad. Yo sí. Lo tengo muy claro. Mi enfermedad tiene nombre y apellido. Yoo Min-Young.

No entiendo como algo tan hermoso puede ser a la vez tan siniestro. Ella me trató como una mierda, y quizás me lo he merecido. Llevo marcado a fuego sus golpes, aunque no se noten a mí, me pesan en el corazón.

Mi corazón se encoge de solo recordar la furia de sus ojos, el desprecio en sus palabras. Sé que no siente lo mismo que yo, pero, ¿En realidad me odia...? yo sentí que si en aquel momento.

Me senté en la cama, de la cual apenas me había levantado. Mire a mí alrededor. La ropa estaba regada por todos los sitios, bandejas de comida, ventanas cerradas... esto no podía seguir así. Pero tampoco me daban deseos de hacer algo más.

Recordé aquella noche. La furia que sentí al ver que la tocaban. Sé que me excedía, pero me enceguecí de sólo ver como alguien tenía lo que a mí me estaba prohibido. Ella estaba muy lejos de ser mía, pero al menos me quedaba la esperanza de que se conformara conmigo.
No era así y ese día me quedo más que claro. Además de juguete, era su mascota. Esa a la que recuerdas cuando no tienes nada mejor. El repuesto. Y eso, con suerte.

Mi mente viajo al momento en que ella me encaró, golpeándome. El dolor físico no fue nada, pero no puedo decir lo mismo del dolor en mi corazón. Ese día, ella me dio la oportunidad de terminar con todo, de marcharme. Y debí haberlo hecho, pero fui incapaz de alejarme de ella. Estaba perdido. Me había enamorado como un idiota y solo porque se habían fijado un poco en mi. Hay que ser muy idiota para que te ocurra eso. Pero ella era hielo y fuego, blanco y negro... y por algún motivo, mi mente estaba detenida en el momento en que pude tocarla... ella me dijo que lo hiciera, y yo ame cada centímetro que pude besar. No me importaron sus palabras o su evidente desprecio. Sabía muy bien que ella no estaba más que utilizándome para sentirse mejor, pero no me importo. Pude sentir su suavidad, tocarla... y cuando pude estar en contacto con su intimidad... creí que moriría. Todo lo demás se me olvido y me concentre solo en ese momento, tan sublime, tan perfecto. Sentirla. Saborearla.

Sentí un calor inapropiado para el momento, porque comencé a excitarme, sin quererlo. Me dolía su trato, pero a la vez, me excitaba lo que hizo después... ¿Cómo se entiende algo así? Es amar y odiar a la vez, lo cual no tenía ningún sentido.

¿Cómo es posible tener más de un sentimiento a la vez...?

Me sentía mal y era obvia la causa.

Estaba pensando en mis dolencias cuando escuché un barullo en el primer piso, provocado por alguna novedad. Me llamó la atención y me acerqué a la puerta. Quería saber de qué se trataba.

— ¡Mis niños hermosos!—gritaba Mamá, feliz por la visita.

Eran mis hermanos. Los oí en cuanto entraron. Taeyong, el mayor y Johnny, menor que Tae por 3 minutos. Ellos son el orgullo de la familia y Doyoung el tesoro. Yo no era nada. Yo era invisible.

—Teníamos que venir, los extrañábamos— dijo Tae.

—Me parece excelente, creo que Jaemin lo agradecerá – decía Doyoung, con un dejo de tristeza en la voz.

Escuché mi nombre entre la conversación y supe que querían saber de mi.

—¿Dónde está él?— peguntaba Johnny, siempre tan entrometido.

—En su habitación — contestó mamá — Está un poco enfermo. No creo que sea momento de importunarlo... — claro, ella era sensata, pero mis hermanos no, obviamente.

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