Capítulo 1: Conociendo al Dragón.

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A las afueras de una ciudad, oculta entre montañas y árboles se encontraba una enorme mansión, esta se asemejaba a un enorme dojo, su estructura era principalmente de madera y a pesar de haber sido construida durante el Japón feudal, lucía tan firme y majestuosa, tanto por fuera como por dentro.

En la lejanía de la mansión, internado en un bosque cerca de una montaña, un pequeño pelirrosa se encontraba sentado y meditando, este no se movía, estaba totalmente concentrado, solo se podía escuchar a las aves cantar a su alrededor. Su vestimenta de artes marciales permitía saber cuánto tiempo había estado en ese lugar; sucia, rasgada e inclusive con rastros de sangre.

El sonido de las hojas y ramas crujiendo hizo que se desconcentrara por un momento, sabía de quién se trataba, quería salir corriendo hacia él, pero esperó ya que las ordenes que le dieron eran absolutas, y como algunos menores, quería ser un buen niño.

-Natsu- Una voz adulta hizo al pelirrosa abrir sus ojos color jade para después voltear a su espalda.

-¡To-chan! – Luego de ver al hombre, Natsu sonrió y, sin poder evitarlo, se levantó para correr hacia él.

El padre del niño era un hombre de expresión sería, cabello largo y rojo, ojos color jade y, debajo de su vestimenta de artes marciales, exhibía un físico bien construido. En efecto, el hombre lucía como un verdadero luchador; un guerrero.

-¿Cómo te fue en tu entrenamiento, hijo? – Preguntó serio mientras miraba al menor poner una expresión contenta.

-Nee Nee, To-chan – Emocionado, empezó a saltar para después contarle a su padre cómo le fue – Debiste verlo, primero derribe todos los árboles con un solo golpe jeje – Dijo mientras enseñaba sus puños, los nudillos estaban pelados, casi podía distinguirse el musculo, sin embargo siguió narrando como un niño después de un día en la escuela- Luego escale la cascada y luego hice pedazos todas las rocas cerca de la montaña, pero eso hizo que se molestaran los señores osos... -Empezó a oírse decaído para después bajar la cabeza, esto hizo que el pelirrojo le dirigiera una mirada severa.

-Y ¿Qué hiciste, Natsu? ¿Huiste? – Preguntó con tono serio mientras cubría al niño con su sombra, esta no parecía humana, parecía otra cosa. Al escucharlo, Natsu levantó la cabeza, y mientras miraba a los ojos de su padre...

-Jugué con ellos jeje – Respondió con una sonrisa inocente, solo que estaba vez mostrando sus caninos algo afilados – Pero creo que están muy cansados, porque llevan mucho tiempo tomando una siesta - Señaló a su padre la base de un enorme árbol, donde cinco bestias estaban "descansando".

Esto hizo que el pelirrojo sonriera de manera salvaje. El líder del clan Dragneel sólo podía sentir orgullo por su hijo, a quién había empezado a entrenar a la edad de seis años y ahora, a sus diez, ya no era un niño ordinario, había adquirido una fuerza descomunal, no sólo producto de sus genes sino también de su tenacidad. Aquel niño percibía las cosas de diferente manera, y en un futuro, al adquirir la suficiente fuerza, lograría superarlo.

-Jajaja, ese es mi muchacho, lo has hecho muy bien Natsu jajaj – Rió a la vez que tomaba al niño y lo abrazaba animadamente, traicionando su apariencia intimidante. Natsu sólo podía reírse con su padre y sentirse feliz al ser elogiado – Como recompensa, te dejare jugar en el bosque con Happy por una semana entera – Expresó mientras alzaba al pelirrosa por encima de su cabeza.

-¡¿De verdad?! ¡Yaaay! – Emocionado, extendió los brazos al escuchar las palabras de su padre. El poder pasar más de un día corriendo, saltando y jugando con su mascota, era algo que lo ponía muy contento.

Después de eso, se dirigieron a su hogar. Tomados de las manos como padre e hijo, Natsu sonrió al pelirrojo y este correspondió de la misma manera.

Sangre de Dragón (Fairy Tail V)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora