Capítulo 3: Recibiendo al Dragón.

1.7K 116 41
                                    


De noche en la ciudad, gente caminando despreocupadamente, luego de un día de arduo trabajo. Justo la gente cruzaba la gran manzana en Tokyo, jóvenes, adultos y uno que otro anciano. Justo encima algunos vehículos surcaron el cielo estrellado. Nadie prestaba atención, después de todo el peligro era algo común en este mundo, de avanzada ciencia y descubrimientos místicos.

Dentro del vehículo aéreo, ciertos individuos preparaban sus herramientas de trabajo, vestidos para la ocasión; un verde oscuro. Armados hasta los dientes. Los soldados esperaban sentados, atentos a las instrucciones de su superior.

-¡Atención todos! – Gritó el militar, llamando la atención de sus hombres- Estamos a unos 20 km de llegar al lugar, recuerden lo que deben de hacer – Dio sus últimas instrucciones al grupo de seis. Ya sea repasando el plan en las pequeñas pantallas sujetas a sus muñecas, colocando la munición en un cargador o afilando un cuchillo, todos se mantenían ocupados mientras aguardaban la señal, sólo uno parecía relajado o más bien... - ¡Despierta de una vez! – Enojado, gritó al despreocupado apoyado en la esquina. Ni el ruido, ni la turbulencia interrumpieron su sueño, ni siquiera los gritos del sargento en la nave – Tsk – Chasqueó la lengua, nada parecía surtir efecto –"Por esta razón odio a los mercenarios" – Maldijo al desgraciado que se integró en sus filas. Hizo un último intento, acercó su mano al rostro del joven, intentó sacarle la extraña mascara que llevaba, sin embargo, fue detenido - ¡¿Uh?!

-¿Hm? – Abrió los ojos con lentitud, luego de sentir la presencia hostil acercarse - Uuuaah – Dio un largo bostezo - ¿Qué?... ¿Ya llegamos? – Preguntó cansado al hombre que retenía de la muñeca, este último sorprendido y molesto con su actitud.

-S-Sí- Se soltó de su agarre – Ahora despierta y prepárate como los demás – Se contuvo, no quiso seguir riñéndole, necesitaba de sus habilidades para esta misión, ordenes de sus superiores y la necesidad de no fallar. Tan sólo le dio unas últimas palabras antes del saltó – Escucha bien, eres un mercenario, un perro que trabaja por dinero, pero estos son mis soldados, mi escuadrón de elite, sus vidas me conciernen a mí, la suya no – Fue severo, mientras señalaba al joven, en ese momento, sujetando su armamento a su espalda.

-Pues ya somos dos, je – Dijo con arrogancia, debajo de la máscara de demonio.

-¡Un minuto para llegar al objetivo!- Hablo el piloto a través del altoparlante.

-¡Pónganse de pie todos! – Gritó el capitán, esta vez, más estricto que nunca.

Se alinearon en dos filas, frente a la compuerta aun no abierta, las sirenas se prendieron, luz amarilla que indicaba precaución. En medio de las dos filas, el mercenario se preparó, vestido de negro de pies a cabeza, protecciones en las articulaciones, un rifle semiautomático en mano, una pistola sujeta a su cintura, y en su espalda baja, cinco granadas marcadas con fuego, su arma predilecta en cuestión.

-"Hora de la diversión jeje"- Sonrió con salvajismo cuando la compuerta se abrió.

-¡Ya! ¡Ya! ¡Ya!

Uno a uno se lanzaron, los seis soldados, su sargento y el misterioso mercenario. Caían en picada a una velocidad increíble, cruzaron una última nube, visualizando al fin el enorme barco militar.

Como buenos soldados, no fueron detectados, giraron sus cuerpos, preparándose para caer de pie.

-¡Actívenlos ya! – Ordenó el sargento a través del intercomunicador. Las mochilas en sus espaldas se prendieron en una luz azul, pequeñas turbinas proporcionaron un aterrizaje suave y silencioso.

Una vez en la cubierta del enorme carguero, hicieron su camino en el interior. Un largo y oscuro pasillo, paredes de metal y varias entradas. El capital al frente, sus hombres atrás, apuntando a cualquier parte de donde pudiera salir algún enemigo, lo hicieron bien... Hasta hace poco.

Sangre de Dragón (Fairy Tail V)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora