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Era un sábado tranquilo, las cortinas cubrían mi ventana significando que me levantaré cuando mi madre se canse de verme acostada.
Me movía en la cama para acomodarme cuando de repente se escuchó un ruido.
-¡SHINEEEEE!
Abrí poco mis ojos enojada para después cubrir mis oídos con mis almohadas.
-¿Ahora por qué carajos se enojó?, ¿Se dió cuenta de lo mierda que es? No, es muy orgulloso, jamás pasará.-hablaba conmigo entre susurros y mi voz ronca de trailero.
En eso, mi celular empezó a sonar, miro la pantalla logrando ver qué era el, contesté alejando mi celular de mi oído.
-¡____!,¿QUE CARAJOS HACES?
-Tratando de no ir a matarte en este momento -dije y él empezó a reír.
-tu voz se escucha muy mierda jajajaja.
Debía controlarme si no perdería el control de mi quirk. Mi quirk consistía en telequinesis aunque solo servía si mi contrincante u objeto estaba máximo 5 metros lejos de mi, así que tenía ventaja en él cuando estoy enojada ya que superó mis límites haciendo que todos corran.
Ya estaría muerto si no me gustará.
Katsuki y yo nos conocemos desde niños, sigue siendo el mismo de siempre pero detrás de todas esas bombitas y ganas de matar a todos tiene un gran corazón.
-ve al punto cara de mierda.
-¡No me llames así fea! La bruja quiere que vengas a comer esta tarde.
-claro, aunque ¿no podías esperar al menos hasta las 9?- miraba el reloj marcando las 5:00 am mientras tenía un tic en mi ojo derecho.
-me lo dijo ayer pero se le olvidó acordarme aparte de que quería molestarte perra.
-... Estúpido cara de mi cola, iré y déjame dormir- colgué.
Iba a seguir durmiendo cuando me di cuenta de lo que acababa de hacer... Le colgué a Katsuki.
-mierda-dije con miedo, en eso, escucho una gran explosión en mi balcón.
-¿¡Por qué me colgaste maldita?!- dijo dejando salir explosiónes de sus manos entrando a mi cuarto.
-mierda- dije cubriéndome con las sábanas- San Pedro, ahí te voy- cerré los ojos con fuerza.
Retiró las sábanas dejando ver mi pijama de unicornios y dragones kawaii, él me miro completamente para después reír.
-te ves ridícula- dijo entre risas.
Ahora la enojada era yo, con un poco de control hice que el flotara golpeándose con el techo.
-¡Bájame perra!-dijo moviéndose bruscamente mientras hacía explosiónes con sus manos.
Me levanté de mi cama teniéndolo aún en el aire, lo saqué por el balcón para volverlo a dejar en su cuarto justo a 5 metros, me tuve que estirar un poco para dejarlo a salvó.
-¡dejame dormir puta madre!- cerré la entrada del balcón volviendome acostar ignorando sus explosiónes.
En la tarde.
Había salido de la ducha para ir a la casa de Bakugou, buscaba que ponerme así que decidí por un vestido que me quedaba hasta las rodillas que me había regalado Mitsuki en mi cumpleaños un mes atrás diciendo que era parte de toda su familia. Este tenía algo de encaje y hacia resaltar mis curvas.