LEMON - Diario de una Guardiana - ELDARYA

Capítulo extra E-1.2 - Compartirte

Mystika puso su mano sobre mi hombro de forma gentil susurrando mi nombre, lo que me provocó un escalofrío.

Me giré lo suficiente para poder mirarle a los ojos y ella se acercó y besó mi mejilla suavemente, como una caricia delicada. Era su forma de agradecerme.

Le había mentido y ocultado el propósito de la fiesta y finalmente me estaba perdonando y agradeciendo. No merecía a alguien así.

Volví a mirarle y sin decir nada más salí de su alcoba dirigiéndome a la mía por el silencioso pasillo, dónde sólo el eco de mis pisadas resonaban en él.

Sabía que en cuanto entrara en mi habitación ella iría en busca de Valkyon y él disfrutaría de ella como me gustaría hacerlo a mí. Le quitaría el vestido rasgado que yo mismo mandé hacer para ella, acariciando su suave y rosada piel, que olía siempre a frutas dulces.

Suspiré al cerrar la puerta tras de mí y a mi mente vino su imagen de nuevo siendo desnudada por su jefe y una mezcla de excitación y rabia se apoderó de mí. Así que para olvidar el sentimiento negativo me imaginé a mí mismo haciendo aquello que deseaba.

Para cuando me senté en la cama y comencé a quitarme los costosos y complicados ropajes, mi erección era ya más que evidente.

-Maldita sea... - susurré para mí despojándome de las últimas prendas.

<<Bueno, al menos la tengo en mi imaginación>>, pensé mientras acariciaba mi entrepierna por encima del bóxer.

La tela hacía demasiada presión, molestaba, tanto como mi deseo por ella. Metí la mano en ella, saqué mi miembro y comencé a masturbarme pensando en lo que le haría si ella aceptara ser mía, cerrando los ojos para enfocar mejor su imagen grabada en mi memoria.

<<Thiedil...>>, volvía a oír su voz susurrante en mi mente, lo que hizo que escapara un jadeo de mi boca.

-Thie...- su voz sonó clara frente a mí. Abrí los ojos y me encontré a Mystika delante de mí con expresión de sorpresa. – Perdón. – Se pronunció finalmente.

Creo que fue su nula intención de abandonar la habitación lo que hizo que yo sólo me detuviera, sin esconderme por la situación en la que me encontraba. Ella no parecía contrariada.

Seguía con el vestido ajado, aún no se había cambiado y estaba estática mirándome a los ojos. Entonces, de forma inesperada llevó sus manos a la espalda y tiró de las cintas del vestido que quedaban aún atadas para luego retirar la parte de arriba poco a poco.

Finalmente dejó su pecho al descubierto y se acercó completamente a mí, colocándose entre mis piernas de pie mientras yo permanecía sentado en la cama admirando de nuevo parte de su cuerpo, como el día que la conocí.

A continuación tomó mi cara con ambas manos y acercó su boca a la mía para besarme con avidez. En seguida introdujo su lengua buscando la mía, la cual no tardó en encontrar, respondiendo con un gemido ahogado.

Súbitamente se colocó a horcajadas sobre mí sin dejar de besarme y al descargar su peso contra mi cuerpo, jadeó al sentir mi miembro contra su entrada, aún tapada con la fina tela de su ropa interior.

Me estaba volviendo loco en pocos segundos con su lengua y el roce de su cuerpo. No podía creer que esto estuviera realmente pasando, así que detuve un instante el beso para mirarle a los ojos, llenos de deseo.

-Mystika, ¿qué...?- intenté preguntar, pero ella puso un dedo sobre mi boca para callarme.

-Tenía que agradecerte lo que has hecho.

-Pero creí que tú...

-Bueno, finalmente creo que no es tan mala idea lo de compartir – sentenció antes de volver a besarme.