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Yo no había tenido un crush o algo por el estilo. Cuando me gustaba una niña, simplemente cortaba una flor del bonito jardín de mi madre y corría hacia mi enamorada, la cual tímida me miraba y agarraba la flor agradeciendo el presente con una tímida sonrisa.

Mi mamá disfruta contar en las reuniones familiares la primera vez que un pequeño Jeon de 3 años daba un paseo familiar en un caluroso día de verano por los alrededores de la ciudad agarrado a la mano de su madre y sonreía mostrando como disfrutaba del paisaje. Veía a todos lados atento y una bella señorita llamó mi atención, mis pequeños ojos escanearon aquellas curvas las cuales sigo disfrutando observar —y algunas veces recorrer con mis manos en la actualidad— Una sonrisa coqueta y unos ojos pispiretos lanzados a esa señorita inigualable. Alagada, confundida y apenada miró a mi madre, y sonrió acalorada —Si que tendrá buen gusto —mi padre carcajeó

—Sin dudarlo. Coqueto como su padre —se quejó mi madre alzándome en brazos. Tan embelesado me dejó esa creación divina del todo poderoso. Mmhm, gracias por apiadarte de nosotros y deleitarnos tan bien.

Desde entonces mis ojos se concentran más en las mayores, ellas sonreían y acariciaban mis cabellos, las niñas corrían despavoridas con cara de asco.

Infantas.

Pero bueno, regresemos al tema central.

Tener un crush es algo inútil, por favor. Si te gusta, lánzate y ya está, háblale con claridad, plántale un buen beso y todo pasará como tenga que pasar ¿para qué complicarte? no somos niños de primaria.

Ese es mi pensamiento, tuve novias de distintos tamaños y formas en todo sentido, el arte del coqueteo sutil y descarado en su máximo esplendor, niñas que preferían un novio de manita sudada y otras que aportaron su granito de arena para moldearme a sus preferencias, una mano deslizándose por sus piernas al borde de sus faldas, caritas de santitas son las mejores.

¿Para que amarrarse a una si hay muchos peces en el agua? muchas flores en el jardín cada una cautivándote con su encanto propio.

Por ello me siento extrañado en este corto periodo viendo a la chica a la cual le escupí accidentalmente la bebida en el rostro. Era algo normal, me acostumbré a verla a diario por los pasillos con su guitarra a sus espaldas, su mochila y unos cuantos libros siendo apretados en sus brazos contra su pecho mientras su vestido ondulaba como las olas y sus tacones reclamaban atención contra el suelo. Muy linda la muchacha, para qué mentir, tenía un toque atrayente, su carisma le hacía relucir y su actitud destacar de entre las demás por el momento, obvio que  mantenía la vista en otras muchas chicas guapas e interesadas en el mismo tema que yo, alguien con quien poder congeniar a la primera y no obtener problemas después del día. 

—Jungkook, ¿en qué tanto piensas? o tendré que corregir ¿en quién tanto piensas? hasta he reflexionado en comprarte un babero. 

—¡Muy gracioso hyung! Pero soy yo él que debería preguntar eso por ti, no te he visto muy activo en las fiestas.

—La verdad es que ya casi son las pruebas del primer parcial de mi trimestre y los profesores no nos tienen piedad como a los renacuajos como tu.

—¿Será? ¿tu qué opinas Jimin?.

—Yo opino que se callen y se apresuren para ir a casa.

—No puedo, tengo un labor.

Taehyung tomó sus cosas presuroso y se encaminó hacia los gigantescos pasillos de la universidad —...¡Vaya! Tae ha de tramar algo o no me explicaría sus reacciones bruscas.

—Él es raro, está totalmente normal—. Quité toda importancia agitando la mano mientras me comía una galleta a la boca. 

—¡Jimminie~! hasta que te encuentro, oye, ¿de casualidad has visto a Taemin rondando por aquí o en algún lugar? Tenemos que ensayar la presentación para el examen de actuación y el muy ruin no se ha molestado en presentarse en los últimos 2 ensayos que hemos tenido.

La chica pelinegra interrogó a mi amigo mientras este masticaba y le miraba hacia arriba —La vedag es que do —respondió engullendo sus fideos  —¿Gustas que te ayude a buscarlo?.

—¡Por supuesto, si no es una inconveniencia para ti, claro!.

Él chico pelirrojo asintió y se levantó de su asiento ignorando mi presencia y sin agregar una palabra más, se encaminó e invitó a la chica a seguirle para comenzar su búsqueda. Ella volteó y sonrió apenada para después agitar su mano en mi dirección y voltearse enseguida para no perder a mi amigo de vista.

Vaya...




—Y —nuestros labios chocaban en una danza rítmica —¿Gus —sus manos recorriendo mis brazos —G-gu-gustas salir a algún lado? —la chica negó con su cabeza mientras observaba el sombreado melón brilloso en sus parpados, sus pestañas perfectamente curveadas hacia arriba y su labial esparcido por sus labios dejando verse un poco aún en estos —sonreí, el encanto de Jungkook siempre hechizándolas, así es. Algo inevitable, por supuesto, como culparlas si soy tan guapo y fuerte. Estaba disfrutando el resto que quedaba de la tarde con un par de cervezas frías, unas botanas, una chica preciosa y el silencio de mi apartamento siendo interrumpido por nada mas y nada menos que los chasquidos de nuestras bocas deseosas por más. Melissa. La chica que he estado conociendo por hace ya unas semanas desde su llegada repentina del extranjero a nuestro humilde país. Destacando por sus piernas largas, su proporcionada figura, sus cabellos pelirrojos, piel nívea y ojos esmeraldas; al echarle un ojo en la universidad no se me hizo difícil acercarme y rondarle tal cual lobo hambriento. Ella por su parte en su papel de caperucita con el detalle que ella misma se adentró a la boca del lobo y presiento que era lo que deseaba, no la culpo, todos deseamos encontrar nuevas experiencias cautivadoras. Hace unos días la he estado invitando a salir, vamos a clubes nocturnos, paseamos por la ciudad, vamos a comer y de paso le enseño la ciudad, muy amigable y cómoda su presencia. 

Hoy la he invitado a quedarse en mi casa para ver películas, conocernos más y disfrutar de nuestras compañías, pues me imagino que al no ser de la ciudad se ha de sentir triste y extrañando a sus familiares y amigos, pasándola peor encerrada entre cuatro paredes, eso si que no; yo he decidido ser su príncipe encantador esta vez.  Agradeciéndome así con unos cuantos besitos y caricias gratificantes para ambos. Un poco de música ambientando el lugar y sus piernas acomodándose a cada lado de las mías, abrazando mi cuello y mis manos en sus caderas  mejorando la comodidad entre ambos; sus ojos cautivando mi mirada y sus dientes presionando sus labios fingiendo inocencia. Me encanta.

Y todo pudo ir a mejor si mis amistades no fueran tan imprudentes e idiotas —¡Chico, que te hemos estado marcando como locos a tu celular!—. Entraron estrepitosamente azotando la puerta, sin tocar el timbre, sin gritar o algo antes de entrar; ella ha saltado sobre de mi regazo deteniendo toda acción y recargó su frente en mi hombro derecho cubriendo su rostro rojizo de mis amigos —¡Oh vaya! ¿hemos interrumpido algo? —les miré sin gracia alguna, ella se levantó rápidamente y se dirigió a otra habitación dejándome a solas con los que me miraban pícaramente —Tú si que no pierdes el tiempo, eeh.

Viré los ojos y suspiré hastiado —¿Se puede saber a qué han venido?.

Las carcajadas de Jimin y Tae resonaron por arriba de la música que aún reproducía el estéreo —No te enojes mi amor, yo puedo terminar lo que ella dejó incompleto —Jimin sonrió mordiéndose el dedo y haciendo ojitos coquetos, se acercó al sofá en el cual yo seguía sentado con una notable erección entre mis piernas y acarició mi pecho de arriba a abajo suspirando dramáticamente, sonreí con la boca abierta mostrando mis dientes y lo atraje a mi cuerpo haciendo que perdiera el equilibrio y cayera sobre de mi —Si aceptas ser el pasivo no me quejo — y empujé mis caderas frotando mi erección en su gran culo —¡Oh Jungkookie!~.

—Que miedo, si no los conociera desde pequeños juraría otra cosa.

Ambos reímos y acercamos nuestros rostros —¡Basta! —gritó horrorizado lanzándonos una almohada y corriendo a la cocina  hasta que se le bajara el bochorno.


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CrushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora