Crush

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Aquella noche mientras bailábamos entablamos una conversación estable por primera vez.

Nuestros cuerpos balanceándose al compás.

Sus delicados movimientos.

Cara inocente y coloreada por un carmín.

La habitación ascendía en temperatura, pero no en otras intenciones, había tantas personas bailando en un mismo espacio que se hacía sofocante. Exhausta, detuvo sus pasos, una bonita sonrisa de ojos y un 'hasta pronto' salió de su boca.

Estupidizado me quedé en la pista de baile viendo como a paso seguro se alejaba meneando sus cabellos de derecha a izquierda. Sentí mi cuerpo temblar de una manera diferente, una en donde no necesitaba unas manos recorriendo mis extremidades o alguien susurrando en mi oído. Sentí un calor impactar en mi rostro y mis manos vibrar, relamí y mordí mis labios para después desordenar unas mechas de cabello y regresar a mi.

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Clases, fiestas, pruebas sorpresas, sonrisas, desvelos.

Se repetía el patrón sin parar.

La biblioteca encendió sus luces, mi cabeza cabeceó a punto de pegarme contra la mesa en la cual la mitad de mi cuerpo descansaba, un bostezo escapó de lo más profundo de mí, espabilando un poco sacudí mi cabeza de un lado a otro apretando los ojos; colgué la mochila a mis espaldas, sujeté los dos libros que hacía unos instantes ocupaba y mi café con la mano que tenía desocupada, me dirigí a sus respectivos pasillos para poder acomodarlos y no me regañaran y pasando por uno de aquellos numerosos pasillos me encontré con una agradable sorpresa, no me encontraba solo en este lugar al parecer. Ji-Eun estaba presentando dificultades para alcanzar uno de los estantes y a pesar de intentarlo con todo su esfuerzo no lo conseguía

—Veo que necesitas ayuda —mi repentino hablar la sobre exaltó haciéndola voltear —Disculpa, no era mi intención asustarte.

Sonrió —¡Vaya, tu de nuevo! si que es mucha casualidad ¿no lo crees?.

—La verdad es que sí, ¿eso será bueno o malo?.

—Yo opino que siempre es oportuno y amigable encontrarnos ¿o no? —meneó sus hombros y tronco de un lado a otro.

—Estoy totalmente de acuerdo. ¿Gustas un poco de ayuda?.

—No me gusta molestar.

—En absoluto lo haces.

—Entonces me aprovecharé de ti un poco.

Sonreí —Encantado en poder servirte de algo —lentamente me acercaba a ella, sus ojos atentos a mi mirada, una batalla, así lo sentía yo al menos, no me ha gustado nunca ceder, pero ella no es como otras que aparta la mirada nada mas mis ojos encuentran los suyos. Me siguió en cada instante sin perder por un segundo; complacido me detuve frente a ella —¿Y bien? -
—sonreímos —Como verás, mi estatura es inservible en estos momentos, necesito ese libro de allí —señaló con su dedo índice un libro verde militar de pasta gruesa. Se apartó un poco de mi lado dejándome pasar para tomar el objeto por ella y luego depositarlo delicadamente en las palmas de sus manos —Gracias —.Observé como se alejaba a pasos ligeros —Hey —volteó atenta ante mi llamado —¿Puedo acompañarte? Ya es muy tarde como para que una linda señorita como tu ande por las calles sin una compañía.

—No hace falta, alguien me espera —sonrió.

—Vale... Hasta luego Ji-Eun.

—Hasta luego chico soda —y sin poder detenerla con otra excusa se marchó y simplemente la despedí sacudiendo mi mano después de desordenar mi cabello.

Vaya, me siento un poco decepcionado por el final de nuestra conversación, me hubiera encantado acompañarla, mientras platicábamos y de esa manera conocer más acerca de ella.

Que envidia del chico que estuviera acompañándola en este momento.

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—Jungkookie —una voz femenina pronunció mi nombre, pero lamentablemente no eran aquellos labios que me moría por probar los que lo pronunciaban —¿Qué hay? —contesté con una sonrisa y me acerqué a ella —Ya extrañaba verte —sonrió ampliamente e hizo el amago de estrecharme entre sus brazos, acción que evité y no sé la razón, solamente no me encontraba de buen humor hoy. Volteé la cabeza y estiré mis brazos y fingí un bostezo a la par que daba pasos hacia atrás, quedó un poco fría pero sonrió —...Bueno... yo venía a proponerte sobre salir a un bar o un karaoke o algo así ya que es viernes, ¿Qué te parece?.

—La verdad es que no me encuentro en condiciones, estoy muerto y prefiero ir a descansar, en otra ocasión será.

—Claro... —Un silencio muy largo se instaló entre los dos, incómodo miré la pantalla bloqueada de mi celular —Bueno, fue un gusto verte pero ya es tarde, nos vemos —agité mi mano en despedida y empecé a caminar.

Pensaba en muchas cosas y a la vez en nada, por una extraña razón hoy me sentía diferente, cansado, aburrido, quizás hasta fastidiado. Agotado llegué a mi dormitorio, tomé una ducha y después de una meditación con agua caliente salí más relajado. Recosté mi cabeza en la almohada,  y caí rendido siendo abrazado por mis sábanas.