008

901 53 7
                                    

—¿Por qué hay una mujer en una jaula en el medio de la habitación?— pregunté bajando por las escaleras, haciendo que mi cola de caballo se moviera de derecha a izquierda mientras lo hacía.

—Yo te cuento, nena.— Andy se paró de su silla y caminó hasta mi, puso su mano derecha en mi mejilla y me acercó a él para darme un breve beso.— Buenos días.— susurró.

—Buenos días.— me las arreglé para murmurar, embelesada por el y por toda su presencia. ¿Cómo puede ser tan perfecto? Maldición.

—Cuando fueron a recoger un nuevo grupo de mutantes, la encontraron. Según parece es una infiltrada de centinela, una nueva chica de el mismo grupo puede leer mentes, estamos esperando que la prisionera despierte para ver lo que le podemos sacar con ella.— resumió, sentándose en un mueble y empujándome hacia atrás para que me siente en sus piernas, justo en ese momento la rubia (de la que supongo estaba hablando) entró a la habitación.

—No podemos esperar a que despierte y voluntariamente nos cuente todo, tenemos que hacer algo...— dejé de escucharla desde ese momento, me preocupé más en tratar de no apoyar todo mi peso en Andy para que no notara lo pesada que soy, más fue imposible cuando me haló aún más en su dirección y pegó mi espalda en su pecho.

Escuché como su respiración se aceleraba en un momento, Andy cerró los ojos y apoyó su cabeza en la parte trasera de mi hombro.

—¿Quieres que me baje?— le pregunto a Andy en un susurro poniendo mi cabeza en su hombro para verlo.

—Definitivamente no.— responde en otro susurro con su voz muy ronca, le doy una mirada confundida y él esboza una media sonrisa, agarrando mi cintura con más fuerza y moviéndome un poco a la derecha.

De un sobresalto y sorprendida abro mis ojos lo más que puedo y tapo mi boca con mi mano izquierda de la impresión. Siento mis mejillas rojas y lo miro a los ojos, el descarado solo suelta una risa baja que no llama la atención de los demás, ni siquiera avergonzado.

—Eres un pervertido asqueroso, Strucker.— le dijo, lejos de estar enojada, con un toque de diversión.

—Mojigata.— me saca la lengua.

—...Y por favor controlen a estos adolescentes, sus pensamientos me perturban.— dice la rubia que antes estaba hablando, para luego irse. Todos se quedan en silencio y siento la vergüenza recorrer todo mi cuerpo.

Tengo el impulso de irme de la habitación pero entonces todos se darían cuenta de la condición de Andy. Lauren comienza a soltar carcajadas a las que Andy y yo nos unimos nerviosamente tratando de romper el hielo.

~~~~~>

—Jamás había estado tan avergonzada.— repetí, tapando mi rostro (por décimo sexta vez en el día). Tan pronto pudimos corrimos de la situación, ahora nos encontramos en mi cuarto, acostados en mi cama. Andy me rodea con sus brazos y yo me escondo en su pecho como es habitual. Escucho su adorable risa e inevitablemente, sonrió también.

—Nena ya pasó y no hay nada que podamos hacer, la buena noticia es que así todos se van haciendo idea de que ya no somos precisamente niños.

—Uy, discúlpeme señor adulto de quince años.— Andy rodó los ojos y se volteó, quedando sobre mi con sus brazos apoyados en la cama, a los lados de mi cuerpo.

—A lo que me refiero es, que no me parece seguir compartiendo una "suite familiar" con mi familia y que tú estés aquí solita en esta habitación...

OppositeWhere stories live. Discover now