Bates y lirios

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Ahora sí, ese era el día en el que se volvería el novio oficial de Wolfram.

Ya lo tenía todo planeado, no podía salir nada mal, iba a hacer que su Wolf no olvidara ese día de su primer cita oficial. Porque se la habían pasado juntos desde que hicieron el experimento, caminando juntos a casa, yendo a comer y demás salidas; pero no habían tenido un paseo formal, en pocas palabras, no habían tenido su primera cita. Aún sabiendo que ambos se gustaban y que lo que tenían no era una simple amistad, ninguno de los dos se había atravido a llamar a alguna de sus salidas 'cita', y Yuuri se había dispuesto a cambiar algunas cosas.

Ya había hecho su lista mental de lo que debía hacer:

1. Ir a recogerlo a su casa.
2. Paseo caminando por el centro.
3. Visitar el museo de arte contemporáneo (Wolf quería ver una exposición).
4. Llevarlo a comer a un lindo restaurante que encontró en internet.
5. Llevarlo a su departamento para darle una sorpresa.

Apostaba por algo no muy complicado, una cita cliché con recorrido romántico, actuando como un caballero para su príncipe. Esperaba que Wolfram se pusiera contento, amaba verlo sonreír.

Su madre había ido a recoger a Greta temprano por la mañana, cuando Greta se enteró de que su papá iría a una cita de inmediato se ofreció quedarse en casa de sus abuelos, no quería ser la tercera en discordía, quería que arreglaran sus asuntos ellos solos.

Se vio una última vez en el espejo, y se autofelicitó, no estaba muy formal pero no se veía como cualquier día, ese día quería impresionar a su rubio. Suspiró, tomó sus llaves y cartera, y salió del departamento.

Estaba tan entusiasmado pensando en cómo sería su día que no se dio cuenta en que momento llegó a casa de la familia de Wolfram. Pero no era como que quisiera dar marcha atrás, al contrario, al encontrarse frente a frente con la puerta, tocó el timbre rápidamente.

Gran fue su alivio y felicidad al encontrarse con los ojos esmeraldas de su compañero, no quería tener conversaciones incómodas con su casi-suegra ni tener que soportar miradas asesinas de parte de los hermanos de Wolf.

- ¿Nos vamos Wolf? - Yuuri extendió su mano hacia el otro, invitandolo a tomarla. Wolfram se ruborizó un poco ante aquella acción si bien, llevaban ya un tiempo como algo más que sólo amigos, Yuuri era muy cohibido a la hora de hacer esas cosas.

- Sí - tomó su mano, casi sin pensarlo, entrelazando sus dedos en el proceso, el moreno simplemente le contestó con una radiante sonrisa que de inmediato correspondió.

Caminaron por un rato tomados de la mano, sus casas estaban cerca del centro por lo que no era muy difícil llegar hasta allí a pie. Esa era la primera parte del super plan elaborado de Yuuri Shibuya, caminar con Wolf por el centro (ir con las manos entrelazadas era un plus de último minuto). Pasaron por algunas tiendas y puestos que llamaron la atención de ambos, pero el destino de Yuuri era por otro lado. Caminaron hablando y conversando sobre cosas sin sentido, a veces sin necesidad de decir algo, sólo andando uno al lado del otro.

Luego de un rato, ambos llegaron a un gran edificio, impotente, el Museo de Arte Nacional. Wolf se sorprendió cuando Yuuri lo jaló hacia la entrada, no esperaba que lo llevara a un lugar así, pero no se quejaba. Hace unas semanas habían inaugurado una exhibición nueva en el museo, y él tenía muchas ganas de ir a verla y se lo mencionó a Yuuri en alguna ocasión, no podía estar más feliz por que Yuuri hiciera todo eso sólo para complacerlo.

Entraron al recinto y Yuuri no le dejo darle su parte de las entradas, insistía en que todo iba por su cuenta ese día. Iban directo a entrar a la sala donde se encontraba la exposición, de no ser porque Wolfram notó la mirada distraída y desviada del otro. Dirigió su vista hacia donde él pensaba que estaba Yuuri mirando, y notó algo que debió haber notado desde el principio. El museo era conocido por sus exhibiciones variadas, permanente y temporales, de muchos temas y aristas diferentes, no sólo exhibían colecciones exclusivamente artísticas y Yuuri estaba concentrado precisamente en una de esas exposiciones. Una exposición de la historia del béisbol. Soltó una risa discreta al ver como el otro se esforzaba en no lucir emocionado.

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