El resto de mi vida.

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Desde el día en el que Yuuri lo había llevado a su primera cita oficial y que al final de esta, con flores y con su muy cursi confesión, le había pedido ser su novio, no se habían separado desde entonces, de hecho, ese día cumplían dos años siendo pareja.

Tanto Yuuri como Wolfram terminaron su carrera poco después de comenzar a ser novios. Yuuri siguió trabajando en el lugar donde realizaba sus practicas profesionales, aunque la mayor parte de su trabajo lo hacía desde casa, lo que le permitía cuidar de Greta casi todos los días; en cambio Wolfram había conseguido un pequeño trabajo en una escuela de arte, dando clases de pintura a niños pequeños, el haber conocido a Greta despertó e él una afinidad con los niños que no sabía que tenía.

Luego de un año de salir juntos, Yuuri y Greta habían insistido, casi rogado para que el rubio se fuera a vivir con ellos. Y no era como que Wolfram no quisiera, al contrario, pasar sus días con esos dos era lo que más anhelaba en el mundo, pero a pesar de eso siempre existían las dudas típicas al dar un paso así de importante en la relación; de si sería muy rápido, si era la persona adecuada para Yuuri, si a Greta no le incomodaría tenerlo allí, etcétera, etcétera, etcétera. Sin embargo, Yuuri, como buena persona y novio que es, lo tranquilizó y aclaró todas sus dudas, asegurándole, que todo estaría bien, que Greta lo amaba y que no había una persona mejor para él que Wolfram, y Wolfram aunque no lo dijera, sabía que no había una persona mejor para él que Yuuri.

Ese día Yuuri había organizado una salida junto a Greta por su aniversario, nada muy ostentoso, simplemente habían decidido ir a un parque en el centro de la ciudad para tener un pequeño picnic.

Y así lo hicieron, los tres prepararon unos cuantos bocadillos y bebidas, y partieron del departamento poco después del medio día. Cuando llegaron al parque se dispusieron a buscar un buen lugar a la sombra de un árbol, junto a un pequeño lago artificial que había ahí.

- ¡Hay patos en el lago! - luego de decir eso, Greta se separó un poco de ambos, acercándose a la orilla del agua para ver a las aves de cerca.

- Mi Greta está creciendo - Yuuri hizo un puchero mientras veía a Greta sentada en el pasto. Lo dijo sin pensarlo, simplemente salió de su boca, al ver a su niña no tan niña.

- ¿Esperabas que no creciera? -

- ¡No! Pero me gustaría que no lo hiciera - dicho eso se dejó caer en el pasto, con las piernas y los brazos cruzados, con una mueca extraña pintada en su rostro - Va a dejar de ser una niña en cualquier momento.

- Tiene 12 años - dijo Wolfram, imitándolo en su decisión de sentarse en el pasto.

- ¡Exacto! Pronto va a entrar a la secundaria y entrará en su etapa adolescente ¿¡Qué tal si empieza a odiarnos y nos deja por un chico!? - a Wolfram se le apretó el corazón al escuchar esa probabilidad, y su cabeza siguió maquilando otros posibles futuros en los que Greta pudiera separarse de ellos - ¿¡Ves!? ¡Te quedaste pensando! - reclamó el moreno gesticulando exageradamente con los brazos.

- Sabes que eso no va a pasar, te ama demasiado para eso, eres su padre. - contestó el rubio luego de pensar unos segundos. Yuuri gruñó, volviendo a cruzar sus brazos sin decir nada.

- Tu igual eres como su padre - murmuró Yuuri, viendo al ojiverde.

- Y-yo no... -

- No trates de negarlo, claro que lo eres. Eres la pareja de su padre después de todo - Wolfram se sonrojó ante esas palabras, Yuuri era malo con las palabras pero a pesar de eso era demasiado sincero, a veces más de lo que le gustaría.

- A-ayúdame a poner las cosas - Yuuri sonrió satisfecho, amaba ver esa parte de Wolf, nerviosa y sonrojada. Sacaron varias cosas de una mochila que cargaba Yuuri y se dispusieron a colocar todo encima de una manta de cuadros rojos (que Wolfram aún se preguntaba en qué momento el moreno la había conseguido). Greta regresó para ayudarles y en unos minutos ya tenían todo servido, platos con sándwiches con diferentes rellenos (que Greta se había encargado de preparar con ayuda de Wolfram), vasos con bebidas frutales y un pequeño pastel que Yuuri había comprado para celebrar su aniversario.

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