Cruel

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Castigo. Es en lo único que podía pensar al sentir aquel gran dolor en el pecho, cuando cada exhalación e inhalación representaban un arduo trabajo horrible y doloroso. A cada paso su visión empeoraba; le quedaba poco para llegar al despacho, tenía que aguantar.

''Profesor Snape, maldita sea''

¿Estaba incluido en el Hanahaki? ¿Era la pena máxima por haber osado estar con alguien más que no sea el responsable de su enfermedad? ¿No podía distraerse ni siquiera con eso? Era una pesadilla.

''Solo fue una paja con un demonio, solo eso''

Para su buena suerte Harper se había visto conforme con aquello, y de todas formas era lo más que le podía dar; era apuesto, pero eso no valía lo suficiente como para hacerle sentir satisfecho, o siquiera para olvidar por un breve momento al responsable de todos sus infortunios, él sabía eso. Por lo mismo, no necesitaba que la maldita enfermedad se lo recordara de forma tan profunda. Además, nadie le había dicho que al hacer algo con alguien más, iba a provocar una jodida represalia de esa magnitud en consecuencia de sus actos.

Para cualquiera que hubiese pasado por el pasillo en ese momento, no habría escuchado más que una respiración pesada y deplorable, junto a sonido de lentas pisadas casi tortuosas.

Apoyado en la pared, Draco maldijo desde lo más hondo de su ser a Harry Potter, porque por supuesto, todo, absolutamente todo, no era más que culpa suya.

''Que pare, que esto pare''

Llegó hasta la puerta del despacho casi a rastras y con sus últimas fuerzas pegó un manotazo que retumbó en las sombras de la noche, el peso lo venció y terminó cayendo de rodillas apoyando la frente en el frío roble, esperando.

Nadie abrió en los próximos segundos y no se escuchó ningún movimiento dentro. Snape no estaba.

Iba a morir, moriría en el sucio piso de las mazmorras con el peor dolor que se puede sentir en el interior del cuerpo. Solo, como supo que estaría desde el primer año.

Se negaba a dedicarle sus últimos pensamientos al culpable de su miseria, pero no había nada que pudiera hacer.

''Maldito Harry Potter''

Sintió claramente—más de lo que quiso o cualquiera desearía—una espina perforando su pulmón, creciendo y acunándose como si estuviese en un lindo sitio para madurar, sin importarle en lo más mínimo el dueño de ese espacio.

Una rosa estaba floreciendo, quizá la más hermosa que nadie pudiera ver. A cambio, Draco se desvanecía.

Y con eso, todo oscureció.

...

—Lo digo enserio Severus, el estudiante no puede seguir así.

—Ya sabe mi opinión al respecto.

— ¡Hablaré con Albus en este momento! no puedo consentir que...

—El profesor Dumbledore no está—McGonagall apareció bajo el lumbral de la puerta de manera cauta, acercándose cuidadosamente al estudiante recostado en la camilla—¿Ha empeorado?

— ¡Por supuesto que lo a hecho! ¡Aquí no tenemos lo necesario para saber realmente su estado! ¡Así solo va a terminar...

—Poppy—reprendió la maestra—No es momento para exaltarse—dijo y se giró hacia el profesor— ¿Qué sugiere usted que hagamos, Severus? Siento que hay algo que no nos está contando.

—Divagaciones suyas, maestra—indicó sin inmutarse, con su característica frivolidad.

La mujer se puso roja y se plantó muy enfadada frente a Snape—Esto dejó de ser solo una posible broma entre jóvenes y lo sabe perfectamente Severus, así que le sugiero que se comporte como maestro y jefe de casa de Slytherin y trate de ver más por sus estudiantes que por usted—paró y recobró la compostura mirando de soslayo a la medimaga que pasaba su varita sobre el cuerpo del chico—En cuanto llegue Albus quiero que le informe de esta situación o me encargaré yo de hacerlo y añadiré su falta de interés. Pero le advierto, Severus, que si me entero que el señor Malfoy no mejora su estado, no pasará ni una noche más en Hogwarts e irá directo a San Mungo—bramó y se marchó firme de la enfermería.

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