➖ P R Ó L O G O.

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P R Ó L O G O. 

 Los tiempos de guerra habían llegado en Finchley, las bombas se escuchaban de manera fuerte en la cuidad, todas las familias se encontraban acogidas en su casa, nadie quería asomarse a las ventanas debido a que podían estar en un gran peligro. Los pilotos se mandaban mensajes en código para arrojar las bombas, mientras que la gente, que aún se encontraba en la calle, salían corriendo a sus refugios preparados para este tipo de situaciones.

Un niño, de pelo negro y pecas, se encontraba mirando de manera embobada y como si le pareciera algo increíble, las bombas que caían en la cuidad, se encontraba muy cerca de la ventana y no sentía miedo alguno de estar allí parado admirando lo que pasaba afuera. Su madre, muy preocupada de que pudiera pasarle algo, salió corriendo hacia él y lo jaló para apartarlo de allí. 

―Aléjate de ahí―Cerró las ventanas de manera rápida, para evitar que su hijo siguiera viendo el desastre que se estaba creando en la cuidad―. ¡Peter!―Exclamó el nombre de su hijo mayor y se volteó hacia el peli-negro que aún estaba a su lado―. ¡¿Qué crees que estás haciendo?!―Le preguntó ella, sacudiéndolo levemente de los hombros y miró a Peter, cuando este llegó respondiendo a su llamado―. Peter, llévalo al refugio, ¡ya!―Gritó la mujer. el rubio comenzó a jalar a su hermano mientras este se negaba a ir con él, forcejando en los brazos del mayor. 

―¡No, espera, no!―Exclamó Edmund, pataleando.

―¡Tenemos que irnos!―Le gritó Peter, tratando de hacer toda la fuerza que podía para sacarlo de allí. La madre de los niños tomó lo que pudo, es decir, una linterna y una manta en caso tal de que lo necesitara. 

En otra parte de la casa, la más pequeña de los hermanos, Lucy Pevensie, exclamaba "¡Mami!" con la esperanza de que ella viniera a salvarla mientras se tapaba los oídos por el ruido de afuera, en cambio, su hermana mayor llegó corriendo a la habitación por casualidades de la vida para buscar algo. 

―¡Susan!―La llamó y esta se volteó hacia ella, alumbrándola con su linterna.

―¡Lucy, vámonos!―Le gritó la adolescente tomando su mano para jalearla y lograr sacarla de la cama. 

―¡Venga, rápido!―Les indicó la mujer a sus hijos, corriendo. 

―¡Corran!―Gritó el mayor de los hermanos Pevensie, casi empujando a sus hermanos y a su madre, eran desesperantes los gritos de su hermana menor, llorando por lo que ocurría y que, a pesar de ser una niña pequeña, era muy inteligente y sabía lo que estaba ocurriendo. De pronto, una exclamación de parte de Edmund, los hizo voltear a todos cuando estuvieron a punto de entrar al refugio. 

―¡Esperen, papá!―Gritó él, devolviéndose a la casa y soltando la mano de su hermano, su madre exclamó su nombre, mientras Peter comenzaba a correr en dirección a donde el chico se había ido. 

―¡Yo lo traigo!―Le gritó él a su madre.

―¡Peter, espera!―Trató de detenerlo Helen, pero ya era muy tarde, el chico se adentró a la casa, exclamando el nombre de su hermano pequeño, quien estaba tomando una foto de su padre, Peter, al darse cuenta de que una bomba caería cerca de la casa, se acercó a Edmund corriendo. 

―¡Agáchate!―Le gritó, tapando la cabeza del niño para evitar que los vidrios de las ventanas le cayeran encima―. ¡Levántate, tonto!―Lo jaló y Edmund logró tomar la foto de su padre que se le había caído en el impacto―. ¡Hay que salir!―Exclamó Peter, corriendo con él, siempre era lo mismo con Edmund, nunca hacía lo que le decían, y eso era tal vez porque extrañaba a su padre―. ¡Corre!―Le gritó el rubio, esperando que no cayera otra bomba ya que estas estaban pisándole los talones a ambos, cuando llegó al refugio, tiró al niño, quien soltó un quejido pues había caído en una de las camas duras―. ¡¿Por qué solo piensas en ti?! ¡Casi nos matas!―Le reprochó su hermano mayor, el cual estaba gimiendo por el dolor en su espalda―. ¡Eres un egoísta!

―¡Basta!―Gritó la madre de los Pevensie, para tratar de calmar a su hijo. Edmund soltó la foto de su padre, cuando su madre lo acurrucó en brazos.

―¿Por qué nunca haces lo que te dicen?―Le preguntó Peter, para finalizar, el peli-negro lo fulminó con la mirada y su hermano, al ver que no decía nada, negó con la cabeza y cerró la puerta del refugio. 

Por otro lado, la joven Thaily estaba tratando de salir junto con sus padres, la salida se había bloqueado con fuego y la única manera de salir de esa casa, era por una ventana que había al lado de la puerta. 

―¡Vamos, papá, mamá! Corran―Exclamó la peli-negra, jalando a sus padres, quienes venían muy débiles ya por el humo que se había concentrado en la casa, eran adultos, no tenían pulmones desarrollados como los de su hija y eran muy propensos a que les diera un ataque. 

―Corre, Dereck, ya casi llegamos―Murmuró la mamá de la pequeña, jalando a su esposo.

―¡Vamos!―Exclamaba la niña, tratando de ayudarlos lo más que podía. Pero algo grave ocurrió, ambos adultos cayeron al suelo, al mismo tiempo que Thailyse tiraba al lado de ellos, exclamando "¡Mamá" ¡Papá!" mientras que sus lágrimas se asomaban. 

―Thaily, debes continuar desde aquí, ve con tu hermano, pero rápido, los amamos―Dijo la mujer, antes de cerrar los ojos y que ambos dejaran caer sus cabezas al suelo.


Las Crónicas de Narnia: La maravillosa flautista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora