Umbrella; MICHAENG.

Capítulo 15

Chaeyoung.

Ahora más que nunca me sentía preocupada por Mina, su actitud había cambiado de la noche a la mañana. Había pasado una semana y ella solo se la pasaba encerrada en su habitación. La última vez que había salido fue cuando fuimos al hospital, por fin habían quitado la venda de su brazo, era una buena noticia, pero ella ni siquiera dijo algo o mostró alguna buena reacción. No comía, en ocasiones ni siquiera tomaba su medicamento a pesar de mis insistencias y mi presencia comenzó a molestarle. ¿Qué había pasado? Sus padres no mostraban preocupación, ya no lo hacían como antes y eso de cierta forma me enojaba, ¿Cómo podían ignorar su estado?

—Son.

Una voz logró sacarme de mis pensamientos y cerré el libro que tenía en mis piernas, aquel que ni siquiera estaba leyendo.

—¿Si?

—Mi esposa y yo nos ausentaremos durante dos días. Debemos salir de la cuidad por cuestiones de trabajo. —el señor Myoui me miró— ¿Dejo a mi hija en buenas manos, señorita Son?

—Ella estará bien. —respondí al tiempo que asentia con mi cabeza.

—Bien, pero si ocurre algo, no dude en llamarnos.

Sonrió y traté de hacer lo mismo antes de que se retirara. La verdad era que la ausencia de ambos no sería notoria, casi nunca estaban en aquella enorme casa.

☔  

—¿Mina? —toqué la puerta de su habitación, pero no obtuve alguna respuesta— Eh... Mina, debo ir a la farmacia. Volveré pronto. —no respondió lo cual era bastante obvio. Apoyé mi frente contra la puerta y suspiré, ¿Por qué cambió? ¿Qué pasó? Aquellas preguntas no me dejaban tranquila, pero había una que incluso me quitaba el sueño, ¿Por qué me afectaba tanto?— No te dejaré sola por mucho tiempo. —me atreví a susurrar antes de alejarme.

Al salir de la casa me di cuenta de que el clima no era uno de los mejores, así que tomé mi abrigo y paraguas. El chofer insistió en llevarme, pero preferí caminar, de todas formas el lugar no se encontraba tan lejos.

Mientras caminaba aquellas preguntas volvieron a mi mente, ¿Por qué me sentía así? A veces quisiera poder atrasar el tiempo y volver a los días en donde conversaba conmigo, cuando me regala sus pequeñas sonrisas o cuando salíamos al parque a caminar. Mentiría si dijera que no disfrutaba de su compañía. Mentiría si dijera que no la extrañaba.

—¿Por qué te comportas así? —comencé a patear pequeñas piedras— Si es por esa chica, ¿Crees que vale la pena? —pregunté. Ahora hablaba sola— Eres increíble y no es justo que sigas así por ella. —logré patear una piedra más fuerte y me detuve— Mina, entiende que mereces a alguien mejor.

Llegué a la farmacia minutos después, estaba casi vacía y lo agradecí, no quería tardarme más de lo debido.

Al salir choque con una chica sin querer, hice una corta reverencia a modo de disculpa, pero al verla ella solo sonrió antes de abrazarme.

—Jihyo. —acepté su abrazo y sonreí también.

—Que sorpresa encontrarte. —dijo al separarse.

—¿Cuándo volviste? —pregunté.

—Hace unos días. —vio la bolsa que tenía y sonrió de forma triste— ¿Cómo está Mina?

—Ya puede caminar... —sonreí un poco, pero luego suspiré sin dejar de mirarla—. Había dado un gran paso, estaba mejorando, pero de la nada volvió a esconderse y ahora no sé qué le sucede. Solo cambió de la noche a la mañana.