Monólogo

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-No, no vengo a contarte mis desgracias deja de mirarme así
-No estoy para escuchar de tus desgracias, no creo si quiera que las haya
- ¿Qué no las hay? ¡Si vieses el caos que llevo dentro!
- ¿Y a eso lo denominas una desgracia?
- He de hacerlo, no fui capaz de suscitar una sola palabra, qué digo palabra, una sola sílaba...
- ¿Pensaste quizá que el alma suele hablar sola?
-¡Te he dicho que no he podido hablar! ¿A caso no me prestas atención?
-Te presto atención, la suficiente para entender que la que no escucha eres tu
- ...
-El alma habla sola, y es más sabia que tu, si no se ha dignado a hablar no es cuestión de vergüenza o timidez.
- ¿Dices tu que no hablé por que mi alma no quiso?
- ¿o tu qué sabes? A lo mejor hablaste tanto y no lo notaste...
-¿Cómo crees que iba a ignorar mis propias palabras?
-¿Acaso dije yo que hablaste con palabras? 
- No, pero me angustia un poco la idea del silencio, del no hablar~le
-Quédate tranquila... que lo que menos usamos para hablar son las palabras, y no hay que ser muy sagaz para entender.

Poemas a la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora