10.

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Desde aquí empezaré a narrar un poco sobre Perrie.

Las escenas de la noche anterior no dejaban de repetirse en su mente, la borrachera la llevo hacer toda clase de locuras y termino jugando yo nunca nunca junto a Jade. Perdió, y ahora la había retado a confesar sus sentimientos.

Pero eso no era lo que ella quería, cuando le propuso a Jade ser amigas no esperaba para nada que fuera un desastre, lo que quería era conocerla, porque sí, no podía negar que le atraía de cierta forma y había algo de ella que la hace ver como un enigma.

Perrie quería descubrir de qué se trataban esos sentimientos, porque no era la primera vez que sentía atracción por una chica, pero nunca había sido tan... Fuerte. No estaba enamorada, parte de todo era la curiosidad, pero le gustaba, su cabello castaño, sus ojos marrones, su nariz, desde que descubrió que Jade la observaba desde su mesa no había podido dejar de pensar en ella y mirarla también.

Conoce sus gestos, sus comidas favoritas, que desayuna mayormente galletas y leche, que Leigh Anne era su mejor amiga y que odiaba los números, pero era fan de la ciencia. Compartían algunas clases y la rubia se tomo el tiempo de descubrir como aportaba más materias como biología que matemáticas.

Jade era una chica muy transparente y liberal, era ella misma sin importar que decían los demás, era introvertida pero si te das el tiempo, la dedicación y el interés de conocerla, descubres que es muy extrovertida, especial y amante de las películas viejas. En lo personal, Perrie también amaba esas películas, y su atracción empezó cuando una vez vio a la chica dibujar a Ariel en una de las últimas hojas de su cuaderno.

Era muy diferente, quería empezar siendo su amiga y si el sentimiento crecía, iba a darle el beneficio de la duda, pero ahora no estaba tan segura de arriesgarse tanto.

Tenía miedo, no quería confundir las cosas y lastimarla,  esperaba poder empezar una simple amistad y ver que salía de eso, pero al parecer, Jade tenía sentimientos más profundos y se lamentaba por no poder corresponder del todo.

—Cariño—Debbie entro a la habitación de su hija con una cesta de ropa limpia—. Tienes días aquí sólo estudiando, ¿Qué pasa?

Debbie sabía que Perrie era muy inteligente, a pesar de su apariencia y de lo que algunas persona creían, se esforzaba, quemaba su cerebro hasta que todo quedará grabado en orden en su mente, era la más aplicada de sus hijos, como toda adolescente salía a fiestas, reuniones,y esas cosas, hace poco días acababa de hacer una pijamada con una amiga, pero para ella era raro que su hija apenas bajara a comer.

—Nada en especial—mintió, encogiéndose de hombros—. Tengo un trabajo bastante largo que hacer.

Perrie no tenía tarea ese fin de semana, pero estaba haciendo lo único a parte de los números que amaba, escribir canciones. Tenía una melodía en su cabeza que no podía dejar de repetirse y sentía que la letra estaba en la punta de sus dedos sin poder expresarla.

Aquel era su pequeño secreto, nadie lo sabía.

—Sí, pero llevas aproximadamente una semana aquí—la mujer entro al cuarto dejando la cesta sobre la cama, fingió estar doblando la ropa pero sólo quería sacar conversación—. Es que hay... Ya sabes, ¿Alguien?

La rubia tenía tendencia a  encerrarse en si misma cada vez que le gustaba  alguien, la razón era que prefería descifrar sus emociones ella sola.

—Mamá—rodó los ojos con molestia—. No nada de que de preocuparse.

—Muy bien—finalmente se levantó de la cama y la miro desafiante—. Ya que no piensas salir, te sacaré yo. Vístete, iremos al centro comercial.

hetero |Jerrie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora