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Pese a los momentos frustrantes de tenerte como mi debilidad sin yo poder hacer nada, me fui cautivando con tus acciones molestas que eran para mi una diversión. Sin saberlo, te tomé afecto gradualmente hasta el punto de dirigir mi mirada en la puerta del salón para ver cuándo harías tu aparición. Era tan ameno el ambiente que solías provocar en mi, que me fui acostumbrando sin darme cuenta.

Cada día era una pequeña aventura que no negaba en descubrir, y sentir cada mirada tuya en mi me provocaba miles de sensaciones involuntarias. No quería enamorarme de ti; eran tan pequeña y frágil en ese entonces. ¿Tanto te costaba entender lo pequeña que era para vivir un amor a tan temprana edad? Yo no sabía sobre historias de amor; lo que veía en la tele o leía en las historias era muy diferente a mi realidad. Yo no tenía experiencia en ello, y enamorarme era una nueva sensación para mi. Es más, yo no sabía qué era enamorarse ni cómo se sentía hasta que viniste tú a darle significado.

Con tu presencia, sentía que tu significado era la amistad. Porque amaba compartir momentos juntos, responder tus bromas graciosas, y tus acciones molestas pero agradables. Pero llegué a un punto donde involuntariamente volteaba a la puerta cuando llegabas tarde, o cuando te sentaste alguna vez muy lejos de mi. Robabas mi atención, y la clase me daba igual si no llenaba mis ansias de voltear a verte. Tan así, que cuando me mirabas me transmitías miles de cosquilleos en mi estómago, y cabizbaja sólo podía platicar contigo. 

Fue entonces que comprendí que todo andaba mal. ¿Desde cuándo volteaba al suelo cuando me sostenías tu mirada fija a mis ojos? ¿Cuándo fue que mi necesidad de verte se convirtió en una prioridad? Eramos amigos, no podía sentir algo así. Me daba miedo esas nuevas sensaciones, pero eran tan reconfortantes que no me quejaba del todo. 

Entonces, fue cuando comencé a amarte en silencio. Mis palabras se convirtieron más tranquilas para pudiesen llenarte de paz, mis miradas se convirtieron en caricias a tu piel y mis abrazos se convirtieron en mi necesidad para llenar mis ansias de tenerte a mi lado.

Te convertí en mi prioridad que primero estabas tú, y al último yo. Dejé todo atrás para darte amor antes que a mí, y eso fue un error.


Te quería tanto que te ayudé a destruirme.

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