Mi error como principiante en el amor era haberte puesto primero a ti, y al último yo. Deposité cada maldito segundo de mi existencia en ti, y cada gota de amor te la di a ti. Pero ¿qué había de mí? Dejé de importarme, y comencé a engordar.
Si vieses lo difícil que es recibir burlas por tu peso, me entenderías. Pero tú nunca te preocupaste por ello, porque tu fisonomía era ser delgado. ¿Y de mí? Sólo podía ser la chica gorda si me descuidaba, pero ¿adivina qué? Por sólo vivir pensando en ti, por dejar de quererme, me descuidé. De ser la chica delgada que tenía buena condición, pasé a ser la gorda del salón.
No, eso no fue tu culpa, fue la mía. No me di el tiempo para mí, y vivir en fantasías me alejaba de mi realidad. Eso sí era mi culpa.
¿Sabes cuánto duele que te digan fea? ¿Gorda? No, no lo sabes, porque tú siempre fuiste el galán del salón; tenías a todas las chicas detrás de ti, y aunque te encontrabas lejos, sabía que era así. ¿Sabes cómo es vivir con defectos que te hacen sentir menos que los demás? No, tampoco lo has de saber, porque tú no tienes alguno en cuanto en el físico.
Pensaba anteriormente que el único que podía derribar mi seguridad sólo eras tú, pero ¡oh sorpresa! No contaba con que la sociedad era tan desgraciada. Viviendo de la burla para sentirse mejores, haciendo a un lado los demás. La seguridad que pensaba que era más sólida que las rocas, y que mi única debilidad eras tú, se había roto por completo.
Ahí murió quien solía ser yo.
¿Dónde estaba la niña feliz, que no se preocupaba por sus defectos y que no tenía vergüenza en exponer y participar en asambleas o concursos? Es gracioso, porque ni yo misma lo sé.
Quien solías conocer, a esa chica valiente, con carácter, que no tenía vergüenza a expresar lo que sentía y que no vivía sumisa pensando en qué es lo que dirían los demás de ella, murió. Sí, así es, murió ese mismo día que le dijeron lo gorda y fea que se veía, y también murió cuando le dijeron que no era chica porque tenía vellos en las piernas. Quedó sepultada en lo más profundo de este maldito mundo; la sociedad se había encargado de ello.
Y mientras mi mamá se lamentaba por perder a su hija a la que le hacía sentir orgullosa, preguntándome que en dónde había quedado, yo sólo podía responderle que no sabía; de quien me hablaba yo ni siquiera tenía el conocimiento de que alguna vez existió.
Cuando pasabas tu vida feliz lejos de mí, yo sufrí graves consecuencias por amarte. Después de la muerte de esa niña feliz, llegó una persona insegura de sí misma, a la que le preocupaba lo que opinaban de los demás y se vivía escondiendo las piernas con calcetas largas hasta las rodillas. Le daba pena exponer su punto de vista, y dejó de ser participativa por miedo a exponerse ante los demás.
Miedo, a que la volvieran a aplastar sin miedo alguno, y la tuvieran a su merced. Pero esa niña miedosa dejó de preocuparse por ti, y llegó el día en que dejó de pensar en ti.
Tardé 3 años en tratar de olvidarte, pero maldije a la vida cuando apareciste de nuevo en mi camino cuando ya había perdido toda esperanza a que regresaras a mí.
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He
FanfictionEscritos para la persona que roba cada suspiro mío, y pese a que deseo borrar su existencia de mi vida, no puedo por la cobardía.