No importa el nombre de nuestro protagonista.
No logró reconocer nada Oliveira, solo estaba en una sendero oscuro, solo estaba ahí sin saber nada. Creyendo que estaba ahí por alguna razón que aun no se acordaba o que no podría decir a un, pero sin nada a su alrededor, se puso en marcha, encontró en su camino una lampara de aceite, ya estaba prendida, eso lo ayudo, llegando a un camino, lo siguió pero sin quitarse la intriga de saber su llegada a ese extraño lugar, que incluso daba un aura de miedo, de estrés.
Todo el lugar era raro no había flores ni hierva, nada de vegetación, sin sol, sin luna, nada, sólo un camino de tierra, que alumbraba esa lampara, pero en cada paso que daba Oliveira le daba miedo que se apagara, porque siendo una lampara de aceite si se apaga no podría encenderla de nuevo, así que daba pasos menos acelerados cada vez.
Estando a casi de perder la concentración por la lampara, casi como si fuera un golpe, se le revelo un pequeño objetivo, y con ello vio a lo lejos un árbol tan grande como si fuera un edificio de viente pisos.
Corrió como si nada importara, he incluso la lampara se apago.
Ese árbol no es cualquier árbol, es el sabio árbol, y primer sabio con que se toparía.
Corrió y trepo sus raíces, hasta donde logro mirar su cara del gran sabio, y como su supiera quien es sólo dijo.
-Sabio interno, acudo a ti, ayúdame a encontrar el camino, y no perderme en él, no quiero dejar mi esencia, pero tampoco puedo ser el mismo.
El sabio se quedo sin decir nada por un tiempo, pereció un eternidad para Oliverira.
El sabio, solo dijo "Oliverira, no puedes estar aquí al menos todavía no, cuando logres regresar a mi podrás saber que estas haciendo aquí, por el momento, solo sigue el camino, hasta que encuentres el tuyo."
Sin reprochar, bajó y siguió, solo pensaba, de qué era eso de "su camino".
Miro atrás y el sabio había desaparecido.
