"Alteración"
3 añosCuando vi que mi madre entraba con un bulto en los brazos, pensé que se trataba de la mascota que tanto había pedido: un doberman.
Jamás imágene que, envuelto entre sabanas color pastel, vendría la razón de que abandonara mi ciudad de origen, mi familia y mi prometida.
Claro que para ello tendrían que pasar muchos años. En nuestro primer encuentro, ambos teníamos que llevar babero para sentarnos a la mesa, usar vaso entrenador y, en ocasiones especiales, usar pañal con estampado de carros que fuera el doble de resistente.
De cualquier modo, hizo que mi vida se alterará en pocas horas. Su llegada significaba una clara violación a mi privacidad.
—No quiero. —dije, obstaculizando la entrada al baño.
—Al menos ponte una toalla, hace frío.—respondió mi madre, mirándome con enojo y suplica.
No entendía porque, si sé quejaba tanto de que fuera un niño travieso e incluso problematico, decidió adoptar a alguien que no podía sostenerse ni agatas. Nadie quiere tener un dolor de cabeza y de estomago al mismo tiempo.
Pero ahí estaba ella, con el pequeño —casi diminuto— niño entre sus brazos, tratando de convencerme de que la dejara bañarnos juntos. El don de mi madre es ser una mujer práctica. No quería perder tiempo ni derrochar agua si ambos entrabamos perfectamente en una tina.
—Así estoy cómodo. —respondí, cruzando mis brazos y dejando que la brisa acariciara mi entrepierna. Era muy exhibicionista.
Mi madre me miró con los ojos entrecerrados, evaluando.
—Te dejare ir a la guardería con la ropa que quieras durante una semana.
Una pequeña —gigante— sonrisa se formo en mis labios. Podía quedarme un rato más y ver que más conseguía, pero el riesgo de que mi padre llegara en cualquier momento era alto.
—Soy Batman. —susurre, antes de mostrarle el trasero a mi madre.
El agua de la tina era calida. Amaba pasar tiempo en ella. Era refrescante y divertido. Mi madre colocó una infinidad de muñecos de hule en la tina, desde patos hasta barcos piratas. Era una gran área de juegos sumergida en el agua.
Tome un pequeño pulpo de plástico y empece a golpear las cosas de alrededor con sus tentáculos. En mi mente, aquel muñeco planeaba destruir la tierra sino le daban una dotación de salchichas para toda la vida. Estaba tan entretenido, que no prestaba atención al niño sentado a mi lado.
—Rayos.
—¿Qué sucede? —preguntó mi madre, dejando de fregar mi espalda.
—El pulpozaurio ha destruido este juguete. —le extendi mi mano, mostrándole lo que parecía un palito de madera. Hice un puchero.
—Karma. . .
El palito era viscoso y despedía un olor extraño. Creía que el pulpo lo había derretido o que, la fuerza con que golpee el palo le hizo tomar la forma curvada de un plátano.
—Eso no es un juguete.
Pestañé varias veces, sin comprender.
—Creo que sacaré a Nagisa. —dijo, mientras tomaba al niño del pecho.
Lo primero que vi fue su estomago, delgado y pálido, unido a unas piernas con forma de popote que se sacudian. Era un niño muy enclenque.
Después mi madre lo abrazo, mostrándome su espalda. Un palito similar al que sostenía en mi mano estaba saliendo de su trasero.
—¡Mamaaaaaaaá!
Use mi disfraz de Batman por casi un mes.
Esa fue la primera vez que termine con popo de Nagisa en mi cuerpo.
No sería la ultima.
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El ABC de la vida (Karmagisa)
FanfictionEn su cumpleaños número uno, Nagisa es adoptado por la familia Akabane para el horror y disgusto de su único hijo: Karma, quien tiene tres años. El joven pelirrojo recuerda aquél día y cada uno de los momentos importantes que pasó junto a él, los dí...