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"Cercanía"
5 años

Recuerdo una noche bastante divertida. Tenía muchas ganas de orinar, al punto en que la vejiga me dolía. El baño estaba al fondo del pasillo a la derecha. Debía hacer un rito enorme, desde colocarme las pantuflas hasta hacerme camino al inodoro. Era algo que no estaba dispuesto a hacer.

Trate de quedarme dormido. Gire en la cama, me cubrí el rostro con la almohada, me coloque en posición fetal. Nada funcionó.

Me levanté con rapidez, aún con los ojos cerrados y las luces apagadas. Estaba a poco de orinar en mi cobija favorita. No lo podía permitir. Entonces recordé la bacinilla.

Cuando empecé a dormir en mi propia habitación, hacía dos años, mi madre colocó una bacinilla en la esquina cercana a la puerta, para que no tuviera este tipo de problema. Somnoliento, me dirigí al lugar donde debía estar.

Como desde pequeño no me gustaba usar ropa para dormir, solo tome la posición adecuada para orinar y lo hice. Aunque no me vi en ningún espejo, pude imaginar mi cara de satisfacción. Ojos cerrados, boca entreabierta y la cabeza echada hacia atrás.

Al deshacerme por fin de dos litros de jugo de fresas, regrese a la cama y me quede dormido. Mi madre me despertó eufórica en la mañana.

   —¡¿Por qué lo hiciste?!—me cuestionó, señalando al costal de popo.

Al cumplir tres años, mis padres pensaron que era hora de que Nagisa durmiera solo. Querían empezar a fomentar su independencia. Pero la primera noche en su cuarto, aunque estuviese en la misma planta que ellos, se la paso llorando, temeroso de la oscuridad, los ruidos y el vacío. Decidieron entonces que dormiría conmigo y al día siguiente pusieron su cama donde antes iba la bacinilla.

Como de eso no había pasado mucho tiempo, no había terminado de acostumbrarme. Y sin querer, me había orinado sobre él.

Solte una carcajada enorme, que solo hizo que mi castigo se duplicara. Mi disfraz de Batman fue guardado en una caja por un mes.

Pero en mi defenza, aún no me acostumbraba a su compañía. Muchas veces me olvidaba de su existencia y aún más, de que mi vida y lo que hiciera con ella tenía repercusiones en él. Porque con el pasar del tiempo se había convertido en algo más que mi hermano. Tenía que aceptar que estaba volviéndose en alguien importante.

El ABC de la vida (Karmagisa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora