La chica que arruinó mi concierto | NH.

Capítulo 16

Welcome To My Life - Simple Plan

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Terminé las actuaciones y después de haberme vestido, busqué a mi jefe para que me pagase.

-Aquí tienes. -comprobé el sobre blanco que me había dado. Estaba todo.

-Arthur. -llamé su atención. Levantó la vista de su escritorio y dejó su cigarro en el cenicero.

-¿Hmm?

-¿Tienes idea de qué le ocurre a Megan? Antes la vi llorando en los brazos de Rosalinda.

Ambas trabajaban ahí desde antes que yo por lo que cuando llegué inmediatamente me vieron como una amenaza, probablemente por ser más joven, así que no nos llevábamos especialmente bien. En realidad no me paraba en hablar con nadie, cuando terminaba mi trabajo me iba cuanto antes a casa; no me gustaba permanecer allí mucho tiempo.

-No nada, al parecer un cliente la ha dejado preñada. -dijo sin importancia.

Abrí los ojos exageradamente. Esa chica apenas tenía un par de años más que yo y ya iba a ser madre, y probablemente ni siquiera sabría quien era el padre entre tantos hombres con los que había mantenido relaciones.

-A propósito de eso, se nos ha quedado un puesto libre, ¿te interesa? -tomó una calada. ¿Qué?

-¿Me estás pidiendo que me prostituya? -tenía la boca seca. Me senté en una silla frente a la mesa.

-No, no te equivoques. Yo te estoy ofreciendo un puesto de mayor rango en mi pequeño e inofensivo negocio a cambio de duplicar tu paga. -intentaba sacarle hierro al asunto.

-Pero quieres que venda mi cuerpo. -hizo una mueca.

-Dicho así suena muy feo. Mejor míralo como un alquiler.

-Arthur, soy virgen.

-Incluso mejor, pagan mucho más si estás sin estrenar.

-N-no no l-lo sé. -balbuceé indecisa.

-Tienes unos días para pensártelo. -abrí la puerta del despacho- Brooke. El cuerpo se acostumbra.

No contesté, solo me fui.

...

Andaba lo más rápido que me daban mis piernas. Eran pasada las una y en la calle solo me podía encontrar a gente que buscara problemas.

Empezaba a reconocer las calles, dándome a saber que estaba a punto de entrar en el barrio.

Me paré de golpe.

Habían colocado un gran cartel en la entrada de Newham, pero era de Barcklays. Era un anuncio de los nuevos hoteles que en poco más de un mes se empezarían a construir, junto con un mensaje que prometía el campo de golf más extenso del condado.

Me quedé con la vista fija en esas palabras "El campo de golf más extenso del condado" repetí en mi cabeza una y otra vez mientras apretaba los puños a los costados. Grité. Grité de furia y de asco. Grité de impotencia. Grité al comprender que convertirían nuestros hogares en un entretenimiento para ricos.

Cogí todas la piedras que encontré y las lancé contra la imagen con gafas de pasta del dueño de la empresa, siendo consciente de que no serviría de nada excepto para liberar mi ira.

Las luces de una casa se encendieron. Me temí haber despertado a alguien así que para evadir los líos empecé a correr.

Con la respiración agitada saqué las llaves del interior de mi chaqueta y entré en casa, directa a la cocina. Para ser más exacta al teléfono.