My love with you...

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POV: Diana

Diana: ¡¡Amor!! ¡Baja! ¡El desayuno está listo!
*Dije sonriente, mientras amarraba mi cabello en una coleta y sacudía mi delantal. Escuché un "ya voy" en el piso de arriba y sonreí tiernamente. No podía creerlo... Él y yo..., por fin estábamos viviendo juntos. Tony nos dijo que podríamos usar una de sus muchas casas de fin de semana para vivir, y elegimos una en el campo, con vacas, caballas y animales. Parecía que retrocedimos en el tiempo... En el tiempo adecuado. La casa era preciosa y el terreno era gigante.

 La casa era preciosa y el terreno era gigante

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Diana: *Hasta habíamos adoptado un perro... Mi vida sí que es perfecta. Mientras alistaba las cosas en la mesa, sentí unas manos a los costados de mi cintura, me sobresalte y sonreí mirando los hermosos ojos de Rogers. Me estiré un poco y le di un suave beso. Ambos tomamos asiento.

Rogers: ¡Vaya! ¿Todo esto lo preparaste tú?... Dios, ¡es como si lo hubiera preparado un chef profesional!
*Dijo sorprendido y dando su primer mordisco, haciendo una cara de placer al probar.

Diana: ¡Claro que es de un chef profesional! Soy la mejor Chef del mundo..., tal ves del universo~.

Rogers: Ah, ¿sí? ¿En que más eres buena?
*Pregunto, mirándome sonriente.

Diana: Pues bailando, cocinando galletas y pasteles, luchando y también haciendo otro tipo de cosas manuales.

Rogers: Vaya, entonces sí me saqué la lotería contigo...
*Me dió un suave beso en los labios y ambos terminamos de desayunar.
Iré a ordeñar a las vacas, preciosa.

Diana: Gracias, yo iré con smoky.
*(Nuestro cachorro).
¡¡Smoky!!
*El pequeño perrito bajó las escaleras corriendo y yo solo tuve que abrirle la puerta para que él diera un salto y se lanzara al césped.
¡¡Oh, Smoky!! ¡Te acabamos de duchar!
*Dije y rodé los ojos. Me senté en el césped y recorrí mi suave cabello, mirando las nubes, escuchando el pacífico sonido de el agua correr y de la música tan vieja que le fascinaba a mi lindo novio... Sonreí algo nostálgica y me quité mis zapatos, caminé al río y metí mis pies. Se sentía tan bien esa simple sensación, de agua clara y pura, recorriendo mis pies. Miré hacia un lado observando cómo Steve ordeñaba a las vacas. Reí un poco de ternura y después de esto caminé hacia él, aún descalza. Él fijó su vista en mí y me dio una cálida sonrisa.
Veo que tienes problemas, ¿no necesitas ayuda?
*Él solo negó su cabeza y siguió con lo suyo. Yo fui con las gallinas y empecé a recoger los huevos con tranquilidad. Los colocaba en canastas cuando sentí unas manos en mi cintura y unos labios en mi cuello. Eso me hizo dar un pequeño salto de emoción.

Steve: Te ves hermosa...
*Me dijo amablemente. Me dio un suave y cariñoso beso en los labios, y yo correspondí con ternura. Él tomó la cubeta llena de leche y ambos caminamos a la casa.

Diana: Aah... Mi sueño se hizo realidad...
*Una pequeña lágrima de alegría se deslizó por mi mejilla. Miré a Steve, pero éste se detuvo repentinamente, dejando caer la cubeta de leche al el suelo, y al poco tiempo su inerte cuerpo obedeció a la misma ley de gravedad.
Oh, no... ¡¡Steve!!
*Me agaché rápidamente y vi cómo se retorcía. Shuri dijo que esto podría pasar: todavía quedan secuelas que tratar. Rápidamente corrí hacia la casa y tomé el medicamento, abrí la boca de Steve e hice que tragara las píldoras antes de que empezara a empeorar. Coloqué su cabeza en mis piernas y solo rezaba para que todo pasara. Le acariciaba su suave cabello para que se tranquilizara y después de unos minutos así fue. Me miró a los ojos y algo molesto preguntó:

Steve: ¿Otra vez?
*Yo asentí con la cabeza y él se sentó a duras penas. Smokey llegó corriendo hacia él lamiendo su rostro y él lo acarició.
Perdóname...

Diana: No te preocupes, amor... Ven, vamos a casa, te prepararé un baño caliente de burbujas ¡y así podrás relajarte! ¿¿Qué dices??
*Dije sonriéndole felizmente. Al levantarme, él tomó mi mano y me jaló hacia él. Me recostó en su pecho y yo, sorprendida, me fui acurrucándome de poco a poco.

Steve: Si alguna vez vuelve a pasar, pero no puedo controlarme, por favor, detenme... No importa si me lastimas.

Diana: Steve, y-yo no puedo hace-...

Steve: Solo prométemelo –interrumpió con algo de severidad.
*Me miró con tristeza y ternura mientras tomaba mi mejilla. Sorprendida, suspiré profundamente y asentí con la cabeza lentamente y con los ojos cerrados, con mucha dificultad.

Diana: Está... Está bien... Lo prometo.
*Nos dimos un suave y lindo beso. Él rápidamente me cargó y empezó a caminar hacia la casa. Yo reía y trataba de acomodar mi vestido para que éste no se levantara. Él también reía, replicando que no tenía por qué esforzarme en eso, ya que él había visto todo y no le podía ocultar nada. Al entrar a casa, me dejó suavemente sobre el sillón y dejó que Smokey.

Steve: Creo que sí me vendría bien un baño.
*Me levanté y él me dio una suave nalgada. Yo solté una risita y él se sentó en el sillón para leer el periódico. Yo caminé hacia el baño y abrí el agua caliente, tomé el jabón para hacer burbujas y lo vertí en la tina. Estaba escuchando cómo corría ésta y me sentía bastante bien, muy relajada. Cuando ya casi estaba listo, me levanté un poco y caminé hacia abajo para avisarle a Steve.

Diana: Ya está el ba-...
*De repente, unos golpes fuertes a la puerta me interrumpieron y, seguidos de éstos, los ladridos y gruñidos de Smokey. Caminé hacia una mesita y abrí el cajón, mirando seriamente a Steve. De este cajón saqué un arma cargada. Toda la casa tenía cajones o compuertas secretas que nos daban acceso a armas similares. Steve se levanté y caminó a la puerta. Después, tomó el picaporte con mucho cuidado. De repente, los ladridos de Smokey se hicieron quejidos. Nos acercamos lentamente a la puerta. Yo permanecí atrás de Steve mientras él me hacía señas con los dedos y los labios:

Steve: Uno... Dos... ¡Tres!

*Al abrir la puerta de una patada, Steve apuntó directamente a...

Diana: ¡¿—?!
*Enseguida corrí a ella. Ella yacía acostada boca a abajo, arriba de un charco de sangre bastante extendido. Todo su cuerpo temblaba. Al intentar levantarla, notamos que sostenía lo que parecían ser sus intestinos, en un grandioso esfuerzo por mantenerlos dentro de ella.

Steve: ¿—?... ¿Qué pasó? ¡¿Estás bien?!
*¿Qué le había pasado?... Rápidamente la volteamos boca arriba y le quitamos su traje. Entre toda la tierra y sangre, pudimos ver con más claridad la herida en su estómago, bastante profunda. Rápidamente Steve trajo el botiquín que Tony nos había regalado. Suturamos la herida como pudimos y la dejamos descansar. Tony venía en camino.

Diana: —... ¿Ahora qué te pasó?...
*Dije, al borde de llorar.

El experimento fallidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora