Akilah Es una chica que prácticamente vivió toda su vida en un Orfanato, en la cual le hacían bullying. Pero un día, alguien quemó por accidente aquel lugar obligándola a escapar, con la suerte de haber conocido a unos fieles amigos.
Pero ellos son...
—Zalgo, ¿por qué me haces esto? —escuché hablar a Slenderman, suspirando.
—¡Solo haz lo que te dije! OBEDECE.
¡Hijo de fruta, no grites tanto jodido cabrón!.
—Sí, Zalgo —Slenderman hizo una reverencia. En la puerta logré ver un portal pequeño, dejando a la vista a alguien sobrenatural, aunque ya me parece normal ver esta clase de cosas. Cuestión que esa cosa tiene cuerpo bastante esbelto, y es muy alto.
No mames... Se parece a mí. Lo vi y siento la misma sensación que aquella vez...
✎Hubo un temblor en el suelo y apareció un humo negro con rojo en llamas, se me hizo familiar pero no le tomé importancia al igual que Kay y Linka, mientras que Lars ya estaba más cagado que un bebé en pañal. El humo se esfumó rápidamente y apareció alguien sobrenatural que sentía que lo conocía, pero no lo recordaba.
Me sonrió, vi en sus ojos que no estaba en sus cinco sentidos. Pero... ¿por qué ésta sensación de melancolía, de estar protegida? Y aún más raro... ¿de tener a alguien?✎.
—Muy bien, ahora, no digas nada como lo acordamos, Slenderman, quiero que sea una sorpresa —habló frío pero tranquilo aquel sujeto.
Y atentos, nunca en mi vida escuché a Slenderman hablar con tanto respeto.
—Sí señor, juro que no lo estropearé —tartamudeó(?), qué vulnerable, cualquiera lo haría añicos en ese estado.
En fin, luego de que Slenderman cerrara el pequeño portal haciendo algo raro se dispuso a irse de la oficina, así que a la velocidad de un vampiro corrí hacia la sala y agarré un balde con agua y un trapo, fingiendo estar limpiando, aunque parecía más una niña tratando de esconder el maquillaje de su madre cuando lo usó a escondidas a que tratar de pasar desapercibida.
—Bien, reúnanse todos en la sala, tengo una noticia mala para ustedes y excelente para mí—habló como si estuviera a punto de alejarse de un par de escorias.
Espera. ¡No! ¡Qué reverendo hijo de put#!.
—Bien, les informo que mañana mismo tendrán que irse a la escuela —habló tranquilo. Hubo silencio(de cementerio).
Seguro van a gritar en...
3...
2...
1...
— ¿¡QUÉ!?
Exacto, gritaron TODOS(obviamente siempre tengo la razón) y me rompieron mi tímpano.
—¡Pero no griten, joder! —exclamé furiosa, tapándome mis oídos.
De repente, todos me miraron con asombro y miedo.
—_-_______, c-cálmate —escucho a Jeff tragar saliva.
Hice caso a lo que Jeff me dijo, me miré al espejo y me sorprendí por cómo estaba.
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