capítulo 5

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La siento. Cierro los ojos. Y la veo iluminándose para que la vea, tentándome para que la coja, dudo por un momento, cuestionándome pero me doy cuenta que ya no hay nada más. El mundo se ve tan negro y blanco aquí, tan fácil de destruir y conquistar. Esta ira es como ninguna otra que haya vivido antes. Es una ira tan cruda, tan potente, que en realidad es calmante, como la sensación de que por fin ha encontrado su lugar, una sensación de que por fin esta cómoda, mientras se asienta en mis huesos. Sí, esto es lo que todos han temido.

“La ira es la hermana de la catástrofe y  será tu perdición. “

 Encierro mis pensamientos, mi humanidad, me dejo llevar, siento como me elevo, como voy cogiendo forma, siento el aleteo de lo que soy, localizo donde está, localizo la posición. Sonrió, pero es una sonrisa cruel, llena de hielo, cargada con la promesa de repartir dolor. Y salgo.

*****

Caigo con paso fluido en el piso del patio de la mansión, es de noche y no puedo ver nadie cerca, pero sé que es la casa. El patio es grande, está adornado con algunas esculturas de dioses griegos en fila. Y luego está la casa, arquitecturalmente brillante. Salto para llegar arriba, sé dónde están, los presiento, una gran puerta nos separa, el aleteo se para y comienzo a caminar, con pasos tranquilos, y cuando llego, hago estallar la puerta con la mente.

La puerta se abre con un fuerte golpe, tardo solo un segundo en hacer que la luz falle, veo como dos caras se giran hacia el gran ruido.

-¿alguien llamo a la muerte? –digo antes de localizar a mi objetivo y estamparlo contra la pared con mi mano.

Y al otro lo detengo en su sitio con la mente.

Siento la frustración en mi mente, el dolor empieza a tomar forma, pero lo detengo, lo quito del medio reemplazándolo por la ira.

Camino por la habitación que resulta ser una gran biblioteca personal, veo sus caras paralizadas  llenas de preguntas, uno me está mirando desde la pared como si no se lo creyera.  Camino más despacio, dejando que él me recorra con la vista, dejando que se dé cuenta de que la mujer que tiene al frente es la que lo va a matar, siento como sus ojos queman haya donde pasan.

Llego a su altura y medio sonrío. En ella no hay  nada de sensual, nada de coqueteo, es claramente una sonrisa perversa.

- Un reencuentro desagradable Niklaus Mikaelson–mi saludo es frio.

Klaus se ve más sorprendido que enfurecido. La furia se despeja por un momento y me deja ver su cara, sus ojos están un poco abiertos, puedo ver la depravación y la crueldad que están allí a la vista de todo, pero lo más llamativo es lo que yo no veo, siento que algo se oculta allí, entre el medio de ambos. Su cabello ha crecido unos centímetros de más, el color es uno o dos tonos más claros que recuerdo; pero le queda muy bien. Su mandíbula firme se levanta.

-¿Que eres? –dice, sin ningún tono de miedo.

Le miro. Nos miramos.

-la que te va a matar sino me dices donde está.

El desconcierto aparece en su mirada, en su cara.

-Juliette –dice una voz atrás mío. Es baja pero noto la amenaza.

Giro medio cuerpo hacia donde procede la voz, veo a Elijah inmóvil, pero las venas que le forman me dicen que intenta salir del Poder. Hago un gran esfuerzo para que no se mueva, me duele, Zacharel me ha ensayado como debo utilizar mi energía, pero esta es la primera vez que la practico en vampiros originales.

-no intentes moverte –advierto, después me giro y veo a Klaus –y tú tampoco.

-¿puedo saber la razón de que me quieras matar? –dice Klaus tranquilo.

mi peor error tiene nombre: Klaus MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora