capitulo 2

558 33 0
                                        

-¿cuánto tiempo queda para volver a mi habitación? –me quejo, metiendo mi cabeza en el brazo derecho de Stefan mientras caminamos.

-deja a tu niña pequeña  en casa -pronuncia con fingido disgusto, luego se libera de mi agarre y me rodea con su brazo atrayéndome hasta su pecho –este barrio es más viejo de todo ¿no te gusta? Esto me recuerda…

No puede concentrarme en lo que dice, mi pobre mente está notando como su pecho baja mientras camina y como sus músculos se flexionan, estoy demasiado callada ¿esto es...normal? ésta situación de caminar abrazados así, notando como todo… ¿acaso estas buscando pretextos? Le doy un puñetazo mental a mi subconsciente. No, es normal, estoy segura, debo de estarlo, somos solo amigos. Zacharel me ha hablado de esto, de que mi sexto sentido se activa cuando… ¿espera? Huh, creo que alguien no escucho a su demasiado-guapo-para-ser-tan-frio entrenador.

-Juliette, ¿has escuchado al menos la última parte? –mi cabeza se alza para verlo con los ojos fijos en mí y con su habitual antiguo ceño fruncido.

Oh.

-eh… -bajo la mirada, sin darme cuenta juego con el puño que he hecho con su camiseta, cuando escucho como toma una respiración larga quito mi mano –lo siento.

-decía que si quieres ir al bar que está en frente –dice deslizándose fuera de mi cercanía.

Frunzo el ceño, al ver como se da la vuelta y se queda mirando los antiguos edificios,  mis ojos viajan por todo lo que nos rodea, gente caminando, gente vestida de época…

-¿Dónde hemos llegado a parar? –digo.

-Al barrio Francés, si mi hubieses escuchado sabrías que es el más antiguo de toda esta ciudad –no hay rencor en su forma de decirlo, pero creo saber el por qué. Esta distraído.

-¿has estado aquí? –el me mira pensativo –digo ¿si te acuerdas si tu yo de antes ha estado aquí?

El mira primero la calle del frente y después niega con la cabeza.

-solo me es…conocido. –Se encoge de hombros – ¿te apetece una copa?

 ***************************************************************************************************

Pasamos la tarde en el bar, nos reímos de algunas personas que tienen esos trajes tan de época, estamos relajados, sin preocupaciones y me alegro que Stefan me haya sacado de mi residéncia, últimamente he tenido unos sueños realmente raros, la cosa es que siento como si pronto tuviera que tomar una decisión importante, como si tuviera que decidir entre lo que se tiene que hacer y lo que quiero. ¡Gran dilema!

-Juliette, Juliette, ¿podria hablar contigo de una vez?

Sacudo mentalmente la cabeza y miro al frente donde esta Stefan mirando fijamente, ¡dios! me siento estúpida por volver a adentrarme en mis pensamientos, realmente no me puedo concentrar en ello, de repente estoy escuchando algo y ¡pum!, mi mundo de pensamientos me engulle, me gustaría poder preguntarle a Stefan como lo hace, como hace para que su mundo solo lo engulla en el momento exacto, idóneo.

-lo siento otra vez –digo prestando demasiada atención a mi taza que hay delante de mí.

-es adorable cuando sientes vergüenza –dice con tono cariño.

Mal movimiento Salvatore. No puedes poner adorable y vergüenza en la misma frase. No. Ya es malo que un chico atractivo te diga que eres adorable como si… como si fueras una niña de cuatro años pero ¿Qué note tu vergüenza? Eso automáticamente hace que se multiplique tu vergüenza o en mi caso que de rienda suelta a la indignación.

-no soy adorable –digo con una voz que claramente dice: no discutas conmigo.

Stefan frunce el ceño y abre la boca para decir algo pero luego se lo piensa mejor y la cierra y miran hacia otra parte. Bien, el pequeño Salvatore ha aprendido a no discutir con una chica indignada/cabreada.

Pero mi pequeña victoria no dura mucho, el silencio se expande entre nosotros aplastando mi victoria, no me gusta el silencio, no me gusta sentarme y ver como hace que vuelen cosas que no quiero e mi mente, porque lo hace, el silencio llama a los demonios del pasado para que vuelvan a ti de una forma diabólica, ellos te susurran, se regodean de ti, te hace rodearte de tristeza, te debilitan, te hacen pensar en que no eres tan buena como pensabas… y cuando ya no queda la mínima gota de felicidad u otra emoción buena en tu cuerpo te matan. Es por eso que hay tantos suicidios, el silencio es la clave, es solo ir a la casa de esas personas y ver que han estado viviendo con el silencio, alimentándolo…. Sacudo la cabeza ahuyentándolos.

Carraspeo un poco.

-es Zacharel y su entrenamiento, últimamente me ha estado matando ejercitando mi mente. Es agotador –digo y miro como sus ojos tremendamente verdes vuelven a mí. 

-Deberías tomarte un descanso, ¿has estado, qué? ¿cuatro meses ejercitándote?  He visto como eso te debilita por momentos –extiende su mano a lo largo de la mesa y toma mi mano, no puedo decir nada, eso me ha tomado por sorpresa, solo intento mirarle a la cara sin pensar en esa mano –te has metido de lleno en todo esto desde el momento en que supiste tu origen, me he mantenido callado pero no podría soportar que todo esto te afectara de forma negativa, significas mucho, Juliette –esta vez mi nombre ha sonado diferente, suave, aterciopelado,  como si fuera algo hermoso, sí, sí, he escuchado lo otro, y creo que es importante pero ahora mismo estoy tratando de no hacerme llevar a conclusiones que són una locura, porque lo són, simplemente lo són.

Muerdo mi labio pensativa. Piensa rápido, es de vida y muerte…

...

...

...

¡bingo!

-Lo sé –digo con una sonrisa forzada, pero no tanto como para que se note, la he practicado –prometo que descansaré –mentira piadosa –pero si haces algo por mí.

Stefan quita rápidamente su mano de la mía y se acomoda en su asiento, me mira con expresión de sé que estas intentando hacer, pero no dejo ver que ambos lo sabemos, continúo con mi propuesta.

-he escuchado que hay un poco de marcha por la noche, y bueno ya que estamos aquí podrías... no sé conocer chicas, disfrutar… -digo y le miro con una pequeña sonrisa –como un universitario.

Su expresión cambia por completo, su ceño se profundiza igual que lo hacia su viejo yo y me mira con una expresión que no puedo leer ¿Dolor? ¿Rabia? ¿Decepción?

-disfruto con tu compañía –dice.

No, no, no, no, Dios-ángel no me hagas esto.

-bien, yo también disfruto de debilitarme con mi entrenamiento –toma, sé que es un poco ruin pero es lo único que se me ha ocurrido.

Me da una mirada de disgusto.

-esa clase de psicología de mierda no funciona conmigo Juliette –su tono ahora es más brusco. Doy un respingón.

-solo quiero que te diviertas, que conozcas nueva gente, quien sabe lo que pasará –esta vez mi voz ha bajado un poco, solo un poco.

-¿eso es lo que quieres? –dice alzando una ceja en mi dirección.

Asiento.

-vale, entonces vamos a disfrutar de esta noche –su tono no me deja indiferente, he encendido algo en su interior, un interruptor que no debería haber encendido, y sé muy dentro de mí que el resultado será muy, muy malo.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------

*Trato de escribir en la oscuridad tu nombre. Trato de escribir que te quiero. Trato de decir a oscuras todo esto. No quiero que nadie se entere, que nadie me mire a las tres de la mañana paseando de un lado a otro de la estancia, loco, lleno de ti, enamorado. Iluminado, ciego, llendo de ti, derramándonte. Digo tu nombre con todo el silencio de la noche, lo grita mi corazón amordazado, Repito tu nombre, vuelvo a decirlo, lo digo incansablemente, y estoy seguro que habrá de amanecer.

mi peor error tiene nombre: Klaus MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora