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Cuando comenzaba a escribir un poema,

me gustaba sentarme en la acera frente a mi casa

todas las tardes en donde podía pensar con tranquilidad

y desahogarme sin disturbios, un día más que otro pasabas 

frente a mi casa y me observabas, luego comenzabas a ser más

frecuente hasta que ya sin ocultarlo

pasabas todos los días. Entonces decidí probar 

algo... 

Dejé de sentarme en la acera frente a mi casa 

por un tiempo y me escondía en algún lugar de la calle

para poder espiarte. No dejabas de pasar 

y no dejabas de observar el lugar en donde me sentaba,

entonces ya no observabas la acera si no que también

observabas mi casa. 

¿Acaso me estabas buscando? 

Ecos de Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora