Capítulo Final.

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Me encontraba en la estación del tren, mis padres ya se habían ido porque se los pedí, no quería que me vieran subir al tren. Mientras esperaba, veía imágenes en mi teléfono para entretenerme y entonces te escuché.

- Lu, por favor no te vayas.- Podría jurar como sentía que mi piel palidecía, no podía creer que estuvieras allí.- Vamos a intentarlo de nuevo, sé que fui un idiota, un cobarde por no luchar por esto que siento pero no más, estoy dispuesto a todo por ti, a todo.

- No.- Fue lo primero que te dije.- No será posible porque ya lo decidí.

- Lu pero yo te amo y de verdad ruego que no te vayas.- Tus súplicas provocaban que mi corazón se agrietara.- Volvamos a querernos como antes por favor.

- No, ya todo está decidido.

- Fui un cobarde y por eso te herí, no quiero seguir haciéndolo. Quiero amarte plenamente Lu, solo déjame hacerlo.

- No puedo.- Te respondí.

- ¿Acaso ya no me quieres?.- Tu voz colgaba de un hilo y podía sentir que en cualquier momento se iba a romper, la tristeza era fácil de notar en ella. 

- Claro que te amo y siempre lo haré Luis. Pero una cosa es querer y otra muy distinta es decidir, el querer responde a mis muchas ganas de querer hacerlo sin tener balanzas entre pros y contras, en cambio decidir es un proceso que incluye pros y contras ante consecuencias buenas o malas. Tu quieres estar conmigo pero yo ya decidí irme.

- No puedes hacerme esto Lu, nos amamos.- Suplicaste.

- Y por eso es que lo hago. Esta vez perdóname tú por no encontrar una manera de salvarme que no implicara abandonarte.

Desde entonces el llamado de que debía abordar mi tren se hizo presente.

- Lo siento, tengo que irme. Espero y tengas suerte en la aventura que te embarcas a tu vida Luis.- Tomé mi bolso y comencé a caminar hacia el tren que esperaba por mí. 

- ¡Lu espera!.- Volví a mirarte, entonces te tenía frente a mí. Tomaste mi mano y sin esperarlo me besaste, no quería corresponderte pero lo hice, se sintió tan bien volver a sentir tus cálidos labios, que después de tanto tiempo me sentía como en casa, podía sentir como mi corazón estallaba de alegría así que me permití disfrutar del beso para luego irme.

Una vez que terminó nuestro beso, besé tu nariz y te sonreí.

- Debo irme, a fin de cuenta fuimos el amor correcto en el momento no indicado.- La sorpresa en tu rostro era evidente, no quería irme pero tenía que hacerlo. Esta vez no miré atrás y me subí al tren partiendo enseguida.

 Él iba corriendo, sabiendo que el tren ya se había ido pero necesitaba intentarlo o simplemente correr.

Solo aquellos que han renunciado a un amor saben lo que es ser fuerte para detener un corazón que patalea y grita por las noches reclamando lo que quiere. Solo ellos entenderán lo complicado de distraer a una mente que se encamina a crear historias llenas de ese amor, historias que el destino olvidó escribir. Lo que no entenderemos jamás es el porque hay que renunciar a ese amor que nos orilla a aprender esa tortura, jamás entenderemos porque el amor viene, nos envuelven y  después nos avisa que entre los amores hay algunos imposibles y que desgraciadamente, él es uno de ellos. 

Así de inconcluso es el amor, imperfecto y hermoso. El que viví yo no fue uno de los mejores pero si hermoso, me sentí amada en algún punto de esta historia y yo también me quedé amando con locura dejando a su paso ecos de amor.

                                                                                                                      Fin.~

  

Ecos de Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora