Kaori y Vince llegaron a un bosque donde había varias viviendas construidas sobre los inmensos árboles que había en esa zona. Todas aquellas viviendas se encontraban conectadas entre sí con puentes colgantes para facilitar el movimiento por las alturas. De esta misma forma, también había escaleras creadas con enredaderas o unas clases de lianas para poder facilitar el acceso a las alturas.
Kaori no pudo evitar quedándose, una vez más, presenciando aquellos imponentes arboles junto con las casas que se amoldaba a estos. Ninguno de aquellos árboles era afectado por la presencia de los hogares o los humanos, así como sucedía a lo largo de todo su mundo. La naturaleza era respetada como se debía, solo se cazaba y recolectaba lo justo y necesario para la subsistencia del pueblo, ni un fruto de más ni un fruto de menos; los cuales luego eran separados y distribuidos de manera equitativa, junto con el agua, a todos los hogares, estuvieran donde estuvieran. De esta forma, se mantenían dentro del ciclo natural de la vida a la vez que nadie dentro de su comunidad pasaba hambre.
Quienes controlaban el elemento Tierra eran generalmente los encargados de llevar a cabo las construcciones, aunque los Normales y el resto también ayudaba. Sin embargo, los únicos capaces de poder convertir una cueva en una vivienda sin necesidad de destruirla, perjudicar a animales que podrían habitarla o hacerla sufrir, eran quienes controlaban a Tierra. Algunos, incluso, desarrollaban poderes más avanzados, un vínculo único y especial con la vegetación, lo que les permitía hacer crecer enredaderas para crear escaleras naturales o incluso las mismísimas que se utilizaban para evitar que el castillo de los Líderes se derrumbara.
La muchacha varias veces se preguntaba cómo habían sido las cosas antes de que ella o su hermano nacieran. De resto se sabía que los Clanes no habían estado en paz durante siglos, lo que había traído muchos conflictos, en especial porque los poderes que desarrollaba cada niño no dependía de su genética, sino de su personalidad, de su aura. Kaori tenía control Tierra, se decía que aquellos eran fuertes, duros, sin demasiada resistencia, y, muy generalmente, serios. Ella sabía que no daba con el perfil de la última característica, sin embargo, se consideraba una persona fuerte tanto física como interiormente y no cualquiera podía hacerla sentir mal, se necesitaba saber qué puntos tocar en ella para causarle miedo, ira o tristeza.
A pesar de su poder, este no había sido heredado de su padre ni de su madre, ya que estos controlaban Fuego y Agua, respectivamente. Por un momento se quedó pensando cómo habría sido si la hubieran apartado de sus padres, de su hogar, el día en que hubo desarrollado sus poderes. Como hubieran apartado a Vince el día que cumplió los diecinueve años y sus posibilidades de desarrollar algún poder se habían vuelto nulas, se había demostrado que era un Normal.
Pero nada de eso era necesario, ya no, y todo eso gracias a Alexander Towerlight, el padre de Alois. Nadie sabía demasiado de él, siquiera Alois, el pasado de ese hombre era completamente desconocido e incierto; sin embargo, había logrado lo que nadie más había conseguido antes: unificar a los Clanes, darles un propósito para mantenerse unidos y acabar así con el dolor que las familias debían conllevar cada año con cada nuevo adolescente que descubría su poder.
Algunos lo habían apodado como El Ángel de Fuego, debido a sus habilidades envidiables tanto en el control de Aire como en el de Fuego. El padre de Alois no había aceptado ese título de manera oficial, ya que decía que prefería que simplemente lo llamaran Alec. Pero a pesar de ello, Kaori había oído a madres y ancianos narrando historias a los niños, y uno de los héroes de aquellas historias era El Ángel de Fuego, aquel que había descendido en llamas desde los cielos, parando la guerra, unificando a los Clanes y protegiendo a los Elementos.
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IGNIS
AdventureEn un futuro lejano donde la mayoría de los humanos poseen control sobre algún elemento, un grupo de amigos se verá obligado a emprender un viaje para salvar a los suyos