Un padre que la abandonó, un ex novio que la humilló, y una madre con la que no se lleva. Lo último que Diana necesita en su vida es enamorarse, pero Sebastian opina lo contrario.
***
Diana Moore conoce demasiado bien las mentiras. Después de todo...
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Canción: My Oasis - Sam Smith
—No puedo creerlo.
—Yo tampoco, es tan... romántico.
—Es horrendo y humillante.
—Chicos —llamo a los dos—. Esto no me ayuda en nada. Les pedí un consejo, no su opinión.
La rubia y el moreno apartan los cuerpos de la ventana del segundo piso y me observan; uno con expresión derretida y la otra con facciones asqueadas.
—¿Qué quieres que te digamos, Ana? —inicia Jeff risueño—. Le dijiste que esperara hasta el recreo y lo está haciendo, es obvio lo que debes hacer ahora.
—Pero...
—Yo lo dejaría allí hasta la salida. Te trató de la patada, no te dio explicaciones, no te llamó en tres días enteros. No sé cómo tiene la osadía de aparecerse —refunfuña Judith, nunca dejando pasar la oportunidad de despotricar contra Sebastian, el aparentemente arrepentido chico que ha pasado dos horas en una banca de la acera frente a mi escuela.
Cuando finalizó la primera hora de clase y me asomé por primera vez a la ventana que da vistas al patio frontal del edificio, casi me fui de espaldas cuando lo encontré en el mismo sitio donde le había dejado. Sí, fui yo quien le dijo que esperara, pero no creí que lo realmente lo hiciera... ¿No pudo irse a su casa o a la universidad o algo?
—Solo un tipo de chico se aparecería así y esperaría dos horas bajo el sol por una chica. Te doy una pista: No son los que dejas ir por orgullo.
Mi boca cae abierta.
—No es orgullo, es...
—¡Dignidad! —me interrumpe Judi—. Diana se merece más que un tipo que dependa de su humor para mantener una relación estable. Todos los amigo de Will son la misma historia y sabía que él no sería la excepción. —Se cruza de brazos. Nuestro amigo en parte le da la razón con un movimiento de cabeza, aunque luego intenta aclarar su posición.
—Creo que el contexto abarca más que eso. ¿Sabías qué...
Oh no, no lo hará. De un salto estoy frente a él y le tapo la boca ganándome miradas de molestia de su parte, pero no me interesa. A Judith no le agrada Sebas y ni siquiera tiene buenas bases para hacerlo, lo último que necesito es que Jeff le diga que fue novio de su hermanastra Ivonne y ahora sí tenga toda razón para hacerlo.
Diablos, de nuevo lo estoy defendiendo.
—Perdón. —Sonrío culpable—. Casi se te mete una mosca en la boca. —Le acaricio la barbilla y los alrededores de la boca como si tuviera sucio en ellos, cuando no podría tener más limpia la cara. Él sospecha, yo lo observo lanzándole mensajes subliminales entre cada intervalo, que al final parece comprender porque no continúa su oración.
—¿Estás loca? El edificio es cerrado, no hay ninguna mosca —exclama Judi paseando los ojos por el pasillo y el techo. Ella tiene demasiado carácter para lo distraída que es.
