Capítulo 15.

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*Capítulo re-escrito y re-subido. Espero disfruten*

Canción: In your eyes - The Weeknd

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Canción: In your eyes - The Weeknd

—Buenos días, Diana.

Eric entra en la cocina con su pijama de suéter blanco y pantalón rayado. Su cuerpo a media máquina va directo a servirse una taza de café. Yo le sonrío con la boca llena y procedo a darle un sorbo a mi té de menta.

Tal como imagino, su sorpresa no se hace esperar. Aunque mi más natural instinto me empuja a ignorarlo o ser —para qué negarlo— grosera, hoy he decidido no comportarme de esa manera.

De hecho, gracias a las palabras de Jeff, mi meta es tratar de ser realmente distinta. No van a salir arco irises de mi boca ni voy tampoco a besarle el trasero a la gente, pero ya no seré una bruja... Al menos no todo el tiempo.

Tras él entra mi embarazada madre en la cocina también. Coti se despega de mi lado para a ir a saltar a las piernas de ella, quien se acuclilla y deja que la Schnauzer reparta pequeñas lamidas por todo su rostro.

—Mi preciosa cosita, dormiste bien, ¿verdad? ¿Verdad que sí? —le habla con voz aguda y sí, ridícula—. Diana —saluda y se acerca entonces para darme una caricia en la cabeza, algo que muchas veces se le escapa sin querer y que yo casi siempre esquivo.

Sin embargo, para sorpresa de ambas, esta vez la dejo hacerlo. Su confusión es instantánea. No he expresado queja ni me he echado para atrás, pero las ganas de explicar lo que estoy haciendo son nulas, así que solo le sonrío a medias —por más que me cueste— y ella me suelta.

Hacía una hora aproximadamente el medio destruido reloj que Helena puso en mi cuarto me levantó con una horrible y desafinada melodía. Durante un par de eternos segundos me vi tentada a no ir a mi primer día de mi último año, en serio.

Mi almohada me llamaba de vuelta y mi humor, aunque Jeff había logrado —por así decirlo— aligerarlo, todavía no subía de cierto punto y sabía perfectamente que era lo que me faltaba para estar bien. También sabía que aún me quedaba algo de orgullo para ir a conseguirlo... En caso de que eso todavía fuera posible.

Decidí que, si esto seguía así, ninguna comunicación ni señales de vida por parte de Sebastian, sí, iría a buscarlo. Primero, para pedirle una explicación y segundo, tal vez para terminarle. Solo para hacerlo oficial porque ¿qué te quiere decir alguien que no te llama ni te escribe ni te busca? Si no sabes la respuesta, te la daré de la manera más simple que se puede: No le importas.

Y si las cosas son así, sin temor, mandaría al demonio el mejor verano de mi vida, aunque eso probablemente me quemara por dentro. Sé lo que es el dolor y no planeo volver a exponerme a él, no al menos cuando todas las señales bailan como elefantes frente a mí.

El tema es que, para poder saber, debo esperar. Sin embargo, esperar en mi cama puede llevar mi mente a comerme viva, por lo que suena mucho mejor salir de ella y distraerme... Y para eso está la escuela.

Amor a Mentiras (ATL #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora